El mango Miyazaki, habitualmente producido en Japón, es también conocido por ser el mango más caro del mundo. Es de un color rojo intenso por fuera, casi tirando a violeta, y de sabor mucho más dulce que el mango más tradicional que solemos encontrar habitualmente en los supermercados. Se cosecha en la región en la que le da nombre, Miyazaki, al sur de Japón gracias al clima de esta área geográfica que se caracteriza por tener larga horas de sol y mucha lluvia.
Además, para poder venderse, Japón tiene unos estándares fijados para estos mangos que deben tener un 15% de azúcar y pesar, al menos, 350 gramos. Además, una de las características de esta fruta es que crecen rodeados de redes especiales, instaladas por los productores, para que no caigan al suelo cuando están maduros y así quedar en perfectas condiciones.
Son tantas las exigencias que Japón pone a la venta de estos mangos que hacen que se vendan a un precio de 50 dólares (42,3 euros) por pieza. Aunque, se han llegado a subastar cajas con dos unidades por 4.000 dólares (3.386 euros). Con estos precios, los horticultores ponen todo el mimo posible y la dedicación a estas frutas, que son consideradas autenticas joyas gastronómicas, incluso reciben en el sobrenombre de "huevos del sol".
Por todo ello, plantar estos mangos Miyazaki puede convertirse en una auténtica pesadilla, algo que les ha sucedido a dos hermanos de la India, donde también se cultivan estos mangos por sus condiciones climatológicas. Rani y Sankalp Parihar sembraron, por error, una plantación de este tipo de mangos y se ha convertido en casi una pesadilla para ambos. Para evitar los robos, los hermanos Parihar han tenido que contratar seguridad privada y hacerse con toda una jauría de perros guardianes que disuadan a los ladrones.
Uno de los hermanos cuenta que un joven en un mercado local le ofreció dos árboles jóvenes y "me pidió que los cuidara como a nuestros bebés". Los plantamos en el huerto sin saber qué variedad de mangos produciría", aseguró al medio Hindustan Times. Después de eso, comenzaron a investigar por internet y descubrieron que se trataba de una especie de mango muy cotizada a nivel mundial y que podría traerles problemas. Por eso, para proteger la plantación contrataron a cuatro guardias y compraron seis canes.
"Nos contactaron cultivadores de mangos y amantes de esta fruta, y un empresario nos ofreció 280 dólares (237 euros) por un mango, y un joyero de Mumbai dijo que pagará lo que le digamos, pero les dijimos claramente que no los venderemos. Vamos a usar las frutas para cultivar más plantas", aseguran al medio.