El impacto de la pandemia del coronavirus en España va a traer secuelas graves y no solo por las más de 28.300 víctimas mortales que ha dejado esta crisis en los últimos meses.
La economía se tambalea ante una de las peores crisis económicas conocida en España en tiempos de paz. Y es que el frenazo prolongado de distintos sectores ha mermado el tejido productivo español y ha condenado al paro a cientos de miles de personas.
Este tipo de shocks, en países como España, con un mercado laboral mucho más rígido que otros países de nuestro entorno sufre especialmente en materia de empleo. Y es entre los más jóvenes donde la crisis muestra antes su peor cara.
Pese a la recuperación de empleo que ha vivido nuestro país a partir de 2013, a finales de 2019, el desempleo juvenil en España superaba el 32%, según datos de Eurostat, situándose como la tasa de paro juvenil más alta de todo el continente.
La situación no es mucho mejor ahora. Con el impacto de la pandemia el paro juvenil se ha disparado un 33% y el número de demandantes de empleo casi se ha duplicado (ha subido un 82%), según los datos del Instituto de la Juventud y del Consejo de la Juventud. Esto se debe a que buena parte de estos jóvenes están afectados por expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE). Sólo en el mes de marzo 862.801 jóvenes figuraban como demandantes de empleo. En abril, crecía hasta 1.250.736.
Otro estudio, publicado por Jobteaser, llama la atención sobre esa generación de españoles cuya incorporación al mundo laboral y, en consecuencia, a la independencia vital y financiera, ha estado marcada por el impacto de dos crisis que ha condenado a muchos de ellos a la precariedad y el obligado replanteamiento de capacitaciones profesionales o destinos laborales.
Aquellos que salieron al mercado laboral, se licenciaron o adquirieron una capacitación profesional entre 2008 y 2010 vieron cómo se reducían drásticamente sus oportunidades de incorporarse al mundo laboral. La única alternativa de alcanzar cierta independencia pasaba por emigrar, cambiar de profesión, o aceptar trabajos temporales, a media jornada y de poco nivel académico y de ingresos.
Cuando esta generación empezaba a ver más despejado el horizonte e incluso muchos de los que se fueron en aquellos años estaban volviendo a nuestro país, golpea la crisis del coronavirus. Según muestra la encuesta de Jobteaser, el 40% de los jóvenes graduados muestran un nivel de preocupación alto o muy alto en relación a sus perspectivas profesionales por el impacto de la pandemia.
El estudio también revela que al menos un 19% de los recién graduados no podrá acceder a prácticas profesionales ni a un contrato de formación o indefinido a consecuencia de la crisis. En lo que se refiere a España, los niveles de preocupación se elevan hasta el 50% (frente a solo el 25% de los alemanes). En contraposición, el 48% de nuestros jóvenes manifestó encontrarse bien e incluso muy tranquilos en relación a la crisis, muy por encima de sus pares europeos.
Otros estudios apuntan a que en las últimas semanas de abril sólo el 20% de las empresas contrataba personal y del 80% restante, el 39% no esperaba reactivar las incorporaciones antes de finales de año. Un 23% todavía no sabe qué hará y el 18% sólo volverá a contratar cuando todo vuelva a la normalidad.
Sin embargo, la crisis también está fortaleciendo algunos sectores, como los que tienen que ver con la higiene, los sistemas de protección y las soluciones tecnológicas para facilitar comercio y trabajo online. Adaptarse a los tiempos y reorientarse de forma adecuada puede ser determinante a la hora de encontrar un puesto de trabajo.
Por este motivo, en momentos tan críticos como los que vivimos, iniciativas y programas abanderados por grandes instituciones enfocadas a la empleabilidad de los más jóvenes son decisivos y marcan la diferencia entre la precariedad y la prosperidad.
Banco Santander es una de las entidades que está mostrando su compromiso con la formación y la empleabilidad.
De hecho, la entidad acaba de anunciar que incorporará a lo largo de este año 3.000 jóvenes profesionales con perfil tecnológico en todo el mundo para acelerar su transformación comercial, tecnológica y digital.
Dirk Marzluf, responsable de Tecnología y Operaciones de Grupo Santander, señaló: "Vamos a incorporar a nuestros equipos profesionales que aporten nuevas habilidades tecnológicas y que busquen nuevos retos. Trabajarán de lleno en la transformación".
Para ayudar en el proceso de contratación en España, donde se buscan 1.000 profesionales tecnológicos, la entidad ha puesto en marcha Be Tech! with Santander, una página web de empleo que permitirá gestionar la contratación de profesionales con perfiles tecnológicos procedentes de carreras STEM (ingenierías, ciencias, matemáticas) que contribuirán a la transformación del banco. Todos los puestos de España y otros países estarán disponibles en LinkedIn.
Por otra parte, Santander impulsa otra serie de programas que también fomentan el empleo y el autoempleo a través del emprendimiento universitario; programas de formación y mentoring enmarcados en la iniciativa global Santander X, que la entidad desarrolla por medio de su área Santander Universidades. Además se han lanzado diferentes programas globales de becas que apoyan a los estudiantes y graduados universitarios en el desarrollo de aquellas competencias, digitales, idiomas y soft skills que mejoren su empleabilidad futura.
En esta misma línea, Santander cuenta con Universia, la plataforma digital de servicios no financieros para el ecosistema universitario que ofrece, además, servicios orientados al empleo; y Fundación Universia, que impulsa la integración social y laboral de estudiantes universitarios con discapacidad.
Este tipo de iniciativas ha contribuido, entre otras, a que la entidad fuera la única europea incluida en el ranking "Change the World" de 2018, de las empresas que contribuyen a mejorar el mundo por su impacto en la sociedad.
Así mismo, la presidenta de Banco Santander, Ana Botín, reclamó recientemente"planes de choque" para ayudar a algunos de los sectores más castigados por la crisis y contribuir así a recuperar empleo. El reto que tenemos por delante, según dijo, está en "minimizar la intensidad y la duración de la recesión a la que nos ha arrastrado esta crisis sanitaria, sin generar un nuevo deterioro de la distribución de la renta, de la riqueza o de las oportunidades en nuestra sociedad y manteniendo el máximo empleo que podamos, ayudando a las empresas a sobrevivir".