Tras un desplome histórico de la producción económica en 2020, la economía española enfrentaba el curso 2021 entre el optimismo del gobierno y el pesimismo de los analistas. El Ejecutivo prometía que el crecimiento rozaría el 10%, pero el consenso daba por bueno que no llegaríamos siquiera al umbral del 6%.
Conforme ha avanzado el ejercicio, las previsiones se han vuelto aún más pesimistas. El Instituto de Estudios Económicos, que en 2020 fue el servicio de estudios que mejor predijo el alcance del descenso del PIB, alertó en verano de que el crecimiento se situaría alrededor del 5,5%, por debajo incluso del 6,1% que estimaba el panel de consenso de Funcas, que incorpora las estimaciones de una veintena de organismos de previsión y análisis económico.
El caso es que, conforme pasan los meses, se siguen materializando los peores escenarios posibles. De julio a septiembre, el PIB aumentó solamente un 2% en tasa trimestral, un 25% por debajo de lo estimado. Si estudiamos la evolución interanual, el repunte fue igualmente decepcionante y se quedó en un triste 2,7%.
El último tramo del ejercicio 2021 tampoco va por buen camino. La inflación está haciendo estragos y va camino de costarle 30.000 millones a las empresas y familias españolas, que de hecho vienen de reducir sus niveles de consumo un 0,3% durante los meses de verano, en los que cabía esperar de una temporada estival mucho más favorable de lo que finalmente reflejan los datos.
A la cola de Europa
Lo peor de todo es que, si comparamos la situación de nuestro país con otras economías de nuestro entorno, resulta cada vez más evidente que el desempeño de España es especialmente decepcionante. Nos hemos convertido, una vez más, en el "farolillo rojo" de la economía comunitaria.
Así, los datos del tercer trimestre muestran que Francia ya ha recuperado los niveles de PIB registrados en 2019, antes de la pandemia, mientras que en Alemania e Italia la brecha es de apenas 1,5 puntos. De hecho, el gobierno del país transalpino ha reconocido esta semana que su previsión de crecimiento para 2021 se quedará corta, puesto que la recuperación está cogiendo cada vez más fuerza.
En cambio, la actividad en España sigue un 6% por debajo del PIB previo a la pandemia, lo que significa que estamos produciendo alrededor de 60.000 millones de euros menos de lo que deberíamos.