Solange Freyre es cantante y actriz. Lleva 24 años dedicada a las artes escénicas y ha vivido en Nueva York, desde que saliera de su Argentina natal, hasta que decidiera asentarse en España. Una lesión en la espalda le impidió trabajar antes de la pandemia y se le ocurrió vender la vivienda que tenía en su país para adquirir dos "mini pisos" en Madrid. De este modo, la artista pensó que podría subsistir con las rentas del alquiler sin tener que trabajar todo el tiempo para poder sustentar a sus hijos.
Pero la vida se le truncó y dio un giro abismal. Su carrera sobre los escenarios ha estado plagada de obstáculos, y, aunque no fue fácil, ha logrado salir victoriosa siempre, como en la edición de 2017 del programa televisivo Got Talent en la que quedó finalista y deslumbró al público con su actuación. Fue justo en ese mismo año, en el que Freyre se daba a conocer la televisión de España, cuando la actriz vive la que sigue siendo la peor pesadilla de su vida.
"Inquiokupa"
Antes de que la pandemia llegara, la artista alquilaba su inmueble en la capital madrileña a estudiantes extranjeros y turistas, quienes eran sus arrendatarios más comunes. Pero tras la crisis del coronavirus, comenzaron las dificultades. Solange no encuentra inquilino y su piso se queda vacío a principios de 2020. Es entonces, cuando su agencia inmobiliaria encuentra a un joven madrileño, empleado de un supermercado, que causó buena impresión a la propietaria. Nada parecía sospechar que en pocos meses se iba a convertir en lo que ya se denomina como un "inquiokupa" (inquilino moroso que termina viviendo como un okupa en la casa del arrendador). Además, a esto se le suma que, justamente, Freyre se enfrenta también al impago de espectáculos.
"Se me juntó todo. El inquilino moroso y la crisis económica por el coronavirus. Puse la denuncia contra mi arrendatario a finales de septiembre de 2020. Él estuvo cinco meses dándome largas hasta que se cortaron los suministros. Pero logró hacer un puenteo y volvió a tener luz", relata Freyre a Libre Mercado.
Los impagos de su inquiokupa llevaron al artista a hacer las maletas y tener que regresar a Argentina. "Estaba destrozada emocionalmente. Me separé de mi marido, tuve que dejar aquí a mis hijos y volví a mi país para poder vivir más barato y también ahorrar dinero para hacer frente a las deudas que estaba contrayendo. Tuve que contratar a un abogado, no me llegaba el dinero", cuenta la cantante a este diario.
Mientras tanto la agencia inmobiliaria de Freyre se personó en el lugar de trabajo del joven inquiokupa. "El moroso había vendido la llave a un okupa. Y ese okupa después la vendió a otro okupa, por lo que en mi casa había de repente una pareja de gitanos con dos niños pequeños metidos en 15 metros cuadrados", afirma la artista.
La historia de Freyre empeora cada día, hasta el punto que los usurpadores hacen negocios con su casa sin que ella pueda hacer nada. La impotencia la devora. La familia okupa había vendido las llaves a otra pareja, por 1.200 euros. "Los nuevos okupas se negaban a irse porque decían que habían pagado un alquiler por adelantado de tres meses. Era una milonga, me contaban que tenían una niña pequeña, pero era todo mentira".
Solange vuelve a España cuando el juzgado dicta una sentencia a su favor. Pero, para colmo de males, cuando se dictó sentencia, debido a la tardanza judicial, el okupa que habitaba la casa de la artista no era el mismo que había sido denunciado. Después de toda la amarga espera, la actriz tuvo que volver a interponer otra denuncia y demandar a la persona que había vendido las llaves. "Esto me ocurrió el mes pasado y ya me dije basta, hasta aquí hemos llegado, no puedo más", arguye indignada Freyre a Libre Mercado.
"Llevaba nueve meses sin percibir el alquiler, en total, 9.000 euros de deuda tengo a cargo de mi cuenta y en créditos personales. Al final, he conseguido contratar una empresa de desokupación. Juan Víctor Mainer, dueño de Rekupera Desalojos, es el que está llevando mi caso. En dos días, han conseguido que la okupa se fuera, aunque su novio se quedó atrincherado con su perra. Ayer, intentamos hablar con él por la tarde y él no quiso salir. Mi prioridad cuando se vaya es vender esa casa, deshacerme de ella cuanto antes. Aunque la venda por la mitad de lo que me ha costado y hasta que lo consiga pondré una puerta antiokupa", sentencia la propietaria argentina.
La desesperación de Freyre ha llegado a tal extremo que ha llegado a anunciar un concierto bajo el balcón de su okupa este próximo domingo. Lo hará, aunque la empresa que ha contratado logre que su okupa se vaya antes.
#BastaDeOkupas #leyantiocupas pic.twitter.com/oz6MTppPgj
— Solange Freyre (@InfoSolange) May 5, 2021
"Mi manera de luchar es cantando y, gracias a que alcé la voz, se hizo eco mucha gente. Si la empresa de desokupación consigue echarlo voy a cantar igualmente frente a mi casa, porque hay miles de personas damnificadas, sufriendo este problema, la gente no puede esperar ni dos meses, ni seis, ni dos años y medio a recuperar su casa, ya que en el transcurso se arruinan sus vidas. Te destrozan la vida", concluye la actriz.