El Ministerio de Trabajo de España está en manos de una señora perteneciente al Partido Comunista. Poco más que añadir. Partiendo de esa base, nada de lo que ocurra en el mercado laboral español puede sorprendernos, sobre todo teniendo en cuenta que, tras varias legislaturas de Gobiernos del PP, donde solo se introdujeron cambios cosméticos, sigue siendo uno de los más rígidos de toda la OCDE. Excuso decir cómo va a quedar el ámbito de lo laboral si el Gobierno de Sánchez, con Yolanda Díaz ascendida a vicepresidenta, completa esta primera legislatura.
Yolanda es comunista y, en consecuencia, de Podemos, circunstancia ésta que imprime carácter. Porque ya no se trata de provocar la revolución marxista desde los presupuestos de la lucha violenta de clases, sino de hacerlo a través de los sentimientos y del amor. Por eso desgrana las medidas de su departamento como si estuviera explicando a los niños de un kindergarden lo que tienen que hacer con sus papás para frenar el cambio climático. Porque el Gobierno socialcomunista no adopta decisiones discutibles desde el plano político, económico o meramente intelectual, sino que derrama bondad sobre las cabezas de los ciudadanos para protegerlos contra las asechanzas de la bestia capitalista. ¿Quién puede oponerse a un ejemplo tan vibrante de humanidad? Solo las malas personas, los canallas y los fascistas; o sea, todos los demás.
Como los izquierdistas son la encarnación del espíritu puro, la ministra de Trabajo y sus colegas podemitas del Consejo de Ministros se fueron a la manifestación sindical del pasado 1 de mayo. El hecho es relevante, porque se dio la circunstancia de que todas ellas participaban en una protesta contra el Gobierno del que forman parte; pero como son seres de luz, estas contradicciones carecen de importancia. Tan es así que, en un país con el paro disparado y tasas de desempleo juvenil de niveles africanos, Yolanda dijo estar muy orgullosa de su gestión, mientras los líderes sindicales decían que sí con la cabecita apoyando a su ministra, como debe ser.
Y como del ministerio de Yolanda las buenas noticias surgen a borbotones, este martes anunció una ley que regulará el trabajo de los repartidores motorizados, medida que enviará al paro a varias decenas de miles de ellos para que ningún país pueda amenazar el liderazgo español en desempleo juvenil. La ministra dice que el mundo nos mira y por eso agradeció el pacto alcanzado a "ellas", en referencia a los líderes de la patronal y los sindicatos mayoritarios, unos señores que responden por Pepe, Unai, Antonio y Gerardo.
¿Que el mundo nos está mirando? Nos está estudiando, Yolanda, y muerto de envidia por todo lo que le estamos enseñando. Que se vaya preparando el planeta, que lo bueno está aún por llegar.