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Los cinco estudios que demuestran que el capitalismo es bueno para el medio ambiente

Un repaso a la evidencia sirve para desmontar otro viejo mito anticapitalista que no se sostiene en base a la realidad.

Un repaso a la evidencia sirve para desmontar otro viejo mito anticapitalista que no se sostiene en base a la realidad.
A más capitalismo, mejor preservación medioambiental | Yeresia

La mayoría de la gente cree que el capitalismo es el culpable del cambio climático o la degradación ambiental. Sin embargo, numerosos estudios científicos han llegado a una conclusión que resultará sorprendente a quienes sostengan dicha tesis, puesto que la evidencia demuestra que, en realidad, el capitalismo no solo no es malo, sino que es bueno para la preservación de la naturaleza.

Cada año, la Heritage Foundation clasifica a los países de todo el mundo en función de la libertad económica, en lo que constituye una especie de índice de capitalismo. Dicho análisis ha demostrado que los países más económicamente "libres" del mundo también logran los resultados más altos en el índice de calidad medioambiental (EPI) que elabora la Universidad de Yale, con un promedio de 76,1 puntos sobre 100, mientras que los países con economías "en su mayoría libres" consiguen un resultado también positivo, de 70,2 puntos. Por comparación, estos dos grupos de países tienen una ventaja significativa sobre aquellos clasificados como economías "moderadamente libres", los cuales recibieron calificaciones mucho más bajas (59,6 puntos de media) en lo referido a su desempeño ambiental. De hecho, las economías calificadas por la Heritage Foundation como "esencialmente no libres" o "cerradas" recibieron, con diferencia, las peores puntuaciones del Índice de Desempeño Ambiental (46,7 y 50,3 puntos, respectivamente).

Los investigadores de la Universidad de Yale descubrieron que no solo existe una correlación entre el índice de Heritage Foundation y el informe EPI, sino también entre su estudio y el referido a la facilidad para hacer negocios que publica cada año el Banco Mundial (el llamado "Doing Business Index"). Este estudio está ampliamente reconocido como el indicador más completo y confiable del mundo acerca de la facilidad para hacer negocios y ofrece calificaciones más altas cuando el entorno económico está marcado por regulaciones simples y medidas satisfactorias de protección de los derechos de propiedad privada. Pues bien, según los investigadores de la Universidad de Yale, la correlación entre el índice de facilidad para hacer negocios, que en gran medida mide el grado de "liberalismo económico" (es decir, cuán capitalista es una economía) y el informe de calidad medioambiental EPI es 0,72 puntos sobre 1.

En 2016, dicho grupo investigadores publicó un estudio en la revista Sustainability que incluye una evaluación similar, esta vez referida a la correlación entre el EPI y el "Índice de Mercados Abiertos" ("Open Market Index") que elabora la Cámara de Comercio Internacional (ICC). Dicho trabajo mide la apertura de un país al libre comercio y, por lo tanto, es otro indicador importante de la libertad económica, especialmente vinculado a la globalización. De nuevo, los investigadores encontraron un alto grado de superposición entre el índice OMI y el EPI: 19 de los 27 países con la puntuación más alta del OMI aparecen también entre los 27 más destacados del EPI. La encuesta abarca un total de 75 países, incluidos todos los miembros del G-20 y de la UE. Juntos, todos los países evaluados representan más del 90% del comercio y la inversión a nivel mundial. Y, tras considerar todo esto, los investigadores concluyeron que "es evidente que existe una fuerte conexión entre las puntuaciones OMI y EPI, lo que respalda la hipótesis de que los países con una economía abierta obtienen un resultado más favorable en el desempeño ambiental. En general, la evidencia disponible muestra que el nivel de apertura de una economía está asociado con la protección ambiental de un país, siendo mejor este desempeño cuando más libre es el mercado".

Otro estudio de referencia titulado "¿Es el libre comercio bueno para el medio ambiente?", de Antweiler, Copeland y Taylor, utiliza modelos matemáticos muy sofisticados para explorar la correlación entre el libre comercio y la contaminación ambiental. Los resultados son claros: "nuestras estimaciones indican que, si la apertura a los mercados internacionales aumenta la producción en un 1%, entonces los clústeres de contaminación disminuyen aproximadamente en otro 1% equivalente. Al poner este cálculo en relación con investigaciones anteriores, se llega a una conclusión algo sorprendente: más libre comercio significa mejor cuidado del medio ambiente".

Por supuesto, se puede argumentar que el capitalismo conduce a un crecimiento económico más fuerte, que a su vez nos lleva a un aumento en el consumo de recursos. Sin embargo, los análisis muestran que, aunque una etapa temprana del crecimiento económico de un país, se observa un mayor nivel de degradación ambiental, hay un punto crítico de crecimiento económico que, una vez ha sido rebasado, da pie a una disminución gradual en los indicadores de degradación ambiental.

Además, hay dos observaciones del mundo real que también refutan el argumento de que un crecimiento económico más fuerte conduce automáticamente a una mayor contaminación ambiental:

  1. En los países no capitalistas, la degradación ambiental ha sido un problema mucho más serio que en los países capitalistas.
  2. La correlación entre el crecimiento económico y el aumento del consumo de recursos es cada vez más débil en la era de la desmaterialización.

Sobre este último punto, cabe destacar que, a partir de numerosas series de datos, Andrew McAfee ha demostrado cómo el crecimiento económico se ha desvinculado del consumo de materias primas. En Estados Unidos, por ejemplo, de las 72 materias primas analizadas hace décadas, solo 6 siguen reflejando un aumento progresivo de su consumo, mientras que en 66 se observan niveles decrecientes. De modo que, aunque la economía de Estados Unidos ha crecido con fuerza en las últimas décadas, el consumo de muchos recursos básicos ha ido en declive.

Así, los resultados de todos estos estudios apuntan en la misma dirección: el capitalismo no es el problema, es la solución, tanto en la economía como en la conservación para el medio ambiente.

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Rainer Zitelmann es el autor de "El capitalismo no es el problema, es la solución" (Unión Editorial, 2021). Considerado uno de los liberales más influyentes de Alemania, es doctor en Sociología e Historia, empresario de éxito y columnista habitual en medios como City AM, Frankfurter Allgemeine Zeitung, Le Point o Forbes.

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