Lo que nos faltaba por ver es que el Papa católico se permitiera corregir a Jesucristo. Pues ya lo hemos visto. Francisco ha dicho que hay que cambiar eso de "multiplicar los panes y los peces" del Evangelio. Que el verdadero milagro no es la multiplicación, "que produce orgullo y poder". Que lo que hay que hacer es dividir. O sea, repartir y distribuir.
Si esto no es ideología anticapitalista, que venga Dios y lo vea. Aunque no sería de extrañar que, tras enmendar la plana a Jesucristo, Francisco decida hacer lo propio con Dios Padre.
La fe es un don benéfico. Una gracia.
Un algo que se tiene o no se tiene.
Un brío arrollador que no hay quien frene.
Un manantial divino que te sacia.
Perder la fe resulta una desgracia
que a nadie equilibrado le conviene.
Por eso, quien la tuvo, la retiene,
y no por terquedad ni contumacia.
Mas a la fe de siempre, a la católica,
romana por supuesto y apostólica...
le están poniendo trabas, por lo visto.
Y es que Su Santidad el Papa Paco
se pasa nuestra fe por el sobaco,
para enmendar la plana a Jesucristo.