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EDITORIAL

El Gobierno, la mayor amenaza para la supervivencia de los autónomos

El Gobierno prepara un golpe fiscal a los autónomos que va a retirar a muchos de estos extraordinarios profesionales del mercado laboral.

El Gobierno prepara un golpe fiscal a los autónomos que va a retirar a muchos de estos extraordinarios profesionales del mercado laboral.

Con la obligación de cotizar por los ingresos reales que ambiciona José Luis Escrivá, el Ejecutivo va a prohibir a los autónomos elegir la base y les va a imponer unas disparatadas cuotas. El autónomo va a dejar de serlo para convertirse en una suerte de siervo de Sánchez y su banda de saqueadores.

El autónomo es tal por la libertad de que dispone para gestionar su dinero, sus horarios, su relación con el cliente. También son libres de decidir las cuotas que han de pagar a cambio de las coberturas que quieren recibir del Estado –y siempre dentro de una onerosa horquilla de precios–. Cómo serán de inútiles, ineficaces e inservibles esas coberturas, que el 80% de ellos decide cotizar por lo mínimo. Ahora, con la aberrante excusa de que lo hacen "por su bien" –porque así podrán disfrutar de todo tipo de prestaciones sociales–, los social-comunistas pretenden arrebatarles cualquier atisbo de independencia del Estado.

El saqueo será histórico y arrancará en 2023, cuando el Gobierno piensa disparar los impuestos a todos los autónomos que ganen más de 22.000 euros al año. Si tenemos en cuenta que el sueldo medio en España es de 24.009 euros anuales, ni siquiera se les puede llamar clase media a estos despojados. Por otro lado, tras la subida del IVA a las bebidas azucaradas, a las primas de los seguros y la tromba de impuestos al coche que ha mandado el Gobierno a Bruselas, vemos que el ensañamiento del Gobierno con las rentas más bajas es verdaderamente estremecedor.

El expolio se va ampliando conforme aumentan las ganancias de los autónomos. En menos de dos años, cerca de un millón –un tercio del total– serán sometidos a exacciones inauditas. Por ejemplo, los que ganen entre 32.000 y 37.000 euros tendrán que desembolsar 34 euros extra al mes, mientras que los que tengan unos rendimientos superiores a 48.841 euros anuales pagarán 114 euros mensuales más. Así, estos últimos, que son más de 200.000, acabarán pagando un 40% más que ahora.

Pasados los 9 años que dure el periodo de transición del ominoso plan de Escrivá, el sablazo será mayor y pagarán más todos los autónomos con rendimientos de más 17.000 euros. Las cuotas serán todavía más elevadas: los que obtengan rendimientos de 17.000 euros pagarán 228 euros más al año; los de 22.000 euros, 1.668; los de 48.841, nada menos que 11.208 euros, lo que supone multiplicar por cinco sus cotizaciones actuales.

A este expolio hay que sumarle las cuotas de IRPF, la cantidad de gastos fijos que Hacienda no les permite deducirse o el IVA que les obliga a recaudar el fisco, lo que les convierte en el sector peor tratado del país.

El Gobierno intoxicador se escuda en que los autónomos que menos ganan pagarán menos cuotas que ahora, cuando el único objetivo de esta reforma es el de recaudar más para engordar las maltrechas arcas de Hacienda.

Este golpe a los autónomos amenaza con destruir cualquier atisbo de riqueza que se atrevan a generar y les empuja sin remedio a la economía sumergida o, directamente, a la extinción de su actividad laboral. Porque el Gobierno lo que quiere son tres millones de autónomos empobrecidos y subsidiados... o ninguno.

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