El vino más caro del mundo se hace en las bodegas AurumRed, ubicadas en Las Pedroñeras (Cuenca). Una botella de la serie plata cuesta 1.250 euros, la serie oro asciende a los 25.000 euros, pero sin duda alguna, el producto estrella es la botella de 16 litros de edición única que ya supera los 340.000 euros. El artífice de este milagro de la enología es Hilario García, el único que conoce los secretos que esconde uno de los vinos más exclusivos del mundo.
Hilario García trabajaba en una consultora hasta que una enfermedad le dejó postrado en la cama. Tras un periplo infructuoso por varios médicos, finalmente encontró su propio milagro: "En una de las clínicas conocí a un hombre que trataba este tipo de enfermedad con ozono. El dolor se fue, volví a caminar y comencé a investigar el ozono por mi cuenta, porque lo vi muy eficaz pero poco desarrollado".
García se preguntó si los beneficios del ozono se podrían trasladar a otro tipo de ser vivo, las plantas: "Empecé aplicarlo en cebollas con un gran resultado y después en las viñas, también con éxito. Y teniendo en cuenta que el vino también es un ser vivo, también empecé a aplicarlo. Y así llegué al AurumRed, algo totalmente diferente."
El ozono es solo uno de los más de cien tratamientos aplicados al AurumRed. El resultado, explica García, es "un vino que no se avinagra una vez que se ha abierto y tiene distintos aromas y sabores dependiendo de si la copa se gira en un sentido o en el contrario". El destino final es el consumidor, que "experimenta un momento mágico cuando se toma un rato de su tiempo para disfrutar de este vino".
Vides centenarias no injertadas
Otro de los secretos de este vino se encuentra en las raíces de las cepas centenarias de la variedad cencibel (tempranillo) no injertadas. Este detalle, nimio para los no familiarizados con la viticultura, es sumamente importante. Hace 150 años entró en Europa un pulgón llamado filoxera que prácticamente arrasó con todas las vides que existían. Los agricultores encontraron una solución: utilizar un portainjertos con una variedad inmune a la filoxera. Desde entonces, todas las vides crecen sobre la base y las raíces de la variedad resistente donde se injerta el tipo de uva que se desee cultivar.
Las cepas de AurumRed son las originarias, no llevan portainjertos y nunca han sucumbido a la filoxera. De ahí sale una producción de 300 botellas, las de la serie oro, cuyo precio asciende a 25.000 euros la unidad. De la gama plata (1.250 euros) se fabrican como máximo 6.000 botellas de vides nuevas injertadas con las cepas centenarias. Ese vino madura en barricas de roble francés, especialmente escogidas por Hilario García: "Las maderas deben ser testadas. Se pide la máxima calidad y se evalúa todo: de qué valle procede la madera, cómo se seca y cómo se trata", explica García.
Todos los factores que influyen en la calidad del vino se vigilan exhaustivamente. También el tipo de botella, que en el caso de la joya de la corona, el envase de 16 litros, es una bella obra de arte diseñada por Alberto Rodríguez. Su precio supera ya los 340.000 euros, aunque hasta que no acabe su subasta de sobre cerrado a primer precio, no podremos saber qué valor alcanza finalmente.
Invertir en vino
En los 11 años que Hilario García lleva haciendo vino, ha visto como los precios de su producto se han multiplicado: "El mercado decide los precios en función de la oferta y la demanda. Comenzaron siendo mucho más bajos, pero están subiendo y sé que los de la serie plata se van a disparar en cuestión de un año".
"Es casi seguro que todo aquel que haya comprado ese vino y lo quiera revender, vea como su valor se ha multiplicado", afirma García, que reconoce que hay clientes que compran botellas como una inversión. "Es más seguro que el bitcoin, porque al fin y al cabo la botella de vino, suba o baje de valor, siempre te la podrás beber cuando te apetezca", bromea García.
Entre sus clientes se encuentra la hostelería de lujo, aunque la mayor parte de las botellas se venden a particulares: "Algunos ahorran y otros parece ser que tienen dinero", explica García. "Hay gente que se quiere dar un capricho ahora que se gasta mucho menos dinero en la hostelería y esos recursos de dedican al consumo en el propio hogar. La pandemia también ha cambiado un poquito el orden de prioridades y hay algunos clientes que quieren disfrutar de un momento especial con un vino único y exclusivo".