Pese a que los organismos como la OCDE no suele pronunciarse sobre las políticas internas de los distintos países que la componen (más allá de preocuparse por grandes desequilibrios), en esta ocasión la OCDE ha entrado de lleno en el debate sobre las subidas de impuestos en España. Llama la atención que se produzca en un momento en el que el Gobierno de Sánchez está anunciando subidas indiscriminadas de impuestos. Unos anuncios que han cogido con el pie cambiado al candidato socialista en Madrid, Ángel Gabilondo, que se afana en decir que no quiere subir los impuestos, mientras sus compañeros de partido en el Gobierno insisten en que han de subir y, en el caso de la Comunidad de Madrid, mucho.
Pues bien, en medio de este debate, la OCDE ha recomendado este miércoles a nuestro país que no se plantee ninguna subida de impuestos, al menos, hasta que la recuperación económica se haya consolidado y sea "firme" tras la pandemia. Y añade que, cuando lo haga, incluya mecanismos compensatorios para evitar más problemas a los más desfavorecidos.
Lo ha hecho en su informe anual sobre las reformas estructurales publicado este miércoles, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) subraya que esa mayor presión fiscal tendría que ir acompañada, además, de medidas temporales y selectivas para compensar su efecto a los más vulnerables.
Subida de impuestos
Entre sus principales recomendaciones en el terreno fiscal, está la ampliación de la base imponible mediante la reducción de exenciones en el impuesto sobre la renta y una menor utilización de los tipos reducidos del IVA en el futuro.
También el incremento a medio plazo de los impuestos sobre los combustibles fósiles, como pueden ser los carburantes de automoción o el gasóleo de calefacción, para gravar las emisiones de dióxido de carbono (CO2), lo que tendría que ir acompañado de un dispositivo de redistribución en dirección de las familias más pobres para que no se vieran perjudicadas.
Una España cada vez más débil
Los autores del informe hacen notar que la pandemia ha reforzado las debilidades de la economía española, que son sobre todo las de un mercado laboral con un alto desempleo, una capacitación insuficiente de los trabajadores, muchas diferencias entre regiones y una alta temporalidad.
Su primer consejo es acabar con las diferentes reglas autonómicas para establecer un mercado interior "verdaderamente único" que no ralentice el crecimiento de las empresas ni ponga obstáculos a la productividad ni a la creación de empleo.
La OCDE constata que los trabajadores con contratos temporales y con baja cualificación se han visto más afectados por la crisis de la covid, ya que en parte están más concentrados en sectores como el turismo y los cuidados a personas.
Subraya que los cambios de la naturaleza del trabajo, con empleos muy calificados y un aumento más rápido de la productividad necesitan una mejor formación de la fuerza laboral en un país donde eso falla y donde las necesidades de las empresas con frecuencia no se corresponden con el perfil profesional.
Otro punto en el que la OCDE ve margen de mejora es el de las políticas activas de empleo, a las que habría que dedicar medios para mejorar la formación, y que estén en relación con las necesidades del mercado. Para eso, los servicios públicos de empleo deberían estar más coordinados con las empresas.
El conocido como el "club de los países desarrollados" hace notar que en España después de la fase de "importantes reformas estructurales" que se llevaron a cabo entre 2012 y 2015, los gobiernos en minoría que se han sucedido han ralentizado el paso.
Admite que en respuesta a la crisis de la covid, se han tomado algunas medidas del actual Ejecutivo que elogia, como la mejora de la digitalización de la educación, el aumento de recursos a los servicios de empleo o la creación de una renta mínima.
Y considera que el plan de recuperación diseñado para el periodo 2021-2023 con los fondos europeos ha puesto "una agenda de reformas ambiciosa".