El Banco de España alerta sobre los Expedientes de Regulación Temporal de empleo (ERTE). El organismo que dirige Pablo Hernández de Cos ha reconocido, en un informe que publicó ayer martes, que el instrumento laboral más popular de la crisis del coronavirus ha perdido su utilidad. El documento elaborado por Mario Izquierdo, Sergio Puente y Ana Regil se sirve de los microdatos de la Encuesta de Población Activa (EPA).
A juicio de la institución, tras el cerrojazo de la economía española en la segunda mitad del mes del marzo de 2020, este mecanismo demostró "una elevada efectividad a la hora de facilitar la vuelta al empleo" de los trabajadores. Pero ahora, su eficacia se ha desplomado, a pesar de que el Gobierno pretende alargarlos todo el año 2021. El motivo es que el Banco de España observa que las personas que continúan todavía afectadas por un ERTE cada vez tienen menos posibilidades de volver a sus puestos de trabajo.
"La probabilidad de reincorporación se difumina cuando se analizan los ERTE iniciados en el tercer trimestre o aquellos con una duración más elevada, lo que evidenciaría, fundamentalmente, la prolongación de niveles de actividad bajos, asociados a la continuidad de las restricciones provocadas por la pandemia", señala el documento titulado Los ERTE en la crisis del Covid-19: un primer análisis de la reincorporación al empleo de los trabajadores afectados.
ERTE ‘zombies’
Como ya publicamos en Libre Mercado, el pasado mes de septiembre ya empezaron a observarse las primeras señales de los ERTE zombies en el mercado laboral debido al frenazo del número de personas en ERTE que regresaban a sus correspondientes empresas. Este hecho auguraba un terrible desenlace: muchos de los trabajadores que no estaban siendo capaces de salir del ERTE nunca volverán a su puesto, ya sea porque sus empresas acabarán cerrando o porque ya no tienen el mismo volumen de negocio.
Pero el problema es que, en lugar de buscar otro empleo, se mantienen en una especie de letargo laboral financiado con el dinero de todos los contribuyentes, lo que está provocando su zombificación.
Sin embargo, en el segundo trimestre de 2020, el efecto de los ERTE fue muy positivo, según el Banco de España, que no evalúa los retrasos en los pagos de las prestaciones y otros errores del SEPE. Fue en el segundo trimestre de 2020 cuando se produjo el pico máximo de los ERTE en nuestro país, con el 21,9% de asalariados afectados, "lo que representa cerca de tres millones de asalariados en el promedio de ese período". En la siguiente tabla se distinguen en azul los ERTE por suspensión total de empleo y en rojo, los que son por horas. El segundo trimestre destaca por el gran porcentaje de asalariados totales.
Así, casi el 70% de los trabajadores que entraron en un ERTE en el segundo trimestre de 2020 retornaron al empleo efectivo en el tercero, por lo que se observa el buen resultado en ese periodo. En cuanto al resto, cerca del 20% del total seguían afectados por un ERTE y algo menos del 10% pasaron a una situación de no empleo.
Los ERTE volvieron a aumentar
Pero tras el pasado verano, no sólo es que el ritmo de empleados regresando del ERTE a sus empresas disminuyera, es que los ERTE aumentaron de un mes a otro por primera vez desde abril, según los datos de paro registrado y afiliación que publica cada mes el propio Gobierno. Esto se debió a los cierres de hostelería y servicios que llevaron a cabo muchas CCAA por el aumento de los contagios.
El informe del Banco de España no desvela cuántas personas continúan en ERTE a día de hoy, pero los últimos datos del Ejecutivo socialista relativos a febrero revelaron que había casi 900.000 personas en sus casas en un ERTE sin trabajar, aunque este ingente volumen no cuenta como parados en las estadísticas oficiales. Todo apunta a que en marzo los ERTE volverán a bajar, después de varios meses de subidas, como ha avanzado el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá.
Lo que sí señala el Banco de España es que en el cuarto trimestre del año todo cambia y se confirma la zombificación. "Se observa que la probabilidad de los afectados por un ERTE en el tercer trimestre de volver al empleo efectivo disminuyó de manera muy apreciable, hasta el 32%. Este descenso reflejaría el freno al proceso de recuperación del mercado de trabajo. Además, esa probabilidad observada de que un afectado por ERTE volviera al empleo un trimestre después fue algo menor que la probabilidad de que lo hiciera alguien que había perdido su puesto de trabajo. Esta evolución podría estar reflejando la persistencia de niveles de actividad muy bajos en algunas ramas, como consecuencia de las sucesivas olas de la pandemia", explican.
La solución: reciclarse
Todas estas dificultades afectaron más a determinados colectivos, como las mujeres y los jóvenes. "El peor desempeño relativo de los ERTE que comenzaron en el tercer trimestre, en comparación con quienes pasaron a estar desempleados o inactivos en ese período, es compartido por la mayor parte de los colectivos, destacando la menor efectividad, definida de ese modo, entre las mujeres, los jóvenes y el colectivo con menor nivel de formación", aseguran.
Por ramas de actividad, "el empeoramiento se concentró en la construcción, en la hostelería y el comercio y en los otros servicios". En concreto, el organismo señala el fracaso en la hostelería el y comercio, "que representa el 57% de los ERTE de la muestra, y en el que el efecto es muy reducido y apenas significativo, lo que reflejaría las dificultades para retornar al empleo en esta rama, dada la mayor duración de las restricciones a su actividad". De hecho, como se observa en la siguiente tabla, un profesional de la hostelería tiene prácticamente las mismas probabilidades de volver al trabajo que una persona del sector que no esté en ERTE.
Ante este fiasco, en lugar de seguir subvencionando infinitamente a los ERTE, el Banco de España aconseja "focalizar el mantenimiento de las ayudas en las empresas que operan en los sectores más afectados hasta que se supere la crisis sanitaria" y formar a estos empleados atrapados para que puedan dedicarse a otras tareas, ya que su sector está dando señales claras de que no les necesita tanto como antes. "Esta protección podría vincularse de forma más directa a la realización de actividades formativas de los trabajadores afectados, que, hasta el momento, ha sido relativamente reducida", apuntan. Tanto es así, que según la información de la EPA, sólo el 11% de los trabajadores en ERTE realizó algún tipo de actividad formativa, un porcentaje que se sitúa algo por debajo del observado entre el colectivo sin empleo (14%).