Agentes de la Policía Nacional han desalojado a primera hora de este martes a cuarenta okupas que vivían en dos edificios que se habían apropiado en el año 2015 en el madrileño distrito de Carabanchel.
Según han informado fuentes policiales a Europa Press, no se trata de una operación contra narcopisos, sino de un desalojo de dos bloques de viviendas okupadas desde hace seis años. En el operativo —que se ha iniciado esta mañana en la calle José Garrido— intervienen unos 200 efectivos y numerosos medios aéreos.
Durante el desalojo, que sigue activo, los agentes han detenido a cuatro personas por la Ley de Extranjería y han intervenido diferentes efectos como un taser, armas simuladas y distintos tipos de sustancias estupefacientes. La investigación se inició hace un año por parte del Grupo de Investigación Zonal, en colaboración con la Comisaría del distrito de Carabanchel.
Terror entre los vecinos desde hace 6 años
Hace seis años, sólo en el madrileño barrio de Carabanchel había cien viviendas okupadas, según los datos facilitados en ese momento por la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos (FRAVM). La entonces portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid, Esperanza Aguirre, acudió a recorrer la zona y hablar con los vecinos. Lo hizo después de que se registrara un aparatoso incendio en la calle Juanita, 10, donde unos okupas se habían instalado.
Libertad Digital habló entonces con varios vecinos de la zona. Uno de ellos puso entonces el foco en la calle José Garrido, la misma que este martes ha protagonizado el desalojo, y relataba así la situación que se vivía en Carabanchel:
"Por todo el barrio hay distintos sitios que están siendo ocupados. Y lo peor es que no son familias que lo necesiten, muchos de ellos son gente joven, vienen con sus coches, bajan con un montón de perros, se conectan a la luz y se aprovechan de la gente. Lo malo es que están molestando a las personas hasta las 4 de la mañana y luego pasan desgracias como aquí [en referencia a los incendios ocurridos en el número 10 de la calle Juanita]. Por ejemplo, en la calle José Garrido hay unos que han ocupado un edificio que no estaba terminado de construir y allí están. Y los vecinos llaman a la Policía y dicen que mientras no haya una denuncia por parte de los propietarios no pueden hacer nada. Y estamos así. Ya sean españoles, ya sean rumanos, gitanos… La mayor parte de las veces son niñatos, entre 20 o 25 años, que no lo necesitan, que lo hacen para estar de fiesta y que lo sabes porque los ves desde fuera y que están de fiesta hasta las tantas montándola, que entran con un montón de botellas para hacer fiestas ahí y hacerlo como su sala de recreo".
"Somos un barrio obrero de toda la vida; a nosotros nadie nos ha regalado nunca nada; empezamos desde abajo y hemos vivido muchas crisis en este país. Y ahora llegan, pegan una patada en la puerta y se quedan" con el piso, comentaba también muy molesta otra de las vecinas de la zona.
El condenado por el crimen de Alcasser
En uno de esos bloques ahora desalojados, el condenado por el triple crimen de las niñas de Alcasser, Miquel Ricart, fue identificado el pasado mes de enero. Iba identificado con su DNI y no llevaba droga encima. De modo que al no tener ninguna causa pendiente con la justicia, la Policía no lo detuvo, aunque se abrió un acta informativa y se dejó constancia por escrito de su identificación.
Según publicó el diario ABC, otros residentes de la casa okupada aseguraron que Ricart no vivía allí con ellos pero que acudía de forma habitual, según suponían, para conseguir droga.