La semana pasada, Alberto Garzón volvió a poner en la diana a un sector económico, y no precisamente para potenciar su actividad. La industria cárnica ha sido la última víctima del que sigue siendo ministro de Consumo, tras el cambio de gobierno de Sánchez. Sobre este negocio, Garzón lanzaba una dura campaña bautizada como "Menos Carne más vida".
Durante estos días, y ante el espanto del sector, tanto en sus redes sociales como en una tribuna en El Diario, el líder de IU vertió todo tipo de argumentaciones para persuadir a los consumidores españoles de que reduzcan su ingesta de carne. A pesar de que España es el segundo país del mundo con mayor esperanza de vida, solo por detrás de Japón, Garzón aseguró que está "preocupado por la salud de nuestros ciudadanos" y su inclinación por este producto de origen animal.
Garzón también se mostró preocupado por "la salud de nuestro planeta", por lo que no dudó en criticar la labor de los productores de carne acusándoles de perjudicar al medioambiente con su actividad, sobre todo, en lo relativo a las macrogranjas. Además, Garzón cargó contra las bandejas de carne "baratas provenientes de macrogranjas" que pueden encontrarse en los supermercados porque "llenan las tripas de forma rápida, saciante y económica". Parece que para el líder de IU es un problema que las familias gasten poco dinero en carne. No deja de ser llamativa esta cuestión teniendo en cuenta que son precisamente los ciudadanos que menos recursos tienen los que compran la carne más asequible. Esos a los que el comunista asegura proteger.
La llamativa reacción de Sánchez
Tras la polémica, el PSOE no dudó en criticar a Garzón. El primer compañero de Gobierno en oponerse a su campaña fue el ministro de Agricultura, Luis Planas, que no tardó en señalar que está "absolutamente fuera de lugar". A Planas le siguieron otros socialistas, como el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, que lo calificó de "tontás", o la ministra de Comercio, Reyes Maroto, que dijo estar cansada "de que nos digan lo que no tenemos que hacer", como ocurriera con el eslogan "el azúcar mata".
Pero, sin duda, la reacción más extraña fue la de Pedro Sánchez. El presidente del Ejecutivo respondió a Garzón con una escueta frase: "Sobre esta polémica lo diré en términos muy personales: a mí, donde me pongan un chuletón al punto... eso es imbatible". La mayoría de los medios de comunicación interpretaban estas declaraciones como un espaldarazo del líder del PSOE al sector cárnico y una ridiculización de Garzón, sobre todo después de ver la cara del ministro de Consumo al escucharlas.
LOL. Espectacular pantalla partida. pic.twitter.com/BeUNA76Cyw
— Sr.Fernández (@Senor_Fernandez) July 8, 2021
Pero lo cierto es que el líder del PSOE conseguía echar balones fuera con su gracieta. Así, estratégicamente, Sánchez evitaba secundar tanto la campaña de Garzón como los datos en los que se apoya el comunista para atacar el consumo de carne, lo que le permitía librarse de la lluvia de críticas que había recibido su socio.
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Sin embargo, el pasado mes de mayo, era el propio Pedro Sánchez el que anunciaba a bombo y platillo un documento oficial en el que promovía, precisamente, la disminución de la ingesta de carne. Se trata del documento "España 2050. Fundamentos y propuestas para una Estrategia Nacional de Largo Plazo" que el Gobierno encargó a 100 "expertos" para fraguar la estrategia de nuestro país de aquí al lejano 2050.
Este texto de casi 700 páginas vio la luz hace dos meses y contiene todo tipo de políticas económicas, laborales o ecologistas, entre las que destaca una subida del IRPF, el IVA, el tabaco o el alcohol. Además, en uno de sus apartados dedicado a "cambiar la forma en la que consumimos bienes y servicios" los expertos de Sánchez consideran "necesario reducir el consumo de ciertas materias primas y productos. Esto significa que, en las próximas décadas, la población española tendrá que reducir su ingesta de alimentos de origen animal, la cantidad de prendas de ropa que compra, o el número de dispositivos digitales y electrodomésticos nuevos que adquiere al año". Como ya publicó Libre Mercado, así el eslogan de Davos "no tendrás nada y serás feliz" entraba en el informe España 2050, además del plan de Bill Gates de sustituir a los productos cárnicos por carne artificial con la excusa de la protección del medioambiente.
En una pomposa gala, Sánchez presumió del extenso documento e incluso estuvo acompañado por el vicepresidente de la Comisión Europea para Relaciones Institucionales y Prospectiva, el eslovaco Maroš Šefčovič, que lo calificó de "brillante".
Para la España 2050 de Sánchez, reducir el consumo de carne sería una extraordinaria noticia. "Esta reducción de ciertos consumos no provocará un empeoramiento de las condiciones de vida ni del bienestar de la ciudadanía. De hecho, probablemente ayudará a mejorarlas. Numerosos estudios señalan que el consumo de carne de la población española es entre dos y cinco veces superior al recomendable". El documento de Sánchez se apoya en informes de la FAO para elaborar sus propuestas, curiosamente, la mismas fuente que ha usado Alberto Garzón en su campaña, aunque ahora le hayan dejado solo.