El gobierno de coalición PSOE-Podemos insiste una y otra vez en que España necesita revisar al alza su fiscalidad, propagando una y otra vez el bulo que nos sitúa como un país que, supuestamente, tendría un marco impositivo poco punitivo. Afortunadamente, cada vez hay más informes y estudios que desmontan esta falacia y certifican que, en efecto, los contribuyentes de nuestro país soportan un esfuerzo fiscal muy elevado.
Recientemente, el ex director de la Agencia Tributaria, Ignacio Ruiz Jarabo, relacionó la recaudación tributaria con la renta media para demostrar que la carga impositiva que soportan los contribuyentes españoles es prácticamente un 50% superior a la de sus homólogos alemanes, una vez ajustamos la presión fiscal para tener en cuenta el nivel de renta de los asalariados de uno y otro país.
En la misma línea va el Impuestómetro 2021, un estudio del Instituto Económico Molinari y Americans for Tax Reform que ha sido divulgado en España por Foro Regulación Inteligente y cuya elaboración técnica fue completada de la mano de EY. Este trabajo estima el peso de los impuestos que pagan las rentas medias en 34 de las principales economías del mundo. Según dicho informe, el peso del IRPF, las cotizaciones y el IVA alcanza el 41,9% del salario medio percibido por los trabajadores de dichos países.
Hay, eso sí, diferencias importantes entre unos y otros sistemas. En Estados Unidos, Canadá, Reino Unido o Japón, la retención que se deriva de la aplicación de estas figuras impositivas alcanza, respectivamente, el 27,1%, el 32,3%, el 35,8% y el 35,9%. En cambio, los niveles de presión fiscal observados sobre las rentas medias de Francia, Bélgica, Italia o Alemania tienen un peso del 54,6%, 53,9%, 51,5% y 50,4%, respectivamente.
España obtiene un resultado más que preocupante. Un trabajador que percibe 21.612 euros netos tiene un coste laboral de 35.771 euros, puesto que dicha rúbrica incluye 8.234 de cotizaciones a cuenta de la empresa, 1.749 euros de cotizaciones abonadas por el trabajador y 4.177 euros de IRPF, a los que habría que sumar una aportación anual media de unos 1.475 euros en el IVA.
Así, tras pagar 15.634 euros al año, el contribuyente de salario medio se habría liberado al fin de sus obligaciones asociadas a estas tres figuras fiscales. Eso sí: quedaría pendiente el pago de otros tributos, como los impuestos especiales, el IBI y otros gravámenes. Pero, aún obviando dichas figuras, lo cierto es que la suma de IRPF, cotizaciones e IVA ya supone una carga del 43,7% para los asalariados de nuestro país.