La campaña de acoso y derribo del gobierno nacional de PSOE y Podemos contra el ejecutivo autonómico de la Comunidad de Madrid sigue su curso. Esta semana hemos conocido que los Presupuestos Generales del Estado para 2022 consignan dos veces más inversiones para Cataluña que para Madrid y, de hecho, reducen un 8% los desembolsos programados en la región que gobierna Isabel Díaz Ayuso.
En paralelo, desde el gobierno de Pedro Sánchez insisten en la necesidad de trasladar organismos públicos desde Madrid a otras regiones. La propuesta de "descapitalizar" Madrid ha sido defendida abiertamente por la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, quien asegura que esta estrategia es algo "deseado por la gran mayoría de los españoles".
Además, la propia Montero ha puesto en marcha un grupo de trabajo con el que pretende impulsar una reforma fiscal orientada a revisar la fiscalidad madrileña, bajo el argumento de que el "efecto capitalidad" permite que dicho territorio baje los impuestos por encima de lo que haría en caso de tener otras circunstancias.
Todos estos ataques descansan, pues, en la idea de que Madrid es una comunidad próspera gracias al Estado y no al mercado. Pero, en realidad, basta con revisar los datos para comprobar que esto no es más que un mito que no se sostiene. A continuación se exponen cuatro argumentos que desmontan por completo la tesis de Sánchez sobre Madrid:
- En primer lugar, las estadísticas ofrecidas por la OCDE muestran que Madrid es una de las capitales de Occidente con menos ventaja relativa, en términos de renta y población. Por tanto, tanto sus datos en términos de PIB per cápita como las cifras referidas al número de habitantes reflejan un diferencial muy modesto en relación con la gran mayoría de países ricos, donde las capitales tienen una ventaja mucho mayor.
- En segundo lugar, es importante recalcar que Madrid ha sido la capital de España desde la década de 1560, pero solo ha conseguido convertirse en la región con más PIB per cápita y mayor volumen de PIB en los últimos años. El sorpasso es, por tanto, algo reciente, puesto que, en términos históricos, han sido otras regiones las que han ocupado el liderazgo en este tipo de indicadores (País Vasco en términos de PIB per cápita, Cataluña en PIB total, etc.).
- En tercer lugar, hay que recordar que el gasto de la administración regional madrileña es el más bajo de todo el mapa autonómico (apenas un 9,5% del PIB, frente a la media del 17,5% de otras comunidades) y que, en términos de VAB, el peso del sector público en Madrid no va a más, sino a menos (ha caído del 19,2% al 15% desde 1975 hasta hoy) y, además, es claramente menor que en toda España (donde este indicador pasó del 13,9% al 17,9% durante el mismo periodo).
- En cuarto lugar, si nos fijamos en el número de empleados públicos de la región, vemos que, desde 1975 hasta hoy, su cuota sobre el total de asalariados se ha reducido del 21,6% al 16,7%. Por tanto, la comunidad está un 8% por debajo del promedio nacional, de acuerdo con datos de Fedea. Si tomamos como referencia los datos de la última EPA disponible (2T 2021), vemos que los asalariados del sector público son el 17,6% del total de trabajadores de la región, por debajo del 20,8% observado a nivel nacional. De hecho, aunque Cataluña y Comunidad Valenciana han sido especialmente insistentes en sus quejas por el "efecto capitalidad", sus ratios son del 17% y del 19,3%, respectivamente, de modo que tal discurso no tiene fundamento.