El organismo público Patrimonio Nacional ha sacado a concurso la gestión de las instalaciones deportivas de la llamada Playa de Madrid. Manejar el complejo supondrá un pago de al menos 4,6 millones de euros al Estado, a cambio de un calendario de explotación que podrá extenderse hasta llegar a los 25 años.
El recinto, que incluye piscinas, pistas de tenis, restaurantes y otros espacios, estuvo históricamente en manos del Grupo Cantoblanco, propiedad del empresario Arturo Fernández, que presidió durante años la patronal madrileña. Sin embargo, tras el estallido de la gran recesión, la compañía gestora sufrió una difícil situación financiera que, en última instancia, dejó paralizada la gestión del espacio ubicado a la entrada del Pardo, con una deuda acumulada que ronda el millón de euros.
De acuerdo con las condiciones que ha fijado Patrimonio Nacional, el nuevo empresario deberá financiar la rehabilitación, adecuación y renovación de la Playa de Madrid con una inversión de no menos de 3 millones de euros. Se trata de poner a punto diez pistas de tenis y siete piscinas, además de cuatro pistas de pádel y una de patinaje, un gimnasio, cuatro canchas de frontón, terrazas y otras prestaciones.
El conjunto fue construido en 1932, con el objetivo de convertirse en un proyecto de ocio pensado para las clases populares. Pese al interés que generó inicialmente, el recinto fue a menos. Sin embargo, en los años 50, volvió a experimentar un cierto auge. En 2014, cuando los problemas de la empresa gestora obligaron a echar el cierre, la Playa de Madrid tenía unos 3.000 socios.
Manuel Muñoz Monasterio, el mismo arquitecto que desarrolló la Plaza de Toros de Las Ventas o el Estadio Santiago Bernabéu, fue el responsable de la Playa de Madrid. El nombre del complejo se debe a una playa fluvial que fue desarrollada artificialmente aprovechando el caudal del Manzanares. Fue el pasado año, 2019, cuando se desmontó dicho espacio del complejo, por decisión de la Confederación Hidrográfica del Tajo.
El concurso de adjudicación de la Playa de Madrid agota sus plazos el próximo día 30 de septiembre. Está por ver si las condiciones fijadas por Patrimonio Nacional atraerán el interés de empresas especializadas en actividades de ocio y deporte o si, ante la degradación del espacio y las inversiones exigidas, los plazos ofrecidos serán insuficientes para suscitar el interés del sector privado.