La Comunidad de Madrid se consolida como el principal destino al que se trasladan las empresas españolas que cambian su sede social para irse de una región a otra. Se mantiene, pues, la tendencia observada desde hace años, que también se caracteriza por un número creciente de compañías que abandonan Cataluña y se instalan en otras comunidades.
Entre enero y septiembre, los datos del registro mercantil que ha recopilado la consultora Informe D&B muestran que 4.339 mercantiles pusieron en marcha operaciones de traslado, lo que supone un aumento del 50% en comparación con los datos del mismo periodo del pasado año 2020.
En el caso de la Comunidad de Madrid, su saldo neto es positivo en 495 traslados, de los cuales un 22% son empresas llegadas desde Cataluña, cuyo saldo fue negativo, con la salida neta de 275 sociedades. Se apuntala, pues, una tendencia claramente divergente: Madrid capta empresas mientras Cataluña las ahuyenta.
Es importante evaluar también el volumen de facturación de las sociedades que entran y salen de cada comunidad. Si hacemos este ejercicio, vemos que cuatro de los diez principales movimientos del periodo comprendido entre enero y septiembre tuvieron a Madrid como destino. En términos netos, el tejido productivo madrileño ha ganado 539 millones como resultado de estas operaciones.
El atractivo liberal de Madrid
Recientemente, Libre Mercado se refirió a la senda divergente que sigue la política económica de Madrid y Cataluña en materia de vivienda, recalcando la apuesta de la primera región por políticas de oferta frente al camino intervencionista que ha seguido el segundo territorio. Los resultados no se han hecho esperar: los precios bajan más en Madrid, que cada vez saca más vivienda al mercado, mientras que la oferta se desploma en Cataluña.
Lo que sucede en el inmobiliario es, quizá, el ejemplo más visible de la brecha existente entre las políticas económicas de una y otra comunidad. Mientras Cataluña se consolida como el infierno fiscal por excelencia, Madrid se reafirma como el territorio con mejor clima tributario. De hecho, el grado de libertad económica ya es marcadamente superior en Madrid que en Cataluña, de modo que no sorprende que cada vez más empresas "voten con los pies" y cambien una comunidad por otra.