No hay oportunidad que el incompetente Ximo Puig deje pasar para arremeter contra el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso por imponer menos tributos que él al contribuyente. En un acto celebrado en su aborrecida Madrid, el tóxico mandatario valenciano acusó al Gobierno regional madrileño de practicar el "dumping fiscal", de "competencia desleal" y de beneficiarse del "efecto capitalidad". Sin vergüenza, Puig aprovechó para proponer un aberrante impuesto antimadrileño que "reequilibre" el supuesto perjuicio que Madrid estaría causando a las demás regiones.
Es necesario insistir en que el dumping fiscal al que acude la izquierda sistemáticamente en su campaña de acoso y derribo contra Madrid es una patraña insidiosa. Cualquier otra región podría hacer uso de su capacidad normativa para reducir Sucesiones, Patrimonio o la parte cedida del IRPF, porque todas juegan con las mismas reglas. Pero la realidad es que hay autonomías, como la que sufre a Puig, que prefieren seguir engordando sus arcas por la vía rápida e inmoral de saquear a sus contribuyentes.
Lo del efecto capitalidad es otra de las envidiosas mentiras de los enemigos de la política tributaria de Madrid, ya que ser la capital de un Estado no garantiza una mayor prosperidad, ni mucho menos. El mejor ejemplo lo encontramos en... Madrid, que lleva siglos siendo capital del país pero no fue hasta 2018 cuando dio el sorpasso económico a la Cataluña devastada, pese a tener 1,5 millones de habitantes menos. En la actualidad, el peso de la economía madrileña en el PIB nacional es del 19,3%, pero no siempre ha sido el motor económico de España. De hecho, cuando el Gobierno regional estuvo en manos del PSOE tenía un crecimiento realmente mediocre, por debajo de la media nacional.
A la izquierda que brama contra la ficticia insolidaridad de Madrid habría que recordarles también que ésta recibe del Estado solo 22,6% de lo que aporta. En 2019 los madrileños aportaron 4.039 millones de euros al Fondo de Garantía de los Servicios Públicos Fundamentales, el 68% del total. Frente a lo que excretan Puig y los demás caciques regionales madrileñófobos, Madrid es el territorio que más aporta a España.
En cuanto a la repulsiva y rabiosamente anticonstitucional idea de instaurar un impuesto específico contra Madrid, cabría preguntar al impresentable Puig si piensa hacer lo mismo en su comunidad contra la ciudad de Valencia, para así desagraviar a todos los demás municipios del territorio. Claro que no. Puede que sea tan tonto como se temía Antonio Asunción, pero cuesta un mundo imaginar que llegue a esos extremos.
Lo que hay detrás de la madrileñofobia de personajes como Puig es que la envidia propia del resentido incompetente. A pesar de que Valencia que es la región que más sablea a las rentas altas, confiscándoles la friolera del 54% de sus ingresos, recauda menos, crece menos, tiene más tasa de paro, más déficit y más deuda que Madrid; un Madrid que sigue apostando por lo que funciona: los impuestos bajos, la libertad para hacer negocios, la responsabilidad presupuestaria...
No, no es la capitalidad lo que explica el éxito de Madrid. Es la Libertad. De ahí la madrileñofobia de sujetos como Puig el liberticida.