La OCDE lleva años coordinando a decenas de gobiernos para conseguir la aprobación de un "impuesto global" que afectaría a las empresas con actividad multinacional. La idea es fijar un "suelo" del 15% en el Impuesto de Sociedades que abonan las mercantiles con un determinado nivel de ventas en distintos países.
La propuesta choca frontalmente con los niveles de imposición efectiva que soportan muchas empresas una vez se toman en cuenta deducciones, tratados contra la doble imposición y otras provisiones. Pero, además, en el caso de Irlanda, fijar un 15% como tipo de referencia constituye un problema adicional, puesto que el gravamen que aplica el Tigre Celta en el Impuesto de Sociedades es del 12,5%.
En Dublín son conscientes de que hay mucho en juego. Grandes firmas como Apple, Facebook o Pfizer trasladaron su actividad europea al país irlandés conforme se asentó un paradigma de fiscalidad amable con las empresas y los inversores, pero las cosas pueden cambiar a peor si la OCDE se sale con la suya.
En términos recaudatorios, por ejemplo, Irlanda teme que la recaudación obtenida vía Sociedades se reduzca casi 3.000 millones de euros a corto plazo tras la entrada en vigor del "suelo" propuesto por la organización con sede en París. A esto habría que sumarle el impacto en términos de inversión y empleo perdido.
Precisamente por eso, Irlanda está introduciendo nuevas mejoras fiscales en la llamada "Caja de Desarrollo de Conocimiento", un régimen especial incluido en su Impuesto de Sociedades que permite un descuento de hasta un 50% en el tipo aplicado sobre aquellos ingresos empresariales que han sido generados a través de patentes y/o propiedad intelectual desarrollada y registrada en la isla.
En la práctica, este mecanismo permite que el tipo abonado por las empresas se reduzca a apenas un 6,25% para todos aquellos ingresos que se obtienen como resultado de las actividades de I+D que se completan en Irlanda. Así las cosas, la entrada en vigor de un "suelo" del 15% podría elevar este gravamen al 7,5%, pero seguiríamos hablando de un tipo reducido lo suficientemente atractivo como para retener a muchas de las multinacionales que ahora están pensando en hacer las maletas.
La clave, claro está, radica en apuntalar y mejorar el alcance de la "Caja de Desarrollo de Conocimiento", que es precisamente lo que está haciendo el actual gobierno irlandés mientras se resiste a dar su brazo a torcer ante las presiones de la OCDE.