El tipo de interés establecido por el Banco Central Europeo sobre la facilidad de depósito se encuentra en el -0,5% desde septiembre de 2019. Esto supone que las entidades bancarias pagan al BCE por tener depositado su dinero allí. La finalidad del organismo central fue la de hacer que los bancos comerciales dieran más préstamos y reactivasen la economía, pero esta medida ha tenido otras consecuencias. Una de ellas es la caída de las rentabilidades de los depósitos. Los bancos cada vez pagan menos por tener depósitos –el principal vehículo de ahorro de los españoles– y están trasladando este gasto a sus clientes.
De hecho, ya no es que los bancos paguen cada vez menos por los depósitos, sino que van a empezar a cobrar por ellos para poder afrontar el tipo negativo del BCE. La primera entidad en anunciar esta medida fue el BBVA en enero de este mismo año. El banco anunció que cobraría una comisión del 0,3% anual a los clientes que tuvieran más de 100.000 euros en el banco. Pero no es el único, ING va a comenzar a hacer lo mismo este mes de abril, pero en este caso los afectados serán aquellos con más de 30.000 euros en la Cuenta Naranja. La comisión será de 10 euros mensuales, es decir 120 euros al año. Por el momento, no es una medida conjunta de la banca española, pero sí anuncia una tendencia clara.
Eso sí, no todos los clientes que tengan más de 100.000 y 30.000 euros en las citadas entidades se van a ver afectados por esta nueva normativa. En el caso del BBVA solo se cobrará la comisión a aquellos que no tengan domiciliados ingresos o contratados otros productos adicionales como seguros o fondos y planes de pensiones. Más o menos son las mismas condiciones que ha establece ING para poder esquivar esta comisión de 10 euros mensuales.
Más comisiones
Lo cierto es que a lo largo de este año se han visto importantes modificaciones en las comisiones de los bancos. Por ejemplo, en el caso del Santander ha cambiado su cuenta Zero a One, en la que aquellos que no tengan vinculación con la entidad pagarán una comisión de entre 10 y 20 euros mensuales. CaixaBank ha seguido el mismo camino para cobrar comisiones a aquellos que no tengan su nómina domiciliada y tengan una cuenta abierta en la entidad. En este caso puede ascender hasta los 240 euros anuales. El Banco Sabadell también impuso una comisión de 60 euros anuales para quienes no tengan domiciliada una nómina asociada a un producto financiero de la entidad.