El informe top secret, que encargó el Gobierno a 100 "expertos" hace casi un año, ya ha visto la luz. Lo han bautizado como "España 2050. Fundamentos y propuestas para una Estrategia Nacional de Largo Plazo" y, salvo contadas excepciones, las conclusiones de este amplio grupo de economistas, sociólogos y científicos coinciden plenamente con los postulados del Ejecutivo de Pedro Sánchez. ¿Casualidad?
Tanto es así, que ha sido Pedro Sánchez el que ha presidido este jueves la puesta de largo del documento en una pomposa gala. El extenso texto de 676 páginas contiene todo tipo de políticas económicas, laborales o ecologistas con el objetivo de que España encare el lejano 2050 a gusto del Gobierno.
Además de pretender aplicar medidas tan polémicas como la prohibición de los vuelos cortos que tengan alternativa por tren o la implantación de la jornada de 35 horas semanales, uno de los objetivos más ambiciosos del documento de Sánchez es el recaudatorio. Y es que, sin más impuestos para las arcas del Estado será imposible costear la ingente cantidad de gasto público que pretenden desplegar si siguen gobernando.
8 puntos más del PIB
En concreto, el plan del Ejecutivo pretende elevar la recaudación fiscal hasta el 43% del PIB en 2050. Esta cifra supone ocho puntos más que ahora y supera incluso los 6-7 puntos del PIB que lleva meses promocionando la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, con la excusa igualar nuestra presión fiscal con Europa. El objetivo de esta subida impositiva: "Reducir la pobreza y la desigualdad y reactivar el ascensor social".
Ese aumento de la recaudación fiscal se conseguirá en varios pasos. Así, si ahora el porcentaje de ingresos tributarios sobre el PIB es del 35%, en 2030, deberá ser del 37% y en 2040, del 40%. Y para estas cifras será necesario subir impuestos. El documento del Gobierno pone en entredicho prácticamente todos los tributos del país e insta a revisar beneficios fiscales, como el caso del IRPF, o a sacar bienes de los tipos reducidos o superreducidos del IVA.
- IRPF: "Cuenta con tipos marginales similares a los de otros países y es la figura con mayor capacidad recaudatoria, constituye la principal fuente de progresividad en nuestro sistema. A pesar de ello, su efecto redistributivo es menor que en la media de la UE, y su volumen de recaudación se ve afectado por la existencia de ciertos beneficios fiscales (a pesar de su reducción en los últimos años), los sistemas de cuantificación de las rentas de actividades económicas y la tributación de las ganancias patrimoniales", señalan.
- IVA: "La segunda figura por importancia recaudatoria en nuestro país, sus ingresos se ven mermados por la diferenciación de tipos que existe en la actualidad (tipo general frente a tipos reducidos y superreducidos). Además, al igual que otros impuestos sobre el consumo, es considerado una figura impositiva regresiva, ya que grava el consumo con independencia de los niveles de renta de los hogares", apuntan.
- Sociedades: "En tercer lugar por volumen de recaudación se sitúa el Impuesto sobre Sociedades, cuyos ingresos han disminuido sustancialmente desde la crisis de 2008, siendo hoy la mitad de lo que eran en 2006. La bajada de su tipo impositivo del 35% al 25% en los últimos años, hasta equipararse con la media de la UE, ha podido contribuir a este descenso, pero no ha sido el único factor. Las características de nuestro tejido productivo (con predominio de pymes, que sufren intensas caídas de beneficios en las fases de crisis) y la deslocalización de empresas y de bases impositivas son también claves", plantean.
- Patrimonio y Sucesiones: "El Impuesto sobre el Patrimonio y el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones, que, aunque de una menor cuantía recaudatoria, son relevantes para la progresividad del sistema tributario. La falta de coordinación entre las distintas comunidades autónomas, así como los beneficios fiscales introducidos por estas, limitan, sin embargo, notablemente su alcance". Aunque no mencionan a ninguna comunidad económica concreta, estas líneas hacen una clara crítica a Madrid, que tiene prácticamente desaparecidos los dos tributos.
- Vivienda: "llevar a cabo una reforma integral de los impuestos sobre la renta, el patrimonio y sucesiones y donaciones para eliminar los incentivos fiscales a favor de la inversión en activos relacionados con el patrimonio inmobiliario, elevando la tributación efectiva del capital hasta situarla en línea con los países de la UE159 y reforzando su contribución a la progresividad del sistema".
El documento se cuida mucho de no usar palabras como "incremento" o "subida" cuando habla de los impuestos que critica, pero no duda en pedir "de aquí a 2030 ampliar las bases de los impuestos, principal causa de la baja capacidad recaudatoria del sistema fiscal. Esto requerirá de un mayor escrutinio de los beneficios fiscales". Así, "igualar la capacidad recaudatoria de nuestro sistema fiscal al de la media de la UE-27 permitiría poner en marcha políticas sociales que reduzcan significativamente la desigualdad y la pobreza en nuestro país", celebran.
Tabaco y alcohol
En el caso del Impuesto de Patrimonio y Sucesiones son más claros y no dudan en pedir más tributación a las CCAA con impuestos bajos. "Asimismo, debe replantearse el papel del impuesto sobre el Patrimonio y del impuesto de Sucesiones y Donaciones en las haciendas autonómicas para evitar estrategias de competencia fiscal indeseables, las cuales minan el alcance recaudatorio y progresivo de estos impuestos y el principio de igualdad que rige en nuestro país", aseguran.
No dudan tampoco en pedir hasta 2030 incrementos de los impuestos especiales, "elevando los tipos de gravamen sobre bebidas alcohólicas, tabaco y combustibles derivados del petróleo hasta converger con los establecidos en los principales países de la UE; y creando un marco de incentivos e instrumentos fiscales que promueva la transición ecológica, eficiente y socialmente justa, a través de instrumentos como la renta climática".
En aras de esta transición ecológica también piden impuestos a los billetes de avión y todo tipo de fiscalidad verde, que afectará sobre todo, a las rentas más bajas, esas a las que se jactan de proteger en el mismo texto. La mayoría de estas subidas tributarias están dentro del plan enviado a Bruselas, aunque hay algunas excepciones, como las de los impuestos al tabaco y al alcohol, que son novedosas.
Para 2050 también miran al capital, "si los cambios tecnológicos benefician relativamente a los propietarios del capital, como ha ocurrido durante las últimas décadas en muchas economías avanzadas,habrá que actualizar la imposición sobre el capital para gravar con más intensidad sus rendimientos", apuntan. Por tanto, no quieren dejar un impuesto sin tocar.