La ola de calor solivianta a los españoles que especulan con las horas a las que poner lavadoras o cuánto tiempo pueden tener encendido cada día el ventilador o el aire acondicionado. El miedo a que la factura de la luz descuadre el presupuesto familiar se alimenta a medida que suben los grados en el termómetro y se marcan nuevos máximos históricos diarios en el precio de la energía.
Por supuesto, esto no hace sino meter más presión a un ejecutivo muy quemado ya por haber puesto en marcha la peor gestión sanitaria del mundo frente a la covid-19, haber disparado el gasto público, encerrado tres meses a la gente en sus casas, obligado a cerrar a cientos de miles de negocios y condenar a la precariedad y el paro a millones de españoles.
Este año, la culebrilla del verano no pasa ni por Melilla ni por Gibraltar, sino por el cuadro de automáticos de nuestras viviendas y centra el debate político. La oposición conservadora propone limpiar de impuestos la factura de la luz para que sólo se pague la energía que se consume, mientras que la oposición interna, la de sus socios, pide al Gobierno que cree una empresa pública o que limite los beneficios de las eléctricas. Más allá va Podemos, socio de Gobierno de Sánchez, quien propone una manifestación contra el gobierno por no frenar la "oligarquía" de las eléctricas y su malvada "especulación" para "forrarse a costa de los clientes". María Jesús Montero, por su parte, con culpar a Aznar y Rajoy de la factura de la luz, decir que sube por el carbón (en realidad es el gas), y apostar por más renovable tiene suficiente.
La "especulación" de las eléctricas
La furibunda izquierda que gobierna (PSOE y Podemos) o que apoya al Gobierno, como ERC, está extraordinariamente indignada con las eléctricas a quienes culpan del elevado precio que está alcanzando la factura de la luz en los mercados mayoristas. Su argumento es el siguiente: las centrales hidroeléctricas (los saltos de agua de los pantanos) que están entrando en muchas ocasiones como energía marginal marcando el precio de casación, son las que están aprovechando para "forrarse" a costa de los pobres consumidores.
No son las eléctricas, es el gas
El problema es que este argumento es muy deficiente, por no decir que es directamente falso.
El alto precio que está alcanzando la tarifa eléctrica en el mercado mayorista se debe fundamentalmente al fortísimo incremento de precios que está sufriendo el gas natural y por otro lado, los derechos de emisión de CO2. ¿Por qué está tan caro el gas natural? Expertos consultados por Libertad Digital aclaran que fundamentalmente por el incremento de la demanda de gas en Asia y nuestra dependencia del Gas Natural Licuado que llega desde Europa en buques de transporte (Shipping de GNL). La oferta de gas europeo no ha aumentado, pero sí lo ha hecho y mucho la demanda asiática, con lo que la competencia en precio es lo único que determina qué ruta toman los barcos. Si los asiáticos suben el precio, en España tenemos que pagar más para que nos distribuyan gas.
A esto hay que sumar las tensiones geopolíticas del gas que nos llega por Rusia, quien utiliza el volumen que hace pasar por el gasoducto como medida de presión, también haciendo que el precio se eleve.
Por último, el consenso internacional hace años que se puso de acuerdo en que hay que poner un canon a las empresas que contaminen y se establecieron los derechos de emisión. Es decir que una planta que quema gas, como emite CO2 a la atmósfera, tiene que pagar un canon que se ha más que duplicado durante el último año.
¿Cuál es la consecuencia? Que las centrales eléctricas de ciclo combinado (las que utilizan el gas como materia prima) incurren en unos costes altísimos cada vez que encienden la planta para meter energía eléctrica en el sistema. Es un tipo de instalación que por sus características, entra habitualmente cuando se producen picos de consumo para casar oferta y demanda de manera correcta. Allá donde no llegan el resto de sistemas de generación, llegan los ciclos combinados. El problema, ahora, es que entran a un precio que les permite cubrir costes y obtener un pequeño margen. Y ahora, esos costes son enormes.
Es el gas, no el agua
Pero la izquierda no culpa al gas de la subida, ni a la demanda asiática, ni al conflicto entre Rusia y Ucrania o el desbloqueo del gasoducto que llegará a Alemania. No. La izquierda responsabiliza a las eléctricas de estos precios y concretamente señalan a la energía hidroeléctrica. Y como solución ahora proponen la creación de una empresa pública que gestione las hidroeléctricas.
Pero, ¿por qué no tienen razón? Porque parecen empeñados en no comprender el funcionamiento del sistema marginalista en la conformación de precios de la factura eléctrica.
Expertos en regulación eléctrica consultados por Libertad Digital, coinciden con otros analistas del sector en que "si hoy existiera una empresa pública que aglutinara todas las centrales hidroeléctricas de España, si opera respetando las reglas del mercado, el precio de la luz seguiría marcando máximos históricos cada día". Y todo por un motivo. El que marca máximos es el marginal, el ciclo combinado. Las mismas fuentes del sector se mostraban favorables a la no intervención del Gobierno en el mercado eléctrico y menos a través de una empresa pública.
En declaraciones a Libertad Digital, el director general de gestión de la energía de Endesa, Juan María Moreno, explicaba el funcionamiento de la energía hidroeléctrica aclarando que no todos los pantanos pueden entrar como energía de casación de demanda (para completar los últimos kw en picos de demanda). Sólo los más grandes. Además de recordar que la actividad de las centrales hidroeléctricas está absolutamente regulada, sólo unos pocos, los más grandes tienen la capacidad de decidir si operan o no en el mercado.
Los más pequeños entran en el mercado cuando las circunstancias hídricas lo permiten y así lo determina las autoridades hidrográficas a las que pertenezca cada uno.
Las grandes son las que pueden operar como marginales para casar oferta y demanda en los picos ya que, entre otras cosas, tienen una gran facilidad para abrir compuertas y permitir que el agua pase por las turbinas.
Lo que ha estado sucediendo es que cuando se producen picos de demanda las centrales han operar en la subasta ofreciendo el megawatio a un precio inferior que el gas natural. Sólo en algunas ocasiones (hablamos de minutos a lo largo de un día) la demanda ha producido bajadas en ese momento y sólo ha entrado la hidráulica.
¿Qué pasaría si no entrara la hidráulica? Pues que el precio lo seguiría marcando la energía marginal de los ciclos combinados.
El megawatio a 16 euros… el pasado domingo
Juan María Moreno recordaba, además, que el sistema marginalista por el que se fijan los precios de la energía eléctrica hace que en muchas ocasiones la energía se produzca a precio 0 euros. Tanto es así que "el año pasado la electricidad ha estado por debajo de los 20 euros", en muchos tramos horarios se produce a coste 0 e, incluso, el pasado domingo, pese a la tensión alcista del gas, como la demanda bajó por momentos, hubo una hora que el precio estuvo a 16 euros.
El problema de la tarifa PVPC
La asociación de empresas productoras de energía eléctrica AELEC explicaba que el problema que tenemos en España son los pvpc (clientes acogidos a la tarifa regulada) que están expuestos al mercado mayorista. Según fuentes del sector, "esto no sucede en ningún país de Europa, que el pequeño consumidor esté expuesto a los vaivenes de la tarifa regulada".
Por eso, desde AELEC pide una reforma de la tarifa regulada. Esto sí es una propuesta de la que ha hablado la ministra Ribera. Lo que no sabemos todavía es el sentido en el que van a reformar esta tarifa.