En 2011, el desastre de Fukushima provocó que el uranio pasara de los 70 dólares (57,8 euros) a 30 (24,8 euros). Desde entonces, esta materia prima, fundamental para alimentar las plantas de energía nuclear, no se ha repuesto. Sin embargo, algo está empezando a cambiar, según recoge The Wall Street Journal. Son varios los factores que están impulsando los precios, pero el principal se encuentra en que tanto la administración Joe Biden como el Gobierno de China miran a la energía nuclear como la clave para mitigar el cambio climático y reducir drásticamente las emisiones de CO2.
Las principales compañías cotizadas dedicadas a este material, Denison Mines y Uranium Energy se han revalorizado en bolsa un 140% y un 173% en los últimos doce meses. Un movimiento similar al que ha hecho el ETF de uranio Global X, que solo desde el pasado mes de octubre ha subido un 78%, una fecha muy cercana a las elecciones presidenciales de los Estados Unidos.
Entre el 70% y el 80% del concentrado de mineral de uranio se vende en contratos a largo plazo a empresas de servicios públicos con centrales nucleares. Por eso, las empresas que todavía están desarrollando proyectos mineros, y que por ahora están inactivos, están realizando importantes compras para asegurar a las empresas de servicios públicos que tienen uranio para vender cuando firman acuerdos. Algo que no suele ser habitual. Es decir, compañías mineras que en el futuro extraerán uranio, lo están comprando ahora para poder firmar acuerdos y asegurar el abastecimiento. Este es el segundo motivo, junto con la apuesta de Biden por las nucleares, que está haciendo que se eleven los precios de esta materia prima.
Pese a este repunte, los precios continúan siendo bastante bajos si se compara con su cotización histórica. Por ejemplo, el mineral cotiza a 29 dólares (24 euros), lo que supone 9 dólares más que en 2017, pero 40 dólares menos que en 2011, cuando estaba en 70 dólares. El máximo histórico se marcó en 2007 cuando llegó a los 136 dólares (112 euros) por libra. Por tanto, todavía tiene un largo camino por delante para acercarse a sus propios máximos.
"Es una industria que está regresando después de una década en la oscuridad", aseguró Kevin Smith, director gerente de comercio de metales energéticos en el comerciante de materias primas Traxys Group a The Wall Street Journal. "No va a la luna, pero seguirá subiendo".