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José María Rotellar

Libertad o comunismo (VII): LIBERTAD

Madrid ha conseguido ser la región más libre de España, especialmente en materia económica, sanitaria y educativa. El camino para llegar hasta aquí no ha sido fácil, como todo lo que en la vida merece la pena.

Madrid ha conseguido ser la región más libre de España, especialmente en materia económica, sanitaria y educativa. El camino para llegar hasta aquí no ha sido fácil, como todo lo que en la vida merece la pena.
Isabel Díaz Ayuso posa al lado de su cartel de campaña electoral | EFE

Madrid tiene muchas facetas por la que se la distingue: la calidez con la que sus ciudadanos acogen a todo el que llega a Madrid; su riqueza monumental y su importancia en los acontecimientos históricos a lo largo de los siglos; una buena gastronomía y una variedad perfecta de lugares para visitar y disfrutar de ellos; y la mejor asistencia sanitaria de España y una de las mejores de Europa, un transporte de vanguardia y una escuela pública bilingüe en inglés.

Unido a todo ello, se encuentra su política económica, que se basa en una gran libertad y lo que se ha convertido en la seña identidad de la misma: una política continuada en el tiempo de rebaja de impuestos para todos los contribuyentes, que han hecho que Madrid sea la región española donde menos impuestos se paga, pese a que las regiones forales tienen más competencias para poder bajar más, si quieren, los impuestos.

Política económica en la que sobresale también la creación de un marco de confianza, seguridad jurídica y eliminación de obstáculos que hace que Madrid sea un incentivo para personas y empresas, pues muchas quieren ir a Madrid a vivir, instalarse, trabajar, emprender e invertir.

Y quieren hacerlo porque Madrid es una isla de libertad con la que ahora quiere acabar el Gobierno de Sánchez, en coalición con el mayor radicalismo de izquierdas que hay en Europa, que es el abanderado por Iglesias. Sánchez, que es el verdadero candidato del PSOE, al emplear a Gabilondo como señuelo de una supuesta moderación, ansía que en Madrid se instaure el mismo Gobierno con tics totalitarios como el que él preside, capaz de redactar el preámbulo de una ley en el BOE para atacar directamente al PP, sin el más mínimo decoro institucional. Cuando se empieza a confundir Estado, Gobierno y partido, se comienza el recorrido por un camino autoritario que no lleva a nada bueno, como hemos visto en diversos países, como Venezuela.

Son políticas muy distintas las que se enfrentan. Como decíamos en el inicio de esta serie de artículos, de eso se trata, de contraponer las políticas que cada opción quiere implantar de conseguir gobernar tras las elecciones del próximo cuatro de mayo. Si gobierna Isabel Díaz Ayuso habrá una continuidad en las políticas aplicadas durante las últimas dos décadas y media, basadas en la libertad del individuo, en poder llevar adelante un proyecto personal de vida de cada individuo, donde la intromisión del sector público sea la mínima posible; que apuesta por la libertad de elección en sanidad o educación; por el crecimiento económico y la eliminación de obstáculos para iniciar una empresa o para trabajar; que opta por servicios eficientes y austeros e impuestos bajos.

Si gobiernan Iglesias y la izquierda, la política que promoverán será radicalmente distinta, completamente opuesta, que no es otra que la que el comunismo siempre ha defendido, siendo éste, además, un comunismo que ni siquiera ha pasado por aquel "eurocomunismo" que trató de modernizar un poco -si es que se puede modernizar- a dicha ideología.

¿Qué se juega Madrid? La región madrileña, se juega mucho. De hecho, son los madrileños los que se lo juegan, pues puede trastocar su día a día, desde el dinero que van a cobrar en la nómina, que será menor si les suben los impuestos, a la posibilidad de decidir a qué colegio llevan a sus hijos -esencial, además de para elegir dónde quieren los padres que se eduquen sus hijos, para también que sus abuelos, en muchos casos, puedan recogerlos y ayudar a sus padres en el cuidado de sus hijos, al poder elegir un colegio cercano al domicilio de los abuelos para facilitarles esta labor-, o elegir a qué medico quieren ir.

Madrid ha conseguido ser la región más libre de España, especialmente en materia económica, sanitaria y educativa. El camino para llegar hasta aquí no ha sido fácil, como todo lo que en la vida merece la pena. Si tras las elecciones es la izquierda la que gobierna, acaudillada por un extremista como Iglesias, Madrid perderá esa libertad, porque el modelo de Iglesias, de la izquierda radical en general, es intervenir lo máximo posible en la vida de las personas.

Si gana Pablo Iglesias, si gana la izquierda, los comerciantes madrileños -en épocas normales, exentas de las restricciones a causa de la pandemia- dejarán de poder decidir qué días y en qué horarios abren para ajustarse a las preferencias de sus clientes. La hostelería se verá obligada a cerrar de manera muy restrictiva en los meses que queden de esta situación sanitaria y la quiebra de una gran parte estará garantizada. Perderían, así, la esperanza para poder remontar, esperanza basada en los datos de crecimiento de dicha rama de actividad económica.

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Los madrileños que quieran abrir un negocio volverán a verse envueltos en una burocracia eterna para poder poner en marcha su actividad, pues se perderá la declaración responsable o la supresión de burocracia, que permite que Madrid sea un foco de atracción de inversiones, como muestra el hecho del liderazgo de Madrid en la creación de empresas el último año (casi una de cada cuatro empresas que se crean en España lo hacen en Madrid), o que reciba el 75,2% de toda la inversión extranjera recibida en España el último año.

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Si gobiernan Iglesias y toda la izquierda, Madrid dejará de ser la región con menores impuestos, que permite que cada contribuyente madrileño se ahorre al año 1.150 euros en impuestos (tras la última gran reforma aprobada en 2014 con efectos de 2015), a los que hay que añadir los cien nuevos euros en impuestos que se ahorrará cada contribuyente con la futura rebaja del IRPF anunciada por Ayuso, que elevará dicho ahorro tributario por cada contribuyente madrileño a 1.250 euros al año. Ese dinero se queda en el bolsillo de los madrileños, que permite que lo destinen a lo que consideren ellos oportuno: consumir, ahorrar o invertir; en definitiva, a generar prosperidad económica y empleo.

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De aplicarse la política de la izquierda, los madrileños ya no podrán elegir hospital, médico, enfermero o centro de salud, porque la asignación de los mismos volverá a estar en manos de los políticos, como no habría sido posible la construcción de los doce nuevos hospitales que se levantaron entre 2003 y 2015 o el nuevo hospital Zendal, pasando antes por el hospital de campaña de Ifema levantado en dieciocho horas.

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Del mismo modo, se pone en riesgo la continuidad de la política de bilingüismo en inglés, que ha permitido que todos los niños, no sólo quienes proceden de familias con recursos económicos, sino todos, puedan estudiar no ya inglés, sino estudiar en inglés desde pequeños, como muestra el gran número de centros públicos y concertados con enseñanza bilingüe.

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Incrementos del bilingüismo en dichos centros que permite que cada vez más alumnos puedan estudiar con un programa bilingüe.

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Asimismo, la estabilidad presupuestaria que ha conseguido Madrid, que hace que tenga el menor incremento de deuda y que haya sido la que más ha respetado la estabilidad presupuestaria, volará por los aires.

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Esa política de cumplimiento de la estabilidad presupuestaria se traduce en un menor nivel de endeudamiento en dicho período, siendo Madrid la región con menor incremento de deuda en el período analizado, 10,3 puntos del PIB, frente a los 20,4 de la media regional, los 27,1 puntos de Cataluña, los 33,2 de Castilla-La Mancha, los 35,9 de Valencia y los 80,3 puntos del conjunto de España.

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El gasto exponencial es propio de las políticas de izquierda que propugna la izquierda, especialmente del comunismo de Iglesias, cuyos correligionarios han llegado a decir que todo se soluciona emitiendo más dinero: ¡tantos años han pasado y no han aprendido nada de economía! Eso es lo que han hecho -además de muchas otras barbaridades- en Venezuela y han dejado a dicho país en la miseria, además de sin libertades de ningún tipo.

No hay, por tanto, una única política económica posible. Hay una, intervencionista, basada en una mayor intromisión en la economía, gasto público creciente, déficit alto, deuda elevada y subida de impuestos, además de una ausencia total de reformas, que puede llegar a ser extremista cuando forman parte del Ejecutivo partidos comunistas, como sucede en el Gobierno de la nación y como sucedería en Madrid, con Iglesias, y que sería la única alternativa al actual Gobierno de la Comunidad de Madrid. La otra política posible, liberal, basada en la austeridad y reducción del gasto, la estabilidad presupuestaria, la reducción ordenada y selectiva de impuestos y la eliminación de trabas que libera renta para la economía productiva, genera un marco de confianza y credibilidad y dinamiza la actividad económica y el empleo.

Todo eso se juegan los madrileños, que no es poco. Es a todo o nada: o libertad o comunismo. Por ello, los madrileños, al votar el cuatro de mayo, más que nunca, tienen que analizar en quién depositan su voto, pensando en qué política quieren, si la que ha seguido Madrid durante los últimos veinticinco años, basada en la austeridad, la estabilidad presupuestaria, la bajada de impuestos, la eliminación de trabas y la liberalización de horarios comerciales y de la economía en general, es decir, una política basada en la libertad, o la política que aplica el Gobierno de Sánchez, que es la que se instalaría en Sol si gobierna la izquierda en Madrid, máxime con Iglesias como candidato, que es una política intervencionista, invasora de la capacidad de decisión de las personas, socialista y comunista, en suma.

Y si no quieren la política de Sánchez e Iglesias, tendrán que tener buen cuidado en no desperdiciar su voto en una opción que pueden quedar, con elevada probabilidad, fuera de la Asamblea de Madrid por no llegar al mínimo del 5%, al tiempo que han de tener cuidado de que aunque dicha opción alcance dicho porcentaje no vuelva a hacer una pirueta como la de presentar mociones de censura contra un gobierno del que formaba parte simplemente por el hecho de querer ocupar la cabecera del banco del Ejecutivo.

También es importante que, frente a un reagrupamiento electoral de la izquierda, haya una excesiva dispersión del voto de centro-derecha para no verse perjudicada dicha opción por la ley electoral.

Por tanto, los votantes liberal-conservadores, los votantes del centro-derecha, así como todos los votantes que no quieran perder toda esa libertad conseguida, con independencia de su ideología, es decir, los defensores de la libertad, deberán votar, para evitarlo, por quienes claramente aseguran una política económica liberal-conservadora, sin dispersar el voto para evitar ese perjuicio electoral, que se ha demostrado, con números, negro sobre blanco, que es la que procura mayor crecimiento económico, mayor empleo, mayor libertad, mayor bienestar y, en suma, mayor prosperidad, que es la política que aplica la opción de Isabel Díaz Ayuso, en torno a la cual, a priori o a posteriori, habrá de unirse todo el centro-derecha. De los madrileños es la decisión: Ayuso o Sánchez-Iglesias, libertad o comunismo, respectivamente. Si los madrileños quieren evitar el levantarse un día y encontrarse en una región llena de prohibiciones, con impuestos confiscatorios y sumamente empobrecida por el intervencionismo, si quieren protegerse frente a ello, entonces la decisión es clara: LIBERTAD.

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