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EDITORIAL

El chavista Iglesias quiere hundir Madrid para caraquizarla

Nunca antes el bienestar y la libertad de los madrileños peligraron tanto. De ahí que la importancia trascendental de los comicios del próximo 4 de mayo.

El chavista Pablo Iglesias ya ha desvelado el programa electoral con el que pretende hundir la economía madrileña. Como era de prever, el rendido admirador de Hugo Chávez y Nicolás Maduro apuesta por una formidable intervención pública, la regulación asfixiante, el gasto público desorbitado y una fiscalidad salvaje.

Para convertir Madrid en Caracas, el caudillo podemarra tiene que desmantelar modelo madrileño, dinámico, liberal, y aniquilar a la clase media. Desbaratar la propiedad privada. Corromper a la sociedad mediante el uso y abuso de subvenciones, subsidios y prebendas. Burocratizar y estatalizar todo lo burocratizable y estatizable.

Por supuesto, una vez en el poder, no dudará un segundo en disparar el impuesto a las herencias, en plena pandemia de los cien mil muertos, de la que es tremendamente responsable. Cada año, más de 100.000 herencias se benefician de las bonificaciones de Sucesiones. El miedo a la llegada del potentado chavista al poder autonómico ha provocado que se disparen las donaciones,  la única vía de escape que tienen los contribuyentes para salvar su patrimonio de las garras de Iglesias y sus secuaces. 

España es el único país de Europa que tiene en vigor el aberrante Impuesto sobre el Patrimonio, pero Madrid lo tiene bonificado al 100%, lo que supone un respiro no sólo para los grandes capitales y un polo de atracción inversora. Si el chavista Iglesias tuviera la oportunidad de aplicar su programa, serán legión quienes hagan fiscalmente las maletas para evitar el despojo.

El caudillo bolivariano dice que su subida del IRPF sólo afectará a los ricos y que estos tienen dinero suficiente para pagar la orgía de gasto que pretende instaurar en Madrid. En cambio, Isabel Díaz Ayuso ha propuesto bajar el IRPF medio punto a todos los contribuyentes, sin importar la cuantía de sus ingresos; con Iglesias en el poder, la clase media-baja se quedaría sin este beneficio. De nuevo, sin novedad en el frente: la extrema izquierda siempre atenta contra el bienestar de aquellos a los que dice defender.

Por descontado, el acaudalado capo izquierdista que abandonó Vallecas para instalarse en una selecta urbanización de Galapagar pretende machacar fiscalmente a los propietarios de viviendas vacías, poner corrosivos topes al alquiler, sabotear los desahucios y alentar la okupación. Es exactamente lo que parece, Iglesias.

Fiel al manual estafador del buen chavista, Iglesias promete cubrir las más acuciantes necesidades de los madrileños, desde las gafas hasta el dentista que a todas luces no frecuenta. Pero, claro, la exuberancia descriptiva y la exhaustividad desaparecen a la hora de desglosar el cómo y el cuándo pretende pagarlo.

En definitiva, el plan de Iglesias para convertir Madrid en Caracas pasa por subyugar a los madrileños e imposibilitarles que se hagan cargo de sus propias vidas. La extrema izquierda quiere robar a los contribuyentes lo que es suyo para después repartirlo entre los más serviles y convertir a todos en prisioneros de su sistema corruptor. Nunca antes el bienestar y la libertad de los madrileños peligraron tanto. De ahí que la importancia trascendental de los comicios del próximo 4 de mayo.

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