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Resignación y rabia en la hostelería segoviana afectada por el cierre: "Es injusto. El dolor es enorme"

El sector hostelero sufre un nuevo cierre del interior de sus locales que podría ser definitivo para muchos.

El sector hostelero sufre un nuevo cierre del interior de sus locales que podría ser definitivo para muchos.
Nueve hosteleros segovianos afectados por el cierre. | David Alonso Rincón

Desde el pasado martes una gran parte de la hostelería de Castilla y León ha tenido que cerrar los interiores, al menos durante 14 días, por las nuevas restricciones impuestas desde la Junta para las localidades donde la incidencia acumulada supere los 150 casos por 100.000 habitantes. Este nuevo cierre aboca a paralizar completamente el trabajo de muchos de ellos. Veintiún municipios de Castilla y León, entre ellas las capitales de Valladolid, Burgos, Soria, Segovia y Palencia.

Con ese cierre de la hostelería de interior y locales de juego, la Junta busca "contener la transmisión comunitaria de la pandemia y reducir la presión asistencial de los centros y servicios sanitarios". Por ello, "se suspende el consumo en interior en los establecimientos de hostelería y restauración (...) No obstante, cada 7 días naturales, se actualizará el anexo de municipios atendiendo a los indicadores señalados".

En este sentido, Libre Mercado ha preguntado a nueve hosteleros segovianos afectados para que relaten cuál es la situación en que se encuentra el sector, la forma en que se verán afectados a nivel particular, cómo van a afrontar la paralización de su trabajo y con qué recursos cuentan para afrontarlo.

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Rocío Ruiz, del restaurante José María. | D.A.

Restaurante José María

El restaurante segoviano sólo abre cuatro horas por la mañana, una estampa atípica para este establecimiento ya consolidado en el panorama gastronómico de la ciudad. A primera hora Rocío Ruiz, directora general del Grupo Gastronómico José María, ya está trabajando en el interior y nos recibe para la entrevista. "Llevamos muchos meses en una situación extrema y este es otro mazazo a sector, en un momento en el que la Semana Santa tampoco ha sido brillante como solía ser en otros años", comenta resignada. "Es injusto que la única restricción que se va a hacer en Castilla y León es el cierre del interior de la hostelería como si fuéramos nosotros los únicos lugares en los que la gente se puede contagiar".

Preguntada por el resto de líneas de negocio de la empresa, como por ejemplo su producto Cochinillo viajero y su tienda online, Rocío afirma que se ha visto sorprendida por la gran demanda: "Simplemente el cliente llega, lo recibe su casa y lo mete en el horno y lo termina de asar en pocos minutos. Ha sido un éxito y nos está ayudando a mantenernos".

Este grupo gastronómico cuenta con su propia granja de cochinillos, "por eso cuando el primer cierre no nos pudimos quedar quietos porque los cochinillos seguían naciendo. Con lo cual, la tienda online no se cerró y pudimos seguir trabajando. Ahora nuestro principal cliente es Cataluña y Madrid".

Rocío se muestra optimista: "En cuanto empecemos a coger el ritmo de vacunas esto volverá a ser lo que era".

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Julio, del restaurante Maribel. | D.A.

Asador Maribel

El responsable del Asador Maribel Julio Santervás, relata la situación a la que se enfrenta de nuevo su establecimiento puesto que cerrará completamente durante, al menos 14 días, llevando al 100% de su plantilla al ERTE. "Aceptamos el cierre como hemos afrontado los demás, adaptándonos, con actitud y nada más. Esta vez parece que un nuevo cierre ha dolido un poco más, pero hay que adaptarse, pero duele mucho por el personal de la empresa". "El nuevo cierre lo vemos con resignación y remando para delante. Estamos ahora mismo en medio del pantano y si no remas no llegas a la orilla", afirma optimista el hostelero castellano.

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Marisa, del restaurante Duque. | D.A.

Casa Duque

De nuevo se repite la historia. El restaurante regentado por Marisa Duque echa el cierre por completo y toda su plantilla irá de nuevo al ERTE. La hija del gran Maestro Asador Dionisio Duque, es la cuarta generación de una familia dedicada a la hostelería, con la quinta generación ya en ciernes. "Ya no sabemos qué hacer, llueve sobre mojado. No lo entendemos después de lo que ya sabemos de este virus", señala con impotencia. "El dolor enorme, ya no solo por el grave deterioro económico, sino porque esto no lo puede soportar un negocio, sobre todo porque casi todas las casas de hostelería son la vida de una familia", indica la dueña de este restaurante ubicado en la calle más concurrida de la capital castellana.

"Pido por dios que vacunen a la hostelería, si es cierto que somos tan malos que nos vacunen de los primeros". "No se puede permitir esto. Hay algo que se tiene que hacer con el eje fundamental de la economía de un país". "Vamos a luchar hasta el último día de nuestra vida, y en mi caso, que yo soy la cuarta generación de mi casa, luchará la quinta generación que son mis hijos y han vivido como yo dentro de esta casa".

En referencia a las consecuencias que podría tener este cierre para la región y por extensión para el país, Marisa advierte: "Si yo estuviera en el lugar de los políticos, cuando algo no lo entiendo o algo no funciona, lo que que yo haría es copiar a uno que ya lo hace bien. En este sentido la Comunidad de Madrid es maravillosa, muchos amigos y compañeros están encantados. Pero no se puede comparar Madrid con Castilla. Madrid lo tiene todo, Castilla es pobre y por eso necesita más ayuda".

"Esto está siendo un desastre. Un ERTE es una medida que se toma para momentos excepcionales y esto ya no es una excepción, es una costumbre, el cierre. Tenemos que darnos cuenta de lo que estamos haciendo, nos estamos quitando del mapa del turismo mundial, eso es lo grave".

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Javier, del restaurante El Bernardino. | D.A.

Asador El Bernardino

A pocos metros de Casa Duque se encuentra otro de los clásicos en el panorama gastronómico segoviano, Asador El Bernardino. Su situación es muy similar a la de los demás compañeros en el sector hostelero, casi toda su plantilla irá a ERTE y los que restan, se quedarán para dar servicio a los clientes de su terraza, que al estar en exterior todavía está permitida. Javier Álvarez, administrador único de la empresa nos comenta: "La única alternativa que tenemos es seguir tirando de reservas. Yo llevo un año que estamos poniendo dinero. Y no llega ninguna ayuda. Lo que ha hecho Alemania ha sido mucho más eficaz". "Los políticos que tenemos en la Junta, que son todos funcionarios y médicos, ellos sólo ven el punto de vista del funcionario, que les llega el sueldo todos los meses y el punto de vista del médico, el sanitario, pero hay que ver más allá. Si estás dirigiendo una comunidad tienes que valorar algo más".

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Santiago, del restaurante Casares. | D.A.

Restaurante Casares

La taberna restaurante Casares, situada a pocos metros del acueducto, tiene terraza aunque eso no ha impedido que la mitad de su plantilla, 10 trabajadores, tengan que estar en situación de ERTE. "Duele este último cierre", comenta Santiago, "no entendemos que obliguen a cerrar sólo la hostelería y lo que más molesta es que los políticos creen que somos máquinas, que hoy abrimos y mañana cerramos, no es tan fácil". "La solución clara no la tenemos nadie. Madrid lo hace de una forma, Valencia de otra. Creo que lo más justo sería un criterio unificado de toda España para las medidas de coronavirus".

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Julián, del restaurante El Sitio. | D.A.

Restaurante El Sitio

A unas decenas de metros de la Plaza Mayor se encuentra el restaurante El Sitio. Nos atiende Julián en el interior de su local, ya con todas las mesas recogidas, la luces casi apagadas y las verjas de la puerta a punto de cerrar. El cierre obliga a la empresa a mandar a casa a sus 15 empleados. El gerente del restaurante no da crédito a las condiciones de este último cierre. "Segovia capital está cerrado y pueblos colindantes están abiertos los restaurantes con normalidad. ¿Vamos a masificar la periferia o concentrarnos todos en los bares que estén abiertos? Si cerramos todo, lo puedo entender, y por eso esto me ha desconcertado muchísimo"

"Mis cliente se pueden ir a un kilómetro de distancia a tomar algo y van a estar en el interior de un bar y el que quiera ir a comer dentro de un restaurante se va al pueblo de al lado donde no hay restricciones", se pregunta indignado Julio momentos antes de cerrar la puerta de su establecimiento.

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Carlos, del restaurante El Figón de los Comuneros. | D.A.

Restaurante el Figón de los Comuneros

Frente al restaurante El Sitio permanece, ya cerrado, el restaurante el Figón de los Comuneros. Carlos se encuentra sólo en su interior y abre la puerta para recibirnos. Desde que empezó la pandemia cinco de sus trabajadores siguen en ERTE y con este cierre serán otros cuatro los que dejen de trabajar. "No toca ahora resignarnos y acatar lo que dicen porque nos han tachado a nosotros como si fuéramos culpables cuando, desde nuestro punto de vista, no lo somos". "Por culpa de las fiestas y reuniones ilegales están poniendo el foco en la hostelería y eso que nosotros cumplimos todas las medidas". "Pagamos siempre los mismos".

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Margaret Cygan, del restaurante La Postal. | D.A.

Restaurante La Postal

Nos atiende Margaret Cygan la gerente, en una mesa junto a un vagón de tren, el rincón más típico del restaurante. "La situación ha sobrepasado las peores expectativas, sobre todo por la falta de información bestial". "Tal vez si fuéramos otro tipo de sector tendríamos una defensa legal más potente pero ahora mismo estamos totalmente indefensos" se lamenta. "Llevamos un año con este tema, ¿qué haría cualquier persona con un tercio de su sueldo? Nos cierran y sigue contando el contador de todo, por ejemplo las tasas del ayuntamiento. Aquí trabajan 21 personas y van a ERTE todos". "Queremos salir adelante y somos los primeros en que nuestros negocios no haya contagios y por eso ponemos todos los medios por nuestra parte". Convencida comenta que, si cierran los restaurantes, se provoca que haya reuniones clandestinas.

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Alberto, del Mesón Cándido. | D.A.

Mesón de Cándido

"El cierre nos ha afectado a todos. Hace ya más de una año que esta casa cerró por primera vez. Y era, históricamente hablando, la primera vez que yo, y tengo 88 años, he visto a este mesón cerrado. Y qué tristeza me dio ver cerrar y lo duro que fue despedirte del personal". "El mesón de cándido tiene 42 trabajadores, los mismos que el día antes de empezar la pandemia". "Yo no soy político ni médico ni técnico, lo que sí que sé es que los hosteleros no estamos haciendo ningún mal a la sociedad porque nuestros establecimientos están completamente limpios y guardamos todas las medidas de seguridad que nos ha impuesto el gobierno". "Hay muchos millones de españoles que trabajan en la hostelería, y millones de familiares vinculados con el sector". "Pido a las autoridades que nos comprendan y que estamos esperando a que nos dejen trabajar para ayudar a España a levantarse de esta herida tan grande que ha dejado en nosotros esta pandemia, no solo a nivel moral sino también económico".

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