El multimillonario Bill Gates, uno de los grandes inversores en empresas que fabrican carne de laboratorio, exigía recientemente a las naciones ricas que "comieran carne artificial 100% sintética". Lo dijo en una entrevista en MIT Technology Review, con motivo de la presentación de su nuevo libro "Cómo evitar un desastre climático". El fundador de Microsoft llegó a aseverar que, si la población no cambiaba sus hábitos alimenticios, los gobiernos deberían encargarse de intervenir y regular la legislación para su consumo, incluso financiando los proyectos dedicados al fin que persigue la Agenda 2030 y el Foro Económico Mundial: dejar de comer carne procedente de los animales.
Pues dicho y hecho. Europa y gobiernos como el español están ya remando hacia el objetivo que ha marcado el fundador de Microsoft y que busca hacer desaparecer a la industria ganadera. Este 2021, el Ministerio de Ciencia, dirigido por el astronauta socialista Pedro Duque, a través del Centro para el Desarrollo Tecnológico e Industrial (CDTI), ha concedido a ocho empresas del sector agroalimentario y tecnológico 3,7 millones de euros para potenciar la fabricación de la carne fake que Gates quiere imponer en las sociedades desarrolladas.
El dinero de los contribuyentes ha ido a parar a las compañías Argal, Martínez Somalo, Biotech Foods, Neoalgae, BTSA, BDI Biotech, DMC Research y Agrowingdata. Todas ellas cultivan "carne ética", tal y como lo define la empresa vasca Biotech Food. Este eslógan deja al consumidor en una posición incómoda. Si el cliente de un supermercado compra hamburguesas, salchichas o filetes, que procedan del cerdo o de la vaca, estará teniendo un comportamiento antiético e inmoral, según el marketing orwelliano de la biotecnológica con sede en San Sebastián.
De hecho, Biotech Food, al igual que el resto de marcas de dedicadas a la producción de carne in vitro, transmite que su proyecto se enmarca dentro de una "preocupación global". Manifiestan en su web que trabajan por el bien del planeta y dejan a la ganadería a la altura del betún, acudiendo siempre a las teorías apocalípticas del cambio climático:
"La carne de vacuno es la mayor fuente alimentaria de destrucción ambiental y debemos encontrar medios alternativos para cumplir con los requisitos y con rapidez, con dos hechos irrevocables: nuestra población mundial está aumentando y nuestra sed de carne sigue aumentando. ¿Qué podemos hacer para evitar el caos ambiental mientras aceptamos que el cambio generalizado a un estilo de vida vegano es menos probable? La poderosa respuesta se ha formado en la última década a partir de la culminación de años de investigación y avances tecnológicos: la carne cultivada", reza uno de los apartados de la web de Biotech Food.
Cabe reseñar que, tras estas supuestas bienintencionadas proposiciones, con las que intentan conquistar los CEO mundiales de la falsa carne al público, se encuentran en juego miles de millones de euros de los magnates de las tecnológicas. Actualmente varias son las compañías que cabalgan por ganar la carrera comercial a nivel mundial. Entre ellas, la todopoderosa Memphis Meats, que cuenta con el apoyo económico de Bill Gates, quien posee la mayor parte del accionariado. Otro gran inversor es el cofundador de Google, Sergey Brin, que no quiere ser menos que el fundador de Microsoft y ha invertido en Mosa Meat, otra compañía holandesa que cultiva carne.
Lobby de la Tecnocarne
Al lobby de la Tecnocarne no parece importarle demasiado los estudios e investigaciones que refutan sus teorías climáticas sobre la emisión de los gases invernaderos en la ganadería. Entre los análisis destaca un reciente estudio realizado por Clear Center con la Universidad de California, en Estados Unidos, que asegura que producir menor cantidad de carne vacuna no traería mayores efectos en la calidad del aire en el planeta. Además, desde el sector afirman que las consecuencias de acabar con la ganadería pueden ser fatales, provocando el abandono de los animales y el campo, puesto que la ganadería se encarga de mantener limpios los bosques y pastos para prevenir los incendios y cuida del bienestar de las diferentes razas.
Otra de las principales cuestiones que abordan los ganaderos en Europa es que en el mercado no existe una enorme demanda del producto que justifique las milmillonarias inversiones de las tecnológicas, pese a que haya crecido el número de veganos y vegetarianos en el cómputo global. Por esta razón, las voces críticas arguyen que la imposición de la carne de laboratorio debe venir desde arriba, de los gobiernos, tal y como adelantaba Bill Gates, y, esta vez, los planificadores centrales van a ir más allá. Se van a meter hasta en la sopa.