La irrupción del coronavirus y los severos confinamientos de 2020 han puesto patas arriba el mercado laboral. Y no solo en cuanto a destrucción de empleo, sino en la forma y el lugar en que los trabajadores desempeñan sus labores. Concretamente, tal y como revela un estudio de Adecco a partir de datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), el pasado año se registró el récord absoluto de personas teletrabajando, al superar los 3,5 millones de personas en la etapa más crítica de la crisis sanitaria.
Desde entonces, y pese a la irregular desescalada, el total de teletrabajadores se ha ido moderando solo parcialmente, cerrando el 2020 con 2,86 millones de personas teletrabajando, el 14,5% del total de ocupados. Esta cifra, que supone un 74,2% de incremento respecto al cierre de 2019, aún es inferior a la de la mayoría de los países de nuestro entorno (la media de la UE se sitúa en un 21,5% de teletrabajadores).
Ante esta circunstancia, la situación de las oficinas ha cambiado completamente. Edificios semi vacíos, salas de reuniones despobladas o puestos de trabajo a mitad de ocupación son ahora la tónica general en muchas de las empresas de nuestro país, a la espera de que la pandemia remita definitivamente.
No obstante, no pensemos que esta se trata de una coyuntura pasajera, ya que el teletrabajo ha llegado para quedarse, al menos parcialmente. Y no es para menos, ya que prácticamente siete de cada diez empresas reportaron que el trabajo en remoto había contribuido a aumentar su productividad en el tercer trimestre del 2020, según se desprende de un estudio de la consultora Capgemini. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, ya que, si bien el mismo estudio cifra en un 22% este aumento medio de productividad, también recoge que el 54% de los trabajadores se sienten desconectados de su empresa y de sus compañeros debido al teletrabajo, a lo que hay que sumarle otros muchos tipos de ansiedad o carencias que, irremediablemente, pueden estar haciendo mella en la calidad del trabajo y la salud de los empleados.
En este sentido, el 80% de los trabajadores quiere volver a la oficina, por lo menos tres días a la semana, según revela un estudio de CBRE. En la misma línea, un informe de Cushman & Wakefield muestra que solo el 9% de las personas no echa de menos la oficina.
Nadie quiere desmarcarse del teletrabajo
En cualquier caso, lo que parece obvio es que la gran mayoría de las grandes empresas van a seguir apostando, como mínimo, por modelos mixtos o híbridos de teletrabajo, combinando horas presenciales en la oficina con días de trabajo en remoto.
Compañías como Liberty Seguros o ING ya han dado a sus trabajadores la posibilidad de trabajar, para siempre, desde casa. El caso más reciente, el de Liberty, incluye una dotación económica única de 465 euros a cada empleado para que adapten su espacio de trabajo en el hogar, así como 55 euros mensuales para cubrir gastos. Por su parte, Telefónica retomará la presencial en abril de 2021, aunque con un modelo híbrido, similar al implantado por Orange o Vodafone, y que es apoyado por el 68% de los españoles.
Sea como fuere, la mayoría de las compañías todavía están esperando a que remita completamente la pandemia, o al menos hasta que pase el verano, para tomar las decisiones definitivas sobre los planes de teletrabajo o la posible vuelta a las oficinas, por lo que la incertidumbre está servida.
La patronal: "Las oficinas no van a desaparecer"
Por tanto, ¿podemos decir que el trabajo presencial corre peligro de desaparecer? ¿Realmente se acerca el fin de las oficinas, o quizá estemos siendo demasiado catastrofistas?
A este respecto, el presidente de la Asociación Española de Oficinas, José María Álvarez, se muestra tajante: "Las oficinas no van a desaparecer. Las ciudades no pueden concebirse sin oficinas y centros de trabajo". Para sostener su postura, el representante de esta patronal esgrime a Libre Mercado una serie de argumentos que no pueden pasarse por alto:
- El sector de las oficinas ha liderado la inversión del terciario inmobiliario (excluyendo residencial) entre 2014 y 2020, tanto en inversión nacional como extranjera. "Concretamente, hablamos de que las oficinas han representado más de 21.000 millones de inversión, del total de 60.000 millones del sector inmobiliario terciario", recalca Álvarez, que asegura que, incluso en 2020, las oficinas han seguido liderando el sector. De hecho, explica que las rentas apenas han caído, más allá de la flexibilidad que los propietarios han dado durante estos meses, y que la disponibilidad en edificios de oficinas (aquellos que han quedado desocupados) apenas ha aumentado en un punto o punto y medio.
- La recuperación económica llegará pronto, de mano de las vacunas y la ciencia. "Yo soy optimista en que va a haber una solución médica y científica que va a sacarnos de este túnel, y no solo a las oficinas, sino a toda la sociedad. Lo que debería preocuparnos es por qué España es la economía de la OCDE que más ha caído. España no tiene un problema con las oficinas, sino con toda su economía en general", denuncia el presidente de la AEO.
- El hombre es un ser sociable por naturaleza. El representante de la patronal reconoce que el teletrabajo ofrece numerosas ventajas para la conciliación, pero "no es la panacea, supone una desconexión, especialmente para los trabajadores con menos experiencia", recalca. "Hicimos una encuesta internacional hace 3 años y se demostró que uno de los aspectos que más valoraban los trabajadores era el contacto humano con sus compañeros, por encima de factores tecnológicos. Claro que podemos estar en contacto a través de un teléfono o de una videollamada por Zoom, pero como algo complementario. El trabajo en equipo requiere de la espontaneidad del contacto humano", explica Álvarez, e incide en que "esto es algo que los inversores saben, y por lo que siguen apostando por el sector a largo plazo".
- En este sentido, Álvarez nos explica que las oficinas están en continua evolución: ya no son un conjunto de despachos como lo eran hace años, y hoy en día hay multiplicidad de salas y espacios de reunión, así como zonas abiertas. Por tanto, debido a la crisis del coronavirus, las oficinas también se reconvertirán. "Hay quien dice que la demanda de oficinas se va a reducir, pero quizás lo que ocurra es todo lo contrario, que las empresas requieran de mayor suelo y mayores espacios, creando oficinas con menor aglomeración, con mejor calidad del aire y más saludables para los trabajadores".
Malos augurios para el sector
Sin embargo, la incertidumbre es aún muy elevada, y es razonable dudar de las tesis de la patronal teniendo en cuenta que muchas empresas tienen previsto imponer el teletrabajo de forma definitiva, por lo que puede no tener sentido que sigan asumiendo el elevado coste de sus oficinas. En este sentido, la consultora Laborde Marcet pronosticó que las empresas reducirán un 30% la superficie de las oficinas debido al teletrabajo. Además, según esta misma consultora, el coronavirus va a provocar que la ubicación estratégica de oficinas y locales se vuelva prioritaria, por encima de la superficie, que pasará a un segundo plano. De esta forma, se espera que las empresas opten por inmuebles localizados en zonas prime y puntos estratégicos de las ciudades, por lo que un escenario plausible es que se dedique el mismo presupuesto a alquileres pero con menor número de establecimientos.
Por otro lado, si atendemos a los datos de contratación de oficinas, las operaciones cayeron un 38% en 2020 respecto a 2019, según BNP Paribas Real Estate, con desplomes del 43% en Madrid y el 55,4% en Barcelona, aunque las rentas en estas ciudades apenas bajaron un 3,2% y un 1,6%, respectivamente. La consultora JLL ofrece incluso peores datos, y cifra la caída de contratación en las dos grandes ciudades en un 51%., aunque confirma la escasa reducción de precios.
Los efectos colaterales
En todo caso, y aún partiendo de la hipótesis de que el sector de oficinas consigue reconvertirse satisfactoriamente y tiene la suerte de superar la crisis del coronavirus, lo cierto es que habrá algunos negocios que lo pasarán especialmente mal durante esta reconversión, y que pueden ver peligrar su modelo empresarial. Uno de estos sectores es el de las conferencias, eventos y viajes de negocios. Es evidente que el contacto humano va a seguir siendo fundamental, pero son muchos los que se plantean ahora si buena parte de estos viajes y eventos son realmente imprescindibles, y si no podrían sustituirse por formatos digitales no presenciales.
Para el caso concreto de los viajes, el 62% de los trabajadores declaran que es probable que viajen menos por negocios, incluso después de que el virus esté contenido, según la última encuesta de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA). Aún con todo, el ánimo por retomar los viajes es generalizado. Según GBTA, en noviembre de 2020 solo el 22% de Travel Managers admitió que sus empleados no cuentan con disposición para viajar en las circunstancias actuales, una cifra que se espera sea decreciente conforme la vacunación se acelere.
Otro de los sectores que puede verse afectado por las nuevas tendencias de teletrabajo es el de la hostelería. Nadie duda que, una vez superada la pandemia, los bares y restaurantes volverán a llenarse, pero hay algunos que podrían sufrir más de la cuenta: los ubicados en las grandes zonas de oficinas. Al fin y al cabo, si la plantilla que acude presencialmente al trabajo se ve reducida, también lo harán aquellos que toman un café previo a la jornada laboral o que disfrutan de un menú del día a la hora de comer.
En definitiva, lo que está claro es que, una vez termine la pandemia, el mundo del trabajo y las oficinas puede no volver a ser como era. Muchos hábitos cambiarán, muchas tendencias se modificarán, y solo los que sepan adaptarse y reinventarse a tiempo lograrán triunfar.