La cercanía de las elecciones autonómicas madrileñas hace que la evolución de los indicadores epidemiológicos regionales cobre más relevancia que nunca. En este sentido, el delicado asunto de la mortalidad por coronavirus se ha convertido en una de las métricas clave para analizar la gestión de la pandemia por parte del gobierno de Díaz Ayuso.
Según el último informe de mortalidad publicado por la Consejería de Sanidad, desde el fin del "mando único" hasta la presente semana se contabilizaron un total de 41.171 fallecimientos en la región. Esto supone apenas un 2,4% más de lo habitual o, lo que es lo mismo, alrededor de 3 decesos diarios más de lo que proyectaban los modelos de mortalidad.
Considerando las cuatro últimas semanas, los datos son aún mejores. En total, se han producido 3.224 eventos frente a 3.472, lo que supone un 7,1% menos de lo esperado. Por lo tanto, hay un diferencial negativo de 248 fallecimientos, lo que supone que, lejos de producirse un exceso de mortalidad, se da la situación inversa y el total de defunciones es más bajo de lo que cabía esperar, a la luz del promedio histórico.
Es importante considerar también cuál es la evolución de la mortalidad específicamente ligada al covid-19 en la región. Si tomamos la media móvil a siete días, para ajustar las cifras y evitar el "ruido" de los datos diarios, encontramos que la tendencia en el número de fallecidos ha caído de casi 50 decesos por jornada al entorno de 12 muertos por cada 24 horas. Esto supone una caída del 75% en este indicador.
Además, no se puede que olvidar que, en términos per cápita, Madrid es una de las comunidades autónomas con menos eventos. Su tasa de mortalidad es de 95,9 fallecimientos por cada 100.000 habitantes, frente al promedio nacional de 104,1. Esto significa que hay diez regiones con peores resultados y también supone que Madrid mejora un 8% el dato para el conjunto de España. De igual modo, el número de hospitalizados que acaban falleciendo es un 60% menor que la media nacional.