Alberto Mingardi (Milán, 1981) es uno de los liberales más importantes de Italia. Secretario de la Mont Pelerin Society para 2020-2022, dirige desde hace años el Instituto Bruno Leoni, del cual es co-fundador. Dicha institución, radicada en Milán pero con actividad en varias ciudades transalpinas, viene de otorgar su premio anual a la presidenta autonómica madrileña, Isabel Díaz Ayuso, en reconocimiento por la estrategia liberal que implementó durante la pandemia del coronavirus.
"Cansado, pero feliz". Así dice estar Mingardi tras una velada que ha tenido una gran repercusión en Italia, hasta el punto de que Ayuso ha sido portada de Il Corriere della Sera. Pero el paso de la lideresa por suelo milanés también ha generado mucha atención en nuestro país, probablemente porque estamos ante la confirmación definitiva de que, pese a la propaganda de la izquierda política y mediática, la figura de Ayuso se ha convertido en un referente del liberalismo a nivel internacional.
Recordando todo lo vivido desde que el coronavirus llegó a nuestras vidas, Mingardi recuerda las conversaciones que mantuvimos al comienzo de la pandemia. "El estallido de la pandemia en Italia se produce muy cerca de Milán. En seguida empezó a generarse mucho miedo, porque esta es una zona que depende mucho de las relaciones sociales y comerciales para su prosperidad y todo eso se veía súbitamente restringido para combatir una enfermedad que nadie entendía muy bien", apunta.
Mingardi apunta que, "desde un primer momento, lo que estaba pasando me asustó mucho, pero sobre todo porque nuestro conocimiento del nuevo coronavirus era muy limitado. Hay que reconocer que no es lo mismo estar al mando de un país y enfrentar una situación más o menos normal, por difícil que sea, que lidiar con una situación así, en la que todos estábamos en la sombra, con la consecuente incertidumbre".
De modo que, "como no estaba claro el alcance real de lo que estaba ocurriendo, creo que los errores que se cometieron al comienzo son relativamente asumibles. De hecho fueron más o menos los mismos en todo el mundo, por ejemplo lo vemos en los muchos países donde se observó una deficiente estrategia de aislamiento de los grupos de mayor riesgo, principalmente los ancianos. Pero lo que me parece verdaderamente preocupante es que no hubo progreso ni mejora en las medidas de control, en casi todos los países se siguió apostando por lo mismo. Por eso la apuesta madrileña ha sido muy llamativa".
Volviendo la vista atrás, Mingardi recalca que "el consenso era casi generalizado, todos los políticos estaban por los encierros y los confinamientos. De hecho, en España e Italia estas restricciones fueron muy duras, por ejemplo limitando los desplazamientos entre distintas localidades o provincias. La motivación fundamental detrás de todo esto era el miedo, la fuente de este tipo de reacción era la ignorancia y la excusa esgrimida por quienes insistieron en seguir encerrando a la población no fue más que una mala interpretación del principio de precaución".
Madrid, ejemplo
En cambio, el director del Instituto Bruno Leoni cree que "en Madrid no se tiró a la basura el verano de 2020, sino que se pensó en serio sobre la necesidad de encontrar una fórmula alternativa. Me parece que, para hacer cosas diferentes, es importante que exista detrás un objetivo político. En Madrid, la meta era recuperar la libertad perdida, vivir a pesar de la pandemia. La reapertura se fundaba sobre la comprensión de que una buena economía es esencial para preservar la salud de una población".
"La pandemia no va a desaparecer, de modo que hay que adaptarse. Por eso los cribados por barrios, los test antígenos desplegados de forma masiva, la eliminación de restricciones arbitrarias… y todo con un objetivo de apertura y libertad. Esto me parece, más que un modelo, un ejemplo. En cambio, hay quienes siguen planteando el confinamiento como una opción", apunta.
"Como es lógico, los italianos no tenemos un conocimiento avanzado de la realidad política española. Eso es así. Pero, partiendo de esa base, lo cierto es que en el último año se han sucedido las noticias sobre Madrid y sobre el liderazgo de Isabel Díaz Ayuso. Los datos de crecimiento económico que está teniendo Madrid son muy importantes y para una región como Lombardía no puede pasar desapercibido que el territorio español con más libertad de mercado está avanzando a un ritmo tan destacado". "Creo que Madrid cada vez despierta más interés a nivel internacional", explica mientras insiste en el "ejemplo" que ha dado la estrategia aperturista de Ayuso.
¿Y qué hay de Italia? Cuando le comento el interés que genera en nuestro país el "Experimento Draghi", Mingardi no duda en mostrarse cauteloso y, sobre todo, preocupado ante las perspectivas futuras de su país: "el problema de Mario Draghi es que, en el fondo, él solo no puede cambiar todo. Tiene 74 años y ha dedicado toda su vida a otras cosas. Su gobierno es, sin duda, mejor que los que hubo antes y mejor que los que vendrán después. Precisamente por esto, tenemos que pensar en la Italia del futuro, porque esto que estamos haciendo ahora mismo es solo un tiempo de descanso, una solución tecnocrática y temporal, que puede ser quizá un ejemplo de madurez en el corto plazo, pero que no resuelve los problemas de fondo. Hay corrientes populistas cada vez más radicalizadas, mensajes cada vez más polarizantes… y todo eso está debajo de la superficie".