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Suiza también teme un gran apagón

Suiza alerta de la posibilidad de apagones en invierno, relacionados con sus desacuerdos con la UE pero también con la demanda mundial.

Suiza alerta de la posibilidad de apagones en invierno, relacionados con sus desacuerdos con la UE pero también con la demanda mundial.
Temor en Suiza a un apagón | Alamy

En medio de la espiral de subida de la electricidad y del gas y a las puertas del invierno, Suiza ha lanzado un aviso a sus ciudadanos sobre la posibilidad de sufrir apagones. La noticia llega después de que trascendiera la campaña en Austria lanzada por su Ministerio de Defensa para estar preparados ante un hipotético gran apagón que daban por hecho que ocurriría en los próximos cinco años. En Suiza, los temores están relacionados con las dificultades del país para actualizar los acuerdos comerciales y energéticos con la UE y la dependencia suiza del mercado eléctrico europeo. Pero enfatizan el peligro que pueden suponer, en ese contexto, las tensiones energéticas y una alta demanda en los países vecinos.

La prensa local reveló hace unos días un documento del Gobierno en el que alertaba de posibles apagones. "Un mundo sin electricidad podría tener consecuencias mucho peores que la pandemia", avisaba el Neue Zürcher Zeitung haciéndose eco del informe, que avisaba de que un gran apagón o blackout se consideraba "la peor amenaza para Suiza" en la actualidad. Para 2025, la amenaza se percibía como crítica por los cambios previstos en la política energética europea que incluyen límites a las exportaciones, que podrían poner en jaque al mercado helvético.

En paralelo, el Gobierno habría enviado a unas 30.000 empresas instrucciones para reducir su consumo energético en caso de escasez dentro de un plan que también pediría ahorro a la población y que contempla el apagado de instalaciones como escaleras mecánicas o telesillas en estaciones de esquí.

Mientras, el país debate cómo reducir su dependencia energética en medio de los planes para sustituir poco a poco sus actuales fuentes de energía por energía renovable en un contexto de demanda creciente. Se ha planteado la construcción de 2.000 pequeñas centrales térmicas de gas: en el país ya funcionan 950 y ponen como ejemplo a Dinamarca, que obtendría el 36% de la electricidad que necesita de este tipo de centrales. Sin embargo, se trata de soluciones a largo plazo (el horizonte propuesto es 2050) que no evitaría años de "penuria energética" en caso de conflicto con la UE y grandes picos de demanda o caída de centrales en los países vecinos. Por el momento, el Gobierno no se plantea volver a la energía atómica pero ya hay expertos que reclaman una nueva central nuclear en el país.

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