La luz ha vuelto a romper todas las barreras y a copar los principales titulares de la prensa, tras alcanzar este miércoles un nuevo precio histórico. Por este motivo, muchos consumidores se están preguntando a qué se debe esta desagradable noticia para sus bolsillos, sobre todo, después de que hace un mes el Gobierno decidiera bajar el IVA del recibo eléctrico del 21% al 10%. Así, lo primero que hay que aclarar es que estamos hablando de dos cosas distintas.
Es decir, lo que ha alcanzado máximos históricos es el precio de la electricidad en el mercado mayorista, no la factura que le llega periódicamente a casa al consumidor particular. En concreto, el llamado pool eléctrico registrará hoy un precio medio de 106,57 euros/MWh, pulverizando los 103,76 euros/MWh que era el récord histórico de enero de 2002, según datos de OMIE. A lo largo de la jornada, el precio de la luz alcanzará un máximo de 110,64 euros/MWh, mientras que el mínimo será de 100,83 euros/MWh.
Por tanto, este encarecimiento solo le afectará si usted pertenece a los 11 millones de hogares que cuentan con una tarifa del mercado regulado o Precio Voluntario al Pequeño Consumidor (PVPC), que es donde se negocia el precio de la electricidad a diario. Sin embargo, a los 18 millones de consumidores que están en el mercado libre, y cuyas tarifas planas fijó su compañía eléctrica en 2020, no les afectará.
Además, también hay que recordar que el precio del mercado mayorista no es el precio total que paga cada consumidor por la luz de su domicilio. Sólo implica una parte del recibo —en torno al 35%— y sólo esa parte va a ser la que se encarezca a máximos históricos.
El resto del precio del recibo eléctrico corresponde a costes de red, impuestos y a otros cargos derivados de decisiones políticas, como las subvenciones a determinadas energías. En esta parte es donde se ha producido una rebaja del IVA del 21% al 10%, aunque como ya explicó Libre Mercado, el alivio fiscal del Gobierno tiene letra pequeña: llega tarde y será temporal. Fuentes del sector consultadas por este periódico explican que "los consumidores del mercado libre sí van a notar la rebaja del IVA en el recibo, mientras que los del mercado regulado verán que la subida del precio de la energía absorbe buena parte de la rebaja, aunque lo que está claro es que si el IVA siguiera al 21%, pagarían todavía más".
Otras fuentes recuerdan que "la carga fiscal sobre la electricidad en España es la tercera más alta de Europa, sólo superada por Alemania y Dinamarca", por lo que claman por convertir la rebaja del IVA en "permanente".
¿Por qué se desboca la energía?
La alta demanda, los elevados precios del gas y el encarecimiento de los derechos de emisión del CO2 son las razones que explican la mordida histórica al bolsillo del consumidor que tiene la tarifa regulada. Nuestro país tiene que tirar de gas porque las renovables no son capaces de producir energía suficiente y el precio del gas se está disparando en los últimos meses, como puede observarse en la tabla (la columna del centro son los precios del gas en España y la de la derecha, los de Europa).
Es una cuestión de demanda. El verano está siendo muy caluroso en muchos países del mundo que demandan gas. Destacan, sobre todo, los del continente asiático que, además, han comenzado antes la recuperación de su economía. Y si pagan mejor el gas, el gas se va allí", explica a este periódico la presidenta de la patronal Gas Industrial, Verónica Rivière. China e India son los principales demandantes.
"Además, está habiendo una falta de suministro de gas por parte de Rusia y Ucrania", añade. "En Europa, la reducción del suministro de gas de Rusia y mantenimientos no planificados en
Noruega están ralentizando la reposición de gas en los almacenamientos subterráneos
agotados en el pasado invierno, que fue particularmente duro y largo. De seguir así, los precios del gas del próximo invierno serán elevados por la fuerte dependencia del gas ruso, al no contar con suficiente gas almacenado", vaticinan otras fuentes. España no produce gas y se nutre del suministro que le proporcionan unos 12 países por gasoductos o por mar en forma de gas licuado (GML) a través de buques. En la siguiente tabla aparecen los mercados principales a los que les compramos el gas en abril.
La animadversión del Gobierno por la energía nuclear (pretende cerrar todas las nucleares del país en los próximos años) tampoco contribuye a reducir la dependencia de gas. Países como Francia, Suecia o Finlandia se están apoyando en esta energía limpia para llevar a cabo la descarbonización, pero el Ejecutivo de Sánchez se niega.
Los derechos de emisión de CO2
Otra de las razones principales del encarecimiento de la luz también se debe a una razón política: los derechos de emisión de CO2. Se trata de una tasa que Europa obliga a pagar a las energías contaminantes, cuyos derechos cotizan en el mercado y que genera unos suculentos ingresos a las haciendas europeas. Estos derechos de emisión los pagan fundamentalmente empresas de gas y funcionan como otro impuesto que acaban costeando los contribuyentes en el precio de la energía. A día de hoy, su precio se ha disparado.
"Los derechos de emisión de CO2 se han disparado entre un 800% y un 900%. Ya rozan los 60 euros por tonelada. No hay plan financiero ni de tesorería que aguante esto", señala el director de Sendeco, una empresa dedicada a la compra venta de derechos de emisión. Además, otro punto que está influyendo en el precio es la "especulación de operadores no naturales, como bancos o fondos, que es buena para que haya liquidez en el mercado, pero que también encarece el precio", explica.
El afán de la UE por convertir a Europa en un continente "libre de emisiones" cuanto antes está presionando al alza estos costes que reportan pingües beneficios a Hacienda. Tanto es así que, en el caso de España, la recaudación que perderá el departamento de María Jesús Montero por la bajada del IVA quedará compensada por la subida del CO2. Por tanto, gracias a esta treta, los ingresos del Estado quedarán comidos por lo servido.