La comunidad inversora respiró aliviada tras las elecciones celebradas el pasado domingo en Alemania. Aunque la izquierda avanzó posiciones, la suma de los socialdemócratas (SPD), los ecologistas (Los Verdes) y los comunistas (La Izquierda) se quedó a cinco escaños de una mayoría, sobre todo porque la más radical de estas tres formaciones perdió casi la mitad de sus apoyos.
Pero, una vez conocidos los resultados de las elecciones, la atención se empezó a desplazar al referéndum celebrado en Berlín, donde un 56,4% de los votantes se mostró a favor de la expropiación de aquellas empresas inmobiliarias que posean más de 3.000 apartamentos en la capital alemana. Dos de los tres partidos gobernantes en Berlín, Los Verdes y La Izquierda, se han mostrado partidarios de tomar esta medida, pero el SPD no parece estar por la labor de contribuir a que se apruebe algo así en el Senado berlinés.
Desde hace años, la izquierda radical ha lanzado una campaña radical contra la supuesta "locura" que estaría caracterizando al mercado del alquiler en Berlín. Sin embargo, cuando revisamos las cifras oficiales, encontramos que el arriendo medio asciende a 6,79 euros por metro cuadrado, claramente por debajo de los niveles observados en otras capitales europeas.
Pese a todo, el tripartito de izquierdas que gobierna en Berlín aprobó el año pasado una nueva ley pensada para controlar los precios en el mercado del alquiler. La norma prohibió que los propietarios aumenten los alquileres durante los cinco próximos años, pero además los obligó a reducir masivamente los alquileres que habían acordado con los inquilinos existentes, en algunos casos hasta en un 50%. Sin embargo, unos pocos meses después, el Tribunal Supremo declaró inconstitucional esta intervención del mercado, dejando la ley sin efecto.
Ahora, con el referéndum de expropiación, los anticapitalistas están tratando de lograr el mismo objetivo, solo que de una manera aún más radical, procediendo a nacionalizar las grandes empresas del mercado de alquiler de viviendas. Esto es aún más absurdo, porque de hecho ya se intentó algo parecido durante décadas en el Berlín de la RDA comunista, con resultados desastrosos.
Los principios básicos de la política de vivienda de la RDA son idénticos a los pilares de la nueva estrategia de la izquierda berlinesa. ¿Qué resultados tuvo aquel tipo de política? La evidencia es demoledora:
- En 1989, el 65% de los apartamentos ubicados en Berlín y el resto de la RDA solo contaban con estufas de carbón.
- Un 24% de estas residencias carecía de baño propio. El 18% no tenía baño, ni siquiera en régimen comunitario.
- El 40% de los edificios de apartamentos de la RDA fueron clasificados como "gravemente dañados" tras la reunificación. De hecho, el 11% recibieron la catalogación de "completamente inhabitables".
- En más de 200 cascos antiguos de la RDA se observaron situaciones de degradación generalizada, con graves daños en el parque de vivienda.
En la Alemania del Este, los ciudadanos tenían que aguardar durante años hasta verse beneficiados por la asignación de un apartamento "Plattenbau", muchos de los cuales eran prefabricados. Tras la reunificación alemana, en ciudades como Berlín, Dresde o Leipzig se constató tal nivel de degradación en los inmuebles que fue necesario invertir miles de millones de euros del dinero de los contribuyentes en un programa de renovación y rehabilitación. De hecho, fue preciso impulsar un volumen considerable de nuevas construcciones para acabar con la escasez de vivienda en Alemania Oriental. En la década de 1990 se levantó un total de 838.638 nuevos apartamentos en los antiguos territorios de la Alemania comunista. El coste total ascendió a 84.000 millones de euros.
Volviendo al referéndum celebrado el domingo, lo cierto es que las empresas inmobiliarias que se verían afectadas por la aprobación de una expropiación masiva confían en que la propuesta sometida a consulta nunca llegará a convertirse en ley y, en caso de que el SPD acabe cediendo, cuentan con que la Justicia tumbará la norma.
Pero, independientemente de si finalmente se procede a la expropiación de las mayores empresas inmobiliarias de la ciudad, hay una cosa que va a seguir ocurriendo en Berlín: la expropiación indirecta. En la práctica, todas las características esenciales de los derechos de propiedad privada se están erosionando a pasos agigantados, hasta tal punto que todo lo que queda es un título legal cada vez más vacío de derechos y, por tanto, de contenido. En otras capitales europeas, como Barcelona, ocurre algo parecido.
Este es el peligro real. Incluso si el gobierno no puede llegar a la expropiación formal, y los propietarios siguen apareciendo en el registro como dueños de sus inmuebles, las regulaciones que se están aprobando les convierten en subordinados del gobierno que deben ceder sus propiedades solo dentro del marco de lo que permiten los políticos.
Rainer Zitelmann es el autor de El capitalismo no es el problema, es la solución (Unión Editorial, 2021). Considerado uno de los liberales más influyentes de Alemania, es doctor en Sociología e Historia, empresario de éxito y columnista habitual en medios como City AM, Frankfurter Allgemeine Zeitung, Le Point o Forbes. Este artículo fue publicado originalmente en inglés por City AM (edición de papel).