El vídeo se ha hecho viral. Y con razón. Son dos muy buenos minutos. De manual de escuela de comunicación: mira directamente a la cámara y resulta creíble; muy buena retórica y enlazando argumentos poderosos; toca la fibra sensible y conecta con las preocupaciones del espectador (trabajando desde los 16 años, yo me pago mi pensión, los políticos juegan con mi dinero...)
Esto tienen que verlo en Chile los defensores del sistema de reparto de pensiones. Este trabajador español creía que las cotizaciones que ha efectuado al sistema estaban ahorradas en algún lugar para "pagarse su pensión". Pues no. Vaya cabreo cuando sepa q son un apunte contable. https://t.co/aUSsOgoK8J
— John Müller (@cultrun) July 3, 2021
En su perfil, se define como "antifascista, punk y camionero". Y se nota, al final de los dos minutos de perorata, cuando dice que, si no hay gente cotizando, deberían sacarle el dinero "a la Iglesia, la Monarquía, la tauromaquia o los chiringuitos como el del señor Cantó".
Pero lo gordo es lo otro. Cuando se dirige a José Luis Escrivá, que esta semana le decía a los boomers que se olviden de tener prestaciones como las de sus padres, y le suelta: "Dicen los políticos de todos los partidos que las pensiones son insostenibles porque habrá muchos cobrando la pensión a la vez y habrá pocos cotizando. Pero mi pensión me la pago yo, no me la paga nadie. Llevo cotizando desde los 16 años. Ustedes han estado jugando con ese dinero y, cuando me jubile, me tienen que devolver ese dinero. Porque lo que ustedes dicen, que tiene que haber gente trabajando para pagar las cotizaciones de la Seguridad Social, se llama ‘estafa piramidal’ y si lo hiciera alguien de una empresa privada, ese señor iría a la cárcel. Cada uno se paga su pensión, para eso cotizamos".
No han tardado mucho en sacarle de su error. No, no hay dinero en ninguna parte. Lo que hay son cotizantes actuales que pagan las pensiones actuales y que esperan que haya cotizantes futuros que paguen las del futuro.
¿Seguri... qué?
El vídeo es excelente y no sólo porque su protagonista tenga muy buenas habilidades de comunicación. Sino porque es un resumen perfecto de lo que nos dicen, lo que nos insinúan aunque sea mentira y en lo que directamente nos engañan.
Y sé que me repito con esto, pero creo que hay que hacerlo porque todo parte del mismo error, de pensar que hay un "sistema" de pensiones.
La Seguridad Social NO existe. No hay un sistema. Como no hay un "Ministerio del Interior" independiente, con una cuenta separada de gastos e ingresos. ¿Se imaginan que los sueldos de los policías nacionales dependieran única y exclusivamente de lo que se recauda por multas?
Hay un Reino de España que cobra impuestos (uno de ellos llamado "cotizaciones") y paga prestaciones (una de ellas llamada "pensiones de jubilación"). Y con una relación entre ingresos y gastos igual de arbitraria que en otros muchos capítulos del Presupuesto público.
El modelo tiene algunas ventajas (la principal es que asegura a sus beneficiarios que siempre existirá una Seguridad Social mientras exista un contribuyente al que cobrar), pero ahora estamos en ese momento en el que se le empiezan a ver las costuras:
- Sí, aunque le enfade tanto a nuestro protagonista, por supuesto que las pensiones de futuro dependen en parte del número de cotizantes respecto del de pensionistas. Como no hay un sistema cerrado, puede haber ajustes (que consistirán en dedicar parte de los demás impuestos a pensiones). Pero hay que mirar esas posibles inyecciones extra con realismo: en el Presupuesto hay muchas otras partidas que pagar además de las pensiones (para empezar, la salud). Además, si el número de dependientes se dispara y no lo hace el de los trabajadores, la capacidad de estos últimos para sostener a los primeros se verá muy limitada incluso recortando otras líneas del Presupuesto.
- Las reglas de acceso al sistema perjudican a los trabajadores de profesiones poco cualificadas: empezar a cotizar a los 16 años no aporta demasiado (ahora mismo, nada). Y si uno tiene unos ingresos similares a los 25 y a los 55 años, el método de cálculo le perjudica; son mejores las profesiones en las que la edad suele ir aparejada a fuertes subidas salariales.
- Como tengas la mala suerte de morirte pronto (algo también más habitual en las profesiones físicamente muy exigentes), no puedes legar nada a nadie, al contrario de lo que ocurre con los modelos de capitalización y ahorro.
El apunte que no existe
Mi compañero y amigo John Müller, muy activo en Twitter, ironizaba: "Vaya cabreo cuando sepa que son un apunte contable". Y Rubén Manso, diputado de VOX, matizaba (creo que con acierto): "Querido John, me disculparás la corrección, ni eso. No son ni un apunte contable porque no se registran como deuda de la Administración siquiera. Las aportaciones constituyen sólo información histórica con la que se calculará tu pensión con las reglas vigentes cuando te jubiles".
Dejando a un lado que Manso es el diputado que más sabe de Economía que uno recuerda en el Congreso (no por este tuit, por supuesto... esto es sólo un detalle), el comentario es clave. Los estados occidentales salen de la crisis del covid-19 con una deuda reconocida estratosférica (la española, por encima del 120% del PIB y subiendo)... y con una deuda no reconocida todavía mayor.
Y, cuidado, que no sea reconocida no quiere decir que no sea obligatoria. De hecho, tengo para mí que en cierto sentido es más obligatoria que la otra. Me imagino a España, Francia o Italia impagando sus bonos... pero no las pensiones. Aunque en realidad, probablemente lo que ocurriría en una situación de drama es que impagarían un poco de cada: quitas a unos acreedores (bonistas) y a otros (pensionistas), repartiendo costes.
En el artículo de este sábado, recogíamos que el gasto comprometido en Pensiones Contributivas + Prestaciones No Contributivas + Clases Pasivas se acercará en 2021 a los 190.000 millones de euros: cerca del 15,5% del PIB y por encima del 30% del gasto público total (si no contamos el pago de intereses y normalizamos el gasto público a una situación similar a la pre-pandémica, probablemente ya estaremos en cerca del 40% sólo con estas partidas; que es verdad que no son sólo pensiones pero sí podemos agrupar en un epígrafe genérico de "dependencia").
- ¿Se puede incrementar? Por poder... podríamos dedicar el 100% de lo que recaudamos en impuestos a pensiones. No parece probable, pero es una decisión política.
- ¿Sería suficiente para mantener las prestaciones? Pues depende. Incluso subiendo el porcentaje de gasto público dedicado a las pensiones, mantener la relación pensión/salario será muy complicado en los próximos años.
Esto último, que no siempre se entiende pero es clave, se puede explicar con un ejemplo sencillo. Imaginemos dos situaciones: en la primera, tienes un 15% de población dependiente y dedicas a dependencia un 15% del PIB. En la segunda, tienes un 30% de población dependiente y sigues dedicando un 15% del PIB a estas partidas. El gasto total sobre el PIB es el mismo, pero a cada beneficiario le llega la mitad de PIB.
¿Opciones? (1) Que suba mucho el PIB: de esta manera, aunque le llegue la mitad a cada beneficiario, el dolor sería menor (la relación entre pensión y salario está destinada a caer; pero si el salario medio de la economía es mucho más alto en 2035 que ahora... esa caída sería menos dolorosa); (2) Reducir el porcentaje de dependientes respecto de la población total, con más inmigración y retrasando la jubilación lo máximo posible; (3) Dedicar más PIB a dependencia, rascando de otras partidas de gasto o subiendo los impuestos.
Lo normal es que tengamos un poquito de cada.
La socialdemocracia avergonzada
En cualquier caso, lo que más me sorprende siempre de este debate es la obsesión socialdemócrata por mantener la ficción del sistema y las cotizaciones. Tengo para mí que la clave la da nuestro camionero cuando afirma con orgullo "Mi pensión me la pago yo. Y la de mi padre, se la pagó mi padre. Y cada uno paga la suya", poniéndose a un paso del ultraliberal más descarnado.
De eso va el modelo de capitalización-ahorro. Y por eso, porque saben que la legitimidad del trabajo duro y del merecimiento individual sigue siendo la que la mayoría de los currantes de nuestro país tienen en la cabeza, nuestros líderes usan el lenguaje del modelo que no existe. Y hablan de un "salario diferido" que no es tal o de "derechos" que no existen. La próxima vez que una reforma legal recorte su pensión futura, el que crea que tiene un "derecho" debería ir a un tribunal a exigir que la Seguridad Social respete las condiciones que le prometió cuando empezó a trabajar. A ver qué le dicen.
Un socialdemócrata convencido debería argumentar: "No hay ahorro ni hay derechos. Cobrarás pensión porque habrá Estado. Y ese Estado obligará a los contribuyentes del futuro a pagarte tu prestación, como te obliga a ti a pagar las actuales prestaciones. La Seguridad Social no existe. Lo que existe es Hacienda, la Policía y la cárcel para el que no quiera pagar. ¿Que la pensión será algo más baja que lo que te prometimos? Quizás. Pero será todo lo alta que nos permitan nuestros impuestos y los trabajadores que queden por aquí. Nada hay más seguro que la promesa de que la fuerza del Estado te protegerá".
En eso consiste la socialdemocracia. O eso nos han dicho siempre: en generar las condiciones para que los que "queden por allí" sean muchos, muy ricos y que, además, estén dispuestos a pagar una parte creciente de sus ingresos.
Lo otro, lo del ahorro individual y la responsabilidad, que nos lo dejen a los que creemos en ello. Que no se avergüencen de lo que han creado. ¿Sistema piramidal? Eso es el Estado del Bienestar: un modelo en el que para cobrar tienes que conseguir que los que vienen por detrás te lo financien. ¿Por qué será que no quieren explicar a las claras en qué consiste la creación de la que tanto se enorgullecen?