El Gobierno de coalición entre socialistas y comunistas nunca abandonó la idea de llevar a cabo una importante subida de impuestos. Ya Montero lanzó una advertencia a comienzos de 2020, cuando dijo que consideraba que había margen para incrementar la recaudación vía subida de impuestos hasta que España alcance una presión fiscal similar a la de la media de la eurozona, de la que nos separan seis puntos sobre el PIB. A lo largo de estos meses, desde entonces, han repetido esa misma cantinela, que ahora mantienen. Esos seis puntos equivalían en 2020 a 64.582 millones de euros.
No contentos con eso, en el propagandístico documento "España 2050", proponen incrementar la presión fiscal todavía un punto más. Esos casi siete puntos equivalen a 80.580 millones de euros, teniendo en cuenta una estimación de PIB para 2021 de 1,185 billones de euros.
La propuesta de Escrivá
Por si no fuera poco, el ministro Escrivá ha lanzado una propuesta de modificación de las cotizaciones a la Seguridad Social de los autónomos que supone una elevación de las mismas que, en muchos casos, será inasumible.
De esa manera, ha presentado un plan de reforma de las cotizaciones que afecta especialmente a los autónomos. En su propuesta, que ni siquiera fue consultada antes con los agentes económicos o al menos no con las organizaciones empresariales, quiere implantar una subida de las cotizaciones a los autónomos que terminará por arruinar a dichas personas.
Plantea un período transitorio, a aplicar entre 2023 y 2030, y una aplicación definitiva de su modelo a partir de este último año. En el período transitorio, eleva las cotizaciones, de manera que quien gane menos de alrededor de 3.000 euros pagará unos 200 euros mensuales, es decir, casi la totalidad de lo que ingrese (el 80%).
Quien genere unos ingresos con su actividad como autónomo de alrededor de 49.000 euros, pagará a la Seguridad Social, como cotización, 400 euros al mes. En 2030, el ajuste en la parte baja se irá a una cantidad algo inferior, 90 euros, pero en el resto de tramos llega a ser absolutamente confiscatorio, pues quienes ingresen más de 48.000 euros tendrán que pagar unas cotizaciones mensuales a la Seguridad Social de 1.220 euros.
Una persona que gane 48.000 euros brutos gana, de forma neta, unos 2.800 euros al mes, aproximadamente, dependiendo de las circunstancias personales y familiares de cada contribuyente. Pues bien, Escrivá quiere arrebatarle otros 962 euros, de manera que pasaría a ganar menos de 2.000 euros netos al mes, es decir, una reducción del 34,43%.
Si al pago de 1.220 euros por cotizaciones a la Seguridad Social le sumamos el tipo medio efectivo de IRPF que tendrá esta persona, que puede rondar el 20% o incluso algo superior, nos encontramos con que mucho más de la mitad de lo conseguido con su esfuerzo va a manos del Estado. Esto es confiscatorio y, además, es un error económico, un disparate, pues desincentivará el trabajo y aumentará el fraude.
Los errores
El Gobierno equivoca dos cosas: la primera es que nuestra presión fiscal puede ser inferior a la de la eurozona, pero no así nuestro esfuerzo fiscal, que es el indicador que mide la presión fiscal en términos de PIB per cápita, con lo que una nueva subida de impuestos sólo conseguirá estrangular más al conjunto de españoles. La segunda es que puede subir los impuestos todo lo que quiera, pero de ahí a que consiga el efecto de recaudación deseado, media un gran trecho. Con una economía descendiendo a tumba abierta en 2020 y con la necesidad de una recuperación rápida en 2021, llevar a cabo una política fiscal contractiva con semejante subida de impuestos lo único que conseguirá es paralizar más la economía, incrementar todavía más el desempleo y aumentar, así, el efecto de los estabilizadores automáticos: más gasto en prestaciones por desempleo, menos recaudación por caída de actividad (y desincentivo a la misma) y, por tanto, más déficit y deuda.
Todas estas subidas de impuestos dañarán a la economía sin conseguir los objetivos de recaudación que prevén, con lo que también se incrementará, en este caso, el déficit y la deuda. Es el inicio de un camino tortuoso con un horizonte económico nada halagüeño, pues, de llevarse a cabo, nos introducirá en un período de estancamiento -tras el rebote cíclico inicial, mientras los autónomos y el conjunto de contribuyentes sufren un nivel más de asfixia tributaria.