La cumbre climática COP26 que se celebra en Glasgow ha incluido la "biodiversidad" entre uno de los asuntos medioambientales más urgentes que deben abordar los gobiernos de todo el mundo. De hecho, la posición común expresada por la Comisión Europea ha apuntado al respecto que "la extinción de las especies se ha convertido en un asunto tan relevante que debe ser abordado de forma conjunta con el cambio climático".
La revista National Geographic afirmó el pasado año que el 99% de los organismos que han vivido alguna vez en la Tierra están ahora extintos. Además, un artículo publicado por Science señala que la tasa de extinción se ha acelerado y es ahora entre diez y mil veces más veloz que antes de la expansión del homo sapiens por el globo.
Pero, como explica el analista económico Joakin Book, un análisis somero de las bases de datos que recogen este tipo de información revela que el debate sobre la "extinción de las especies" debe ser mucho más precioso matizado. Según explica Book, la Lista Roja de Especies Amenazadas que elabora la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza ha identificado un total de 30.000 especies cuya existencia está bajo amenaza.
Sin embargo, cuando ampliamos el foco para estudiar todo el espectro de especies conocidas, podemos encontrar que la cifra total es muy superior. Según los estudios realizados por autores especializados en la construcción de censos de especies animales, el dato real ronda los 8,7 millones de especies, de las cuales un 86% han sido catalogadas de forma definitiva, mientras que el resto sigue bajo análisis e investigación.
Por tanto, tanto si tomamos en cuenta las especies que han sido evaluadas de forma integral (1,2 millones) como si nos centramos en la cifra total que también incluye las especies que están siendo investigadas (8,7 millones), el porcentaje que estaría en riesgo de extinción sería del 2,5% o del 0,3% de las especies, dependiendo del tipo de comparación establecida.
Hay, además, numerosas historias de especies que, lejos de sufrir un declive progresivo, experimentan la reversión de estas dinámicas, de modo que su censo va a más, no a menos. Book pone como ejemplo el Tigre de Bengala, que en 2014 tenía un 33% menos de reses identificadas en en 2018. Esto se debe a una mezcla de los problemas de medición, detección y conteo de animales como al hecho de que, bien de forma natural, bien a raíz de intervenciones y programas conservacionistas, estas tendencias pueden cambiar de signo.
Sobre los problemas de medición, detección y conteo de animales, es importante tener en cuenta que algunos expertos han llegado a detectar que una de cada tres especies supuestamente extintas no lo estaban realmente. Un ejemplo muy comentado fue el redescubrimiento en las ecuatorianas Islas Galápagos de una tortuga gigante que se creía extinta hace al menos cien años.
Por otro lado, aunque las proyecciones de la Lista Roja que rescata Brook alertan de que hay decenas de miles de especies bajo amenaza de extensión, lo cierto es que, en los últimos cinco siglos, solo se han podido verificar unas 530 extinciones, tal y como explica Andrew McAfee en su magnífico libro More from less. Por tanto, los cálculos que están manejando los gobiernos se antojan, a todas luces, inflados e inconsistentes, puesto que plantean decenas de miles de extinciones, situándose totalmente alejados de las cifras observadas hasta ahora en este ámbito de análisis.