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Domingo Soriano

Ana Pastor, negacionista climática: ¿y Newtral, qué opina de esto?

Se ponen tan nerviosos que acaban, como la presentadora de La Sexta, rechazando sin darse cuenta esas mismas cifras oficiales que dicen defender.

Se ponen tan nerviosos que acaban, como la presentadora de La Sexta, rechazando sin darse cuenta esas mismas cifras oficiales que dicen defender.
Una imagen de archivo de una manifestación en Madrid, en 2019, contra el cambio climático. | EFE

La escena tuvo lugar hace diez días, en la Comisión de Transición Ecológica y Reto Demográfico del Congreso. Francisco José Contreras, diputado de VOX, decía lo siguiente: “Los efectos del calentamiento global no tendrán por qué ser todos negativos, serán mixtos. Según la revista The Lancet, hoy día mueren de frío 17 veces más personas que de calor, por lo que, que se caliente un poquito el planeta, para empezar, reducirá las muertes por frío”.

La frase de marras fue recogida por algún tuitero y de ahí saltó a los telediarios y a las noticias en forma de vídeo. La Sexta, La Vanguardia, ABC, 20 Minutos, Antena3... Todos salieron en tromba a publicar el vídeo y a señalar al hereje. Y, entre todos, destacó Ana Pastor, con el siguiente tuit:

El mensaje es lamentable. Para mí, también inesperado (y, por eso, más triste). Tengo a Pastor como una buena periodista. Ni neutral ni objetiva, como no lo somos ninguno. Pero honesta y sensata. Por eso, me sorprendieron sobre todo dos cosas:

  • (1) el lenguaje, ese “negacionista” que deberíamos dejar para aquellos que silencian, blanquean o justifican el holocausto o el gulag-holodomor. Y sí, nos hemos casi acostumbrado, pero incluso así, utilizar el mismo término para quien no admite la muerte de millones de judíos o ucranianos y para quien cuestiona la verdad oficial del calentamiento global sigue siendo feo por muchas veces que se haga;
  • y (2) ese señalamiento del sueldo, ese punto de “cómo podemos pagarle a alguien que dice estas cosas”. Porque eso es lo que hace Contreras: disentir de Pastor en algo. Normalmente, lo de “cuánto cobra este miserable” se reserva para denunciar a corruptos, señalar nombramientos-dedazos o protestar ante una nefasta gestión. Pero preguntarse (suponemos que la respuesta es negativa) si alguien debe cobrar un sueldo público simplemente por expresar una opinión...

Quizás haya sido la ocasión en la que más ruido ha causado. Pero no es la primera (ni será la última) campaña anti-Contreras en las redes sociales. Este diputado es el cayetano de VOX: muy educado y correcto en las formas en todas sus intervenciones; cultísimo y con afirmaciones siempre respaldadas por cifras; y, al mismo tiempo, sin miedo a retar aquellos dogmas intocables de la izquierda y de la corrección política con los que no está de acuerdo. Por eso le persiguen y odian igual que persiguen y odian a Cayetana Álvarez de Toledo.

Tengo para mí que a la izquierda oficial lo que le gusta de verdad es el pepero vocinglero, como el memo que el otro día mandó al médico a Errejón cuando hablaba de enfermedades mentales; con ése hacen un poco de ruido el día del berrido, para que quede claro que es la representación de la derecha frente a su exquisita modernidad. Pero el odio y el señalamiento los reservan para quien, como Contreras o Álvarez de Toledo, enfrenta o rebate sus propuestas con educación, una enorme cultura, buenos argumentos y sin temor. Esto sí que no lo soportan. Dicen que son neutrales y objetivos, pero lo serán más si estás calladito.

La religión

Contreras debería haber sabido a lo que se arriesgaba, porque es lo mismo que le ha ocurrido a lo largo de la historia a los herejes. Cuestionar un dogma fundacional de la religión dominante siempre ha sido muy peligroso. Y eso es ahora mismo el cambio climático: una religión de sustitución (por cierto, mucho más absurda, más alejada de la ciencia y menos sujeta a cuestionamiento que las tradicionales). También es un negocio y una forma de vida, pero creo sinceramente que eso tiene menos peso en estas campañas. Lo importante aquí es que nadie diga que el emperador está desnudo, no vaya a ser que otros le escuchen y también digan lo que piensan.

¿Y qué dijo Contreras? Pues, entre otras cosas, lo siguiente (para quien esté interesado, aquí la intervención completa de ocho minutos):

  • “Es sensato ir buscando sustitutos para los combustibles fósiles, no sólo porque contribuyan al efecto invernadero sino, sobre todo, porque son contaminantes. El CO2 no es contaminante, pero sí lo son los benzopirenos y el óxido de nitrógeno y otros resultantes de la combustión de estos combustibles fósiles.
  • Los combustibles fósiles son finitos, se agotarán alguna vez; aunque estamos lejos de esa situación, es necesario encontrar alternativas.
  • El cambio climático es un problema para la humanidad.
  • William Nordhaus, premio Nobel de Economía, calcula, ateniéndose al escenario intermedio del IPCC (es decir una subida de 2,6 grados centígrados en 2100 respecto a la temperatura actual), una penalización del 2,9% respecto del PIB de 2100.
  • Desde 1850, la temperatura [media en la tierra] ha subido en más de un grado.
  • El escenario central del IPCC es que la temperatura subirá a lo largo de este siglo 2,6 grados más respecto a la situación actual.
  • [En ese escenario, se producirá] una subida del nivel del mar de 60 centímetros para 2100”.

Me imagino que, llegados a este punto, algún lector enarcará una ceja: “Pero, ¿no habíamos quedado en que este tipo era un negacionista? ¿Y qué niega? Pero si empieza su discurso pidiendo que busquemos ‘alternativas a los combustibles fósiles”.

A mí es lo mismo que me sorprendió cuando vi el vídeo hace unos días. Contreras no dedica ni un segundo a cuestionar las cifras oficiales. ¡Ni uno! Ni las cifras pasadas, que son obvias (la temperatura media del planeta ha subido en más de un grado desde 1850); ni las proyecciones futuras sobre las que, por fuerza, hay mucho más debate e incertidumbre. Pues bien, el “negacionista”, coge el IPCC y su modelo central... y lo aplica a rajatabla: crecimiento del nivel del mar, subida de las temperaturas, recorte del PIB, impacto en la agricultura, etc.

Apunte curioso: como Contreras asume las cifras oficiales del clima, al llamarle “negacionista”, los que se están situando enfrente del IPCC, de la ONU y de todos los documentos oficiales son sus críticos. Es decir, quizás sin saberlo (¿ha visto la intervención completa Ana Pastor antes de escribir su tuit?) la presentadora de La Sexta está despreciando ella misma las cifras más políticamente correctas que podamos imaginar. ¿Pastor, negacionista del IPCC? ¿Le dedicará una noticia especial Newtral a su fundadora?

El debate y el traje del emperador

Puede parecer una discusión tuitera más (y hay muchas) entre una periodista de izquierdas y un diputado conservador. Pero no lo creo. La reacción a las palabras de Contreras se debe no sólo a que el corte de vídeo con lo del calentamiento y las muertes por frío sea llamativo (es llamativo y cierto). Lo que ha molestado es que, asumiendo las cifras, cuestione lo demás. Lo que nos quieren hacer tragar con la excusa de la ciencia sin ser ciencia. Lo que no se puede mentar. Por eso, el término “negacionista” para el que no niega nada.

Porque Contreras, además, dijo esto:

  • “Hay que encontrar alternativas sin histeria y sin paranoia. No existe una emergencia climática (...) Somos el único grupo que no comparte el dogma de la emergencia climática. El portavoz de Bildu dijo hace unos minutos que el cambio climático era la gran amenaza para la supervivencia de la humanidad. El cambio climático es uno más de los muchos problemas de la humanidad, pero no es, ni de lejos, el más importante (...) Es un problema, pero no es el fin del mundo.
  • La economía española se verá afectada [por las leyes de cambio climático] y también la competitividad de las empresas, porque se va a encarecer la energía. Se tendrán que hacer inversiones millonarias que no se ve de dónde van a salir, con una deuda pública del 120% del PIB. Se verá afectada la capacidad de generación de empleo de las empresas
  • Y todo esto para conseguir una reducción del 4% de las emisiones mundiales, porque la UE sólo es responsable del 10% de las emisiones
  • Creemos en la neutralidad tecnológica del Estado: el Estado no es omnisciente, no sabe qué tecnologías al final del siglo XXI serán capaces de compatibilizar mejor la sostenibilidad económica y ecológica, por lo que debe ser neutral (...) La fiscalidad verde no debe implicar una subida de impuestos. Si hay impuestos verdes deben bajarse los impuestos por otro lado
  • Quién decretó que la temperatura óptima para la humanidad fuera la de 1850. Desde entonces, la temperatura ha subido en más de un grado y no parece que nos haya ido tan mal
  • El CO2 tiene un efecto fertilizador y el planeta es hoy más verde que hace unas décadas. Según imágenes tomadas por satélite, más de la mitad de la superficie del planeta es hoy más verde que hace 25 años y sólo un 4% de la superficie del planeta es más árida. Esto también afecta a España, cuya masa forestal ha pasado de cubrir un 27% de su superficie en 1990 a un 36% en 2016”

El calentamiento global tendrá todo tipo de consecuencias. La parte del discurso que más gracia les hace a los sacerdotes climáticos (lo de que al subir las temperaturas habrá impacto negativo en ciertos lugares y positivo en otro) es una obviedad. Desde Canadá hasta Siberia, algunas de las zonas más despobladas del mundo podrían ser más habitables si la temperatura media es más elevada. A cambio, otras se verían perjudicadas.

De hecho, el argumento que usa al comienzo de esa frase es tan sensato que sorprende que apenas se comente. Nos referimos al momento en el que recuerda que la temperatura media ya ha subido con fuerza desde 1850 (según denuncian los oficialistas, de Pastor al más encendido ecologista) y no sólo no vivimos en un mundo apocalíptico, sino que el último siglo y medio ha sido el de más crecimiento y progreso de la historia de la humanidad. ¿Por qué será tan peligroso que sigan subiendo? ¿Cuál es el límite? ¿Lo sobrepasaremos? ¿Qué es más efectivo para no llegar a ese límite?

Sobre el impacto económico, tres cuartos de lo mismo. ¿Un recorte del PIB del 3% en 2100: cómo de grave es? ¿Podrán nuestros nietos afrontarlo? Porque ellos serán mucho más ricos que nosotros. ¿Merece la pena recortar el crecimiento ahora para evitar que una sociedad más rica y tecnológicamente más avanzada tenga que hacer algunos cambios en su forma de vida? ¿Cómo repartimos costes entre la sociedad de 2020 y la de 2100?

Y si decidimos que sí, que hay que hacer cambios desde ya: ¿las medidas que se están tomando son las acertadas? ¿Quién dice que subvencionar la instalación de paneles solares es lo único que puede hacerse? ¿Por qué no desviar parte de ese dinero hacia investigación tecnológica? ¿El Estado sabe cuál será la tecnología dominante de aquí a 30 años? ¿Por qué no confiar en que las empresas seguirán haciendo por su cuenta lo mismo que llevan haciendo en los últimos dos siglos: usar la energía de forma cada vez más eficiente?

En cualquier sociedad sana, estas preguntas deberían ser las que dominasen el debate. Planteas escenarios posibles -de subida de las temperaturas, del nivel del mar, de lo que sea- y analizas alternativas. Y siempre en un contexto que los economistas conocen bien: recursos escasos y consecuencias positivas y negativas de todas las propuestas (no hay ninguna medida unidireccional, que sólo tenga aspectos buenos o malos).

Pero no estamos en una sociedad sana. No en lo que rodea a este tema. Dicen que representan “la ciencia”, pero hay pocas reacciones más emocionales e irracionales en el peor sentido de ambos términos. Sólo así se explica que un discurso en una Comisión del Congreso de ocho minutos basado en las cifras oficiales haya provocado tanto ruido. De hecho, si Contreras hubiera comenzado su intervención negando el incremento de las temperaturas en el último siglo y medio, habría generado menos polémica. Es como lo del grito a Errejón que comentaba antes. En ese terreno se mueven con tranquilidad. Lo que les molesta es que alguien se niegue a tragar las ruedas de molino que acompañan a la cifra. Que alguien explique con argumentos que el emperador de las leyes climáticas inútiles está desnudo. O que está vestido con nuestro bienestar. Se ponen tan nerviosos que acaban, como Ana Pastor, negando sin darse cuenta esas mismas cifras oficiales.

Eso sí, nerviosos pero avisando y señalando con el dedo. Para que el próximo diputado, periodista o experto que se plantee utilizar estos argumentos se lo piense dos veces.

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