El mercado laboral está atascado. A primera hora de la mañana de ayer miércoles, los ministerios de Trabajo y Seguridad Social publicaron los datos de paro y afiliación relativos al mes de abril, que revelan escasas luces y muchas sombras.
Como viene siendo habitual a lo largo de la crisis del coronavirus, el Gobierno se ha aferrado a la comparativa mensual para calificarlos de "muy positivos", tal y como ha asegurado el número dos de Yolanda Díaz. Joaquín Pérez Rey, en la tradicional rueda de prensa. Así, el número de personas desempleadas registradas en las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) ha bajado en 39.012 personas respecto a marzo.
A pesar de que caiga el paro, es el menor descenso en un mes de abril desde 2012, exceptuando los terribles 282.891 parados que sumó abril de 2020.
Como puede verse en la tabla anterior, el paro vuelve a subir en términos interanuales. Así, respecto a abril de 2020, el desempleo se ha incrementado en 79.425 personas (2,07%). Y eso, a pesar de que ese trágico mes fue el peor de la historia de España en materia laboral.
Así, el volumen total de parados alcanzó al finalizar el cuarto mes del año la cifra de 3.910.628 desempleados, con lo que se mantiene encallado y rozando la cota de los 4 millones de personas. Además, el dato todavía es más preocupante si comparamos el número actual de parados con los que había en febrero de 2020. Y es que, a día de hoy hay 638.000 parados oficiales más que justo antes de que se desatara la pandemia, cuando España contabilizaba en febrero 3.246.047 desempleados.
La hostelería crea un tercio del empleo
Por sectores, el paro bajó en abril en casi todas las áreas, especialmente en los servicios, donde se redujo en 32.192 personas. Abril es un mes tradicionalmente bueno para el empleo debido al efecto de la Semana Santa, y aunque este año esta festividad ha estado marcada por la parálisis del turismo, el fin de las restricciones en muchas autonomías se ha hecho notar en la evolución del comercio o la hostelería.
Así, en términos de creación de empleo, la hostelería se ha anotado casi un tercio de las nuevas afiliaciones de abril. Si el cuarto mes del año cerró con 134.396 cotizantes más respecto al mes de marzo (+0,7%), 40.548 empleos fueron a parar al régimen general de la hostelería. Se trata de un crecimiento mensual del 4,12%, que multiplica (mínimo) por cuatro la variación de cualquiera del resto de sectores que contabiliza la Seguridad Social. Así, a la hostelería le sigue (de lejos) el comercio, con 11.218 afiliados más (0,48%) y la construcción, con 10.733 afiliados (1,23%).
Excepto Isabel Díaz Ayuso, los políticos no han dudado en estigmatizar a la hostelería con sus medidas a lo largo de la pandemia. Que la victoriosa presidenta de la Comunidad de Madrid se haya negado a cerrar la actividad del sector o a obligarles a cumplir unos horarios que hicieran imposible su viabilidad, la han erigido como su salvadora. También, el apoyo a los hosteleros le ha costado a Ayuso duras críticas de sus contrincantes políticos y hasta el desprecio del presidente del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), el socialista José Félix Tezanos, que ha llegado a llamar "tabernarios" a sus votantes.
Ahora, gracias al alivio de las restricciones, las maltratadas tabernas consiguen generar puestos de trabajo y el Gobierno suma dos tantos: salva los datos de creación de empleo respecto a marzo y sitúa el número de cotizantes por encima de los 19 millones. Eso sí, en términos interanuales todavía hay 79.955 afiliados menos en la hostelería que un año antes y sigue siendo el sector que más está sufriendo los efectos del coronavirus junto al turismo.
La serie desestacionalizada de afiliados también refleja un descenso de la afiliación en abril, mientras que la variación interanual vuelve a signos positivos, con un 3,23%, sumando 596.631 afiliados más que un año antes. Eso sí, todavía hay 194.931 afiliados menos que en febrero de 2020.
5 millones de personas, en el 'limbo'
Pero si tenemos en cuenta el maquillaje estadístico de instrumentos como los ERTE, la realidad es aún más grave. Todavía hay 638.238 personas afectadas por un ERTE en nuestro país, 105.345 menos que en marzo, pero por encima de los mínimos registrados el pasado verano.
Además, si a todas estas personas que siguen en su casa sin trabajar y cobrando una prestación pública, le sumamos los 456.000 autónomos que siguen percibiendo el cese de actividad y los 3.910.628 parados oficiales, nos encontramos con que abril terminó con más de 5 millones de personas en un limbo laboral del que les va a ser muy difícil salir.