La empresas más importantes del sector turístico español han mostrado este jueves un optimismo moderado, muy lejos de la euforia, eso sí, y con preocupación por la actitud del Gobierno e incluso agrias críticas a algunos aspectos de su gestión y a uno de sus rostros más mediáticos: la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz.
Esta dualidad entre las sensaciones positivas y el enfado es sin duda el resumen rápido del estado de ánimo del sector, tal y como lo han expresado en Madrid algunos de sus más destacados ejecutivos reunidos por el Grupo Preferente en el Foro Preferente, que en esta ocasión se ha celebrado en Madrid por el 30 aniversario de este grupo dedicado a la información en el ámbito del turismo.
El encuentro, bautizado como Cumbre del Turismo, ha contado con muchos de los responsables de las más importantes empresas turísticas españolas de distintos ámbitos —turoperadores, agencias de viaje, grupos hoteleros, aerolíneas…— y por tanto ha sido un repaso al más alto nivel de la situación del sector económico que más aporta a la economía española en términos de PIB y empleo.
Enfado con el Gobierno
Lo más llamativo, sobre todo teniendo en cuenta lo poco amiga que es la clase empresarial española de molestar al Ejecutivo, han sido sin duda las críticas a la gestión del Gobierno en materia turística e incluso a su actitud respecto al turismo. El primero en abrir fuego ha sido Joan Molas, presidente de la Mesa del Turismo, que ha recordado que "ilustres representantes del Gobierno se han permitido mostrar rechazo a un sector tan importante como este, que supone el 12,5% del PIB y 40.000 millones de saldo positivo a la balanza de pagos".
Además, Molas ha mostrado su preocupación, compartida por otros ponentes, por la opacidad con la que ese mismo Ejecutivo está gestionando los fondos europeos y, de hecho, ha asegurado que "se supone que ya han llegado 19.000 millones y aún no se sabe cómo se van a gestionar y quién los va a repartir ni cuando".
"Yolanda Díaz que se deje de eslóganes"
Sin embargo, las críticas más agrias han llegado —quizá porque ha sido el único momento en el que se ha preguntado a los ponentes directamente— en la mesa en la que hablaban los responsables de empresas hoteleras.
Ramón Aragonés, consejero delegado de NH Hotel Group ha sido muy directo al decir que el Gobierno ha gestionado la crisis del sector "muy mal, ni ha estado ni se le espera" y ha explicado que la desatención que han sufrido las empresas en España es un caso único, ya que su compañía está presente en toda Europa y en otros países "hemos recibido ayudas millonarias a fondo perdido".
Aragonés ha llegado a reclamar "que no me ayuden, pero que tampoco me molesten: que no me suban los impuestos, que no me cambien el mercado de trabajo…". En este momento se ha referido a la ministra de Trabajo y a su intención de acabar con la reforma laboral: "Yolanda Díaz que se deje de eslóganes y se ponga del lado de las empresas, ser ministra de Trabajo no es estar sólo del lado de los sindicatos, es también estar con las empresas" ha dicho logrando los más sonoros aplausos que se han escuchado en toda la jornada.
Por su parte Javier Águila, presidente para Europa de Apple Leisure Group, ha criticado que "no ha habido coordinación ni una estrategia clara" y que ha asegurado que en muchos momentos de la crisis "me ha faltado una respuesta". Además, según él esa falta de actuaciones ha provocado que "el turismo internacional" haya "llegado muy tarde", con lo que la temporada ha empezado "más tarde que en otros destinos".
Los responsables de las empresas hoteleras también han alertado de que se están enfrentando a un escenario en el que "los costes suben disparados" y que, ante la recuperación de las reservas "el reto no son los ingresos, son los costes". En este sentido, Encarna Piñero, consejera delegada de Grupo Piñero, ha advertido que si esto no se remedia "vamos a ser mucho menos competitivos".
Optimismo moderado
Sin embargo, el tono de muchas de las intervenciones ha sido optimista ante un mercado que la mayoría ve recuperarse más rápidamente de lo que era previsible, aunque "nadie sale más fuerte, todos salimos un poco o un mucho tocados", tal y como ha advertido Rafael García Garrido, director general de Nautalia Viajes, que aún así ha admitido que "las cosas en estos últimos meses, sobre todo en los tres últimos, están cambiando de forma radical".
"Estamos muy optimistas", ha admitido Jorge Schoenenberger, consejero delegado del Grupo Viajes El Corte Inglés, aunque también ha advertido de que quedan pendientes desafíos importantes: "El reto es que no toda la oferta está preparada, hay destinos que no están abiertos, pero cada hay más que lo están, así que estamos muy confiados".
Más prudente ha querido ser Javier Sánchez Prieto, presidente de Iberia: "Nosotros estamos viendo una recuperación a distintas velocidades. Hay países y segmentos que están recuperándose más rápido y otros que menos", ha dicho, apuntando que "algunos segmentos están mejor ya que en 2019".
No todo es "sostenibilidad"
Sánchez Prieto ha hecho una reflexiones muy interesantes alrededor de la "sostenibilidad" uno de los mantras que el sector turístico repite una y otra vez en los últimos años y sobre el que él ha recordado que, a pesar de la enorme propaganda que se hace a su alrededor, aún no está lo suficientemente "maduro" porque "la gente todavía no está dispuesta a pagar por lo sostenible". Una realidad que ha caído como una bomba entre varios ponentes que hasta ese momento se habían limitado a manejar encuestas sobre los deseos de sostenibilidad de los turistas que, obviamente, preguntados por sus preferencias no van a declararse partidarios de un hotel contaminante, por poner un ejemplo.
Además, el presidente de Iberia también ha recordado que mientras las empresas tienden en muchos casos a ser más sostenibles por sí mismas – "las aerolíneas estamos comprando aviones que consumen mucho menos combustible"—pero que las prohibiciones y los impuestos lo que hacen es "desincentivar las inversiones".
Y es que como bien ha explicado "la manera única manera en que vamos a reducir emisiones es invirtiendo", mientras que crear tasas turísticas o "poner un impuesto a viajar lo único que consigue es subir el precio y que las empresas tengan menos capacidad de invertir". Por esta razón ha reclamado "un debate más sosegado y con más datos".
Finalmente, ha recordado con un ejemplo excelente que las prohibiciones pueden tener efectos letales en el desarrollo de nuevas tecnologías menos contaminantes: "Si algún día hay un avión de hidrógeno, el primero será uno pequeño para distancias cortas, pero si están prohibidos los vuelos en distancias cortas ya me dirán quién va a invertir en su desarrollo".