Esta semana la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Economía, Nadia Calviño, aseguraba que la recuperación económica que vive España es tan fuerte y vigorosa que ya se plantea recuperar la senda alcista del Salario Mínimo Interprofesional. Justificaba su optimismo señalando que "todos los indicadores" reflejan esa fuerte recuperación.
Precisamente, durante esta semana el Gobierno se ha dedicado a celebrar los datos, que todavía no se han publicado, de empleo y producto interior bruto. Según Calviño, cuando se conozcan, situarán a la economía española en el momento previo a la pandemia, culminándose, según su criterio, la ansiada recuperación.
Sin embargo "todos los indicadores", como decía Calviño, están muy lejos de situarse en el momento prepandemia.
Un 86% menos de turistas extranjeros
Por comenzar con el más evidente, uno de los motores de nuestra economía, el turismo, sigue lejos de situarse en las cifras que alcanzó en 2019. Entre enero y junio de 2019 visitaron nuestro país 38 millones de turistas extranjeros. Ya el año pasado, con el impacto de la pandemia en marzo, esa cifra se redujo hasta poco más de 10 millones. Este año, en el que ya se habría completado la recuperación según la ministra, el número de turistas extranjeros llegados a España entre enero y junio es de 5,4 millones. Es decir, que nos falta un 86% de turistas para alcanzar el momento prepandemia, o dicho de otro modo, estamos a 32 millones de turistas de haber alcanzado la recuperación en uno de los sectores clave de nuestra economía. Hay que recordar que el peso del turismo en nuestra economía en el momento previo a la pandemia era de más del 12%. En enero de 2021 había caído al 4%.
A 63.000 empresas del momento prepandemia
Otro de los indicadores que parece no haber querido mirar la señora Calviño es el del número de empresas que ha desaparecido desde el estallido de la pandemia y su gestión por parte del Ejecutivo, obligando al cierre la economía sin ofrecer alternativas viables para muchos negocios.
En febrero de 2020 había en España 1.481.364 empresas, mientras que en julio de este año ese número se ha reducido hasta 1.418.215 compañías. Esto refleja que todavía faltan 63.149 empresas para recuperar "la situación prepandemia", como decía la ministra de Economía.
Además, esta cifra refleja una crudeza aún mayor si tenemos en cuenta que la moratoria concursal ha generado un enorme volumen de empresas quebradas pero que todavía no han presentado el concurso de acreedores. De esas 63.149 empresas el 99,2% son empresas de menos de 50 trabajadores.
Deuda pública desbocada
En febrero de 2019 la deuda pública española, ya muy abultada, se situaba en el 98,37% del PIB sumando 1,18 billones de euros, según los datos oficiales ofrecidos por el Banco de España. Ahora, 18 meses después, la deuda pública alcanza los 1,42 billones de euros y el 122% sobre el PIB. Es decir, que nos hemos endeudado a un ritmo de 444 millones de euros diarios.
Evidentemente, estos datos no sólo alejan a España del momento prepandemia, o al Gobierno de sus propios objetivos de endeudamiento, sino que condenan a nuestro país con un importante lastre al crecimiento económico y a las nuevas generaciones con obligaciones que tendrán que satisfacer vía impuestos.
Campeones europeos en déficit
Y este fuerte incremento de deuda pública se produce por un intenso desequilibrio de las cuentas públicas. El Gobierno gasta mucho más de lo que ingresa y eleva el déficit público al 11% del PIB.
En primer lugar, el intenso incremento de gasto de Sánchez hace que España sea el país de la UE con mayor déficit en 2020, un 11% del PIB. Pero, siendo esto dramático, lo peor es que de esa subida enrome de gasto público y de desequilibrio de las cuentas, la parte mayoritaria se ha convertido en déficit estructural, mientras que nuestros competidores europeos que han tenido que incrementar sus desequilibrios lo han hecho de manera coyuntural, para apoyar a la economía en el momento de dificultades. El problema con la gestión de Sánchez y Calviño es que Sánchez ha generado gasto permanente. Hemos pasado de un déficit estructural del 3,7% al 5,2%, de nuevo, el déficit estructural más alto de la UE.
Crece el miedo a la inflación
Otro de los indicadores que parece haber olvidado Calviño en su discurso es el de la inflación. Antes del estallido de la pandemia, en febrero de 2020, la tasa interanual de crecimiento de precios se situaba en el 0,7%. Ahora, la inflación se ha multiplicado por cuatro hasta un crecimiento interanual del 2,9%.
Si bien la media histórica de la inflación en occidente ha estado en el 2%, las políticas expansivas de los bancos centrales en EEUU y Europa durante la última década hace temer a los analistas e inversores que estalle un proceso inflacionario que ponga en riesgo la riqueza de ciudadanos y empresas.
Las subidas de precios del mercado de componentes, de las materias primas energéticas como el gas, en consecuencia, el recibo de la luz, los carburantes o la vivienda, amén de la cesta de la compra, va restando ya hoy poder adquisitivo a los españoles.
Prudencia
Con este panorama, por mucho que el Ejecutivo repita una y otra vez que los datos de PIB, empleo y exportaciones nos sitúan en un momento prepandemia, el resto de indicadores de actividad y salud de las cuentas públicas no reflejan la realidad que nos anuncia Calviño. En un panorama incierto con tensiones geopolíticas de primer orden en Perú y Afganistán, con una inflación creciente y una pandemia lejos todavía de estar controlada, sería más prudente no lanzar las campanas al vuelo y practicar políticas de contención del gasto y eficacia en la gestión para evitar males mayores.