El Gobierno no escatima en gastos con el dinero del contribuyente. Esta misma semana, el maestro del despilfarro, Pedro Sánchez, se ha sacado de la manga dos nuevas subvenciones con el único objetivo de comprar el voto de uno de los colectivos con el futuro más incierto del país: el juvenil.
El bono cultural de 400 euros es quizá la más escandalosa. Se trata de un cheque que el Gobierno social-comunista piensa entregar a todos los que cumplan los 18 años para que se lo gasten en comprarse libros, música o en asistir a eventos que el Gobierno social-comunista considere artísticos o culturales. La falta de respeto de este hatajo de caciques posmodernos hacia sus pretendidos siervos es así de escandalosa.
Al más puro estilo peronista, los social-comunistas pretenden crear una nueva red clientelar de ciudadanos dependientes del Estado, y por tanto con cada vez menos oportunidades de prosperar de forma autónoma. Esto es lo que entienden por justicia social.
La cacicada del bono cultural sumará 210 millones de euros a los Presupuestos más onerosos de la historia, con un techo de gasto récord de 196.142 millones de euros, que tendrán que sostener los asfixiados empresarios y ahorradores del país.
Pero en este engendro contable que son los PGE de 2022 –con unas previsiones de recaudación o reducción de déficit imposibles de creer– hay más. Junto a la aberrante Ley de Vivienda, que pretende avanzar todo lo posible en la expropiación del derecho a alquilar, Sánchez ha incluido un bono joven de 250 euros al mes para el alquiler. Al Gobierno no le importa que la evidencia haya demostrado en numerosas ocasiones que subvencionar el alquiler provoca que sean los propietarios los que absorban hasta el 80% del subsidio en forma de subidas de precios. Le trae sin cuidado que este instrumento asistencialista sea una herramienta inútil. Lo importante es despilfarrar otros 200 millones de euros.
El problema de los jóvenes españoles no es la edad a la que se marchan de casa de sus progenitores, sino el paro, que es el más alto de Europa y lo que les impide emanciparse a la misma edad de sus pares europeos. Con una tasa de empleo juvenil que ronda el 40%, y a pesar de las migajas de los 250 euros de Sánchez, difícilmente alguno de estos chicos sin empleo podrá permitirse pagar alquiler alguno.
Precisamente, lo que necesitan los jóvenes es que PSOE y Podemos pongan fin a las rígidas legislaciones laborales y educativas que ellos mismos promueven. También, que se olviden de aplicar medidas tan perniciosas como las incesantes subidas del SMI, que convierte a los empleados con menos experiencia en cargas imposibles de asumir para las empresas. Tampoco hay que olvidar la hipoteca que el Gobierno está dejando a las nuevas generaciones en forma de una deuda pública, que ya ha alcanzado el récord del 122,8%, ni la herencia envenenada de un sistema de pensiones cuasi quebrado al que no piensan poner remedio.
Mientras PSOE y Podemos dan limosna a la juventud, cavan la tumba de su progreso. No tienen perdón ni remedio.