Una ración de patatas fritas es de lo más típico que podemos encontrar en la mayoría de los restaurantes. Pueden ser de bolsa, en forma de gajo con salsa brava o con kétchup y mayonesa, también pueden ir revueltas con huevo frito y aderezadas con jamón ibérico. Este tubérculo es tan versátil que admite todo tipo de acompañamientos, pero lo que suelen tener en común es que son raciones asequibles, debido a que el precio de la patata no es muy elevado. Sin embargo, un restaurante de Nueva York ha decidido convertir este plato tan típico y demandado en un artículo de lujo no apto para todos los bolsillos.
Se trata del Serendipity III, un restaurante cuya pretensión es acumular títulos Guinnes debido a su exclusiva comida. Entre su sofisticada carta se encuentran el sándwich y el batido más caros del mundo. Para cumplir con el refranero popular y hacer cierto aquello de "no hay dos sin tres", ahora ofrecen también las patatas fritas más caras que del planeta.
Llamadas The Creme de la Creme Pommes Frites, estas patatas tienen un precio por ración de 200 dólares (169,7 euros). El motivo de su elevado importe se encuentra en los ingredientes que conforman el plato. El elemento principal son las patatas Chipperbec, una variedad altamente reconocida y valorada en el sector hostelero. Para su elaboración, estas patatas son blanqueadas y escaldadas en vinagre y champán. Después, se fríen dos veces en grasa de oca, no en aceite de oliva virgen extra. Una vez fritas, se espolvorea oro de 23 quilates por encima, además de sal y aceite de trufa. Para el acompañamiento también se utiliza una salsa de trufa, queso Mornay, una orquídea de cristal y, cómo no, láminas de trufa.
El sándwich y el batido
Los otros récords del restaurante han sido logrados por su sándwich Quintaessential Grilled Cheese, hecho con pan francés pulman compuesto por champán Dom Pérignon y copos de oro. En cuanto al relleno, el lujoso bocadillo lleva mantequilla de trufa blanca y queso caciocavallo podolico, que es uno de los más caros del mundo. Además, a la hora de emplatar, se presenta sobre una base de salsa de tomate y una langosta. El precio supera los 180 euros por unidad.
En cuanto al batido, se presenta en una copa alargada recubierta por más de 3.000 cristales de Swarovski que ya suponen todo un lujo visual. Mientras que para su elaboración se utiliza una leche de Jersey famosa por su alto contenido en grasa y por el cuidado en la cría de las vacas; un helado de vainilla de Tahití; nata producida en Inglaterra, famosa por ser mucho más espesa; vainilla de Madagascar; oro de 23 quilates; crema batida; una salsa de caramelo de burra hecha con cacao de Venezuela, avellanas del Piamonte y leche de burra; y, por último, cerezas de Luxardo Gourmet Marchino, unas de las mejores del mundo. Por 85 euros se puede degustar este exclusivo batido.