La política económica de este Gobierno consiste en sustraer la mayor cantidad de dinero posible del bolsillo de los ciudadanos. Buen ejemplo de ello lo constituyen la determinación y las prisas del Ejecutivo por aplicar peajes en todas las autovías del país, tal y como expuso a principios de esta semana la secretaria de Estado de Infraestructuras, Isabel Pardo de Vera.
Apelando a la necesidad de buscar una solución al "creciente déficit" en materia de conservación de carreteras, de unos 8.000 millones de euros, la representante del Gobierno defendió un modelo de internalización de los costes externos del transporte bajo los principios de cobro al usuario y quien contamina, paga.
En principio, nada habría que objetar a que dichos principios se aplicaran a la hora de gestionar muchos otros servicios cuyos costes no satisfacen los usuarios de los mismos sino el conjunto de los contribuyentes. Lo que no dice el Gobierno es que los usuarios de las carreteras ya pagan la friolera de 30.888 millones anuales en tributos relacionados con el transporte, como el impuesto de matriculación, el de circulación, el IVA de los carburantes, el IVA de la compra de vehículos nuevos, el especial de hidrocarburos y los vinculados a la transmisión de coches de segunda mano.
Con esos más de 30.888 millones anuales no sólo se podría acabar de un plumazo con los 8.000 millones antecitados, sino cubrir de sobra los 1.300 millones que anualmente se han de destinar a dicha conservación.
Cosa distinta es que el Gobierno social-comunista no destine ese dinero a la conservación de carreteras y la lucha contra la contaminación sino a otros menesteres y prefiera aplicar unos peajes que, en realidad, encubren una doble imposición que nada tiene que ver ni con la justicia ni con la seguridad vial ni con la eficiencia económica.
Nada habría que objetar a que el Gobierno erradicara todos esos impuestos al transporte sustituyéndolos por peajes al uso. Mientras no sea así, a otro perro con ese hueso que sólo trata de ocultar la ilimitada voracidad fiscal social-comunista.