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La tragedia de Pilar: "Tengo una parálisis facial por el estrés de mis okupas. Nunca volveré a sonreír"

La propietaria lleva casi dos años luchando por recuperar su apartamento usurpado por los okupas en Torrevieja.

La propietaria lleva casi dos años luchando por recuperar su apartamento usurpado por los okupas en Torrevieja.
Pilar Martínez, propietaria víctima de los okupas | LD

Pilar Martínez García-Notario, una propietaria de un apartamento en Torrevieja (Alicante) lucha incansablemente por recuperar su vivienda. El apartamento que heredó de su prima le ha costado la salud, literalmente. Los okupas usurparon la casa heredada por Pilar hace casi dos años y todavía la justicia no se ha pronunciado al respecto. Las coacciones, impotencia y ansiedad que ha sufrido la propietaria le han provocado una parálisis facial irreversible.

Rota de dolor, a Pilar se le hace un nudo en la garganta cuando nos narra su tragedia. Había dejado su trabajo para cuidar a su prima enferma de cáncer, a la que consideraba su propia hermana. "Fue muy duro. En abril de 2019 falleció. Mi prima me dejó su apartamento en Torrevieja. Ella lo tenía alquilado a unas colombianas. Pero cuando murió las inquilinas se fueron y llegaron unas okupas. Creo que eran amigas de las colombianas. Fue un shock para mí cuando me llamó la inmobiliaria informándome de lo sucedido. Acababa de pagar 20.000 euros por el Impuesto de Transmisiones de esa vivienda y ni la he pisado. Yo vivo en Cádiz así que nos tuvimos que desplazar a Torrevieja y quedarnos en un hotel. Llamamos al timbre y los okupas no nos abrían. Estaban dentro pero no querían hablar con nosotros", relata la afectada a Libre Mercado.

Los okupas eran una madre soltera, el hijo y su abuela. Las dos mujeres engañaron a Pilar y la coaccionaron con chantajes. "Querían un contrato, pero era mentira. Esos primeros meses fueron horribles. Tenía una ansiedad enorme, no podía dormir, no entendía que esto me pudiera estar pasando. Era una pesadilla", lamenta la propietaria.

Y llegó el día fatídico. La vida de Pilar iba a dar un giro aterrador para siempre. Los nervios la consumieron y el 3 de septiembre de 2019 fue trasladada al hospital. "Me dio una parálisis facial por el estrés de mis okupas. Nunca volveré a sonreír. Es irreversible. Mi boca está torcida. Debo untarme una pomada especial porque como no pestañeo se me reseca", comenta con la voz entrecortada y a punto de llorar. La víctima de los okupas prosigue casi sin aliento. "No volveré a ser la misma de antes. Ante el espejo me veo como monstruo. No quiero quitarme ni la mascarilla ni las gafas de sol".

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Pilar Martínez antes de la parálisis facial

Los okupas no se han apiadado de ella y ahora Pilar no solo pelea por recuperar su casa, sino también por no terminar hundiéndose por las secuelas que le ha dejado la ocupación de su inmueble. "Mi vida es una lucha diaria. Cada tres meses me tienen que poner botox. Los movimientos de la otra mitad de mi boca provocan que se cierre el ojo cuando estoy comiendo. Gracias al botox no lo cierro y no pestañeo, pero tengo que llevar una pomada para que no se me reseque, porque puedo perder el ojo. Para dormir tengo que cerrarme el ojo con un esparadrapo", explica la propietaria afectada.

Otro de los graves problemas al que se enfrenta Pilar es al pago de las facturas de sus okupas. "Estoy manteniéndolas. A mí me llega el dinero. Tengo que irme a limpiar a casas de amigas, con un solo ojo que tengo, y también tengo que estar cosiendo cremalleras para ganar algo más de dinero. Ya desembolsé 1.600 euros por la abogada. Y he pagado una derrama tremenda de la piscina de la urbanización, que mira que había otros apartamentos sin piscina, pero, claro, los okupas querían tener piscina. Además, les pago el agua y la luz. Y si le corto los suministros los okupas me amenazan con denunciarme. Tengo whatsapp guardados con sus chantajes y coacciones. Las leyes les favorecen a ellos. Esto es de locos"

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Mensajes de la okupa de Pilar

"Orden de alejamiento de la vivienda"

Al igual que otros miles de propietarios víctimas de los okupas, Pilar ha sido advertida por la policía y su propia abogada de que no se acerque a su vivienda a hablar con las okupas. En muchos casos, los delincuentes aprovechan para denunciar falsamente al propietario consiguiendo que la orden judicial de desahucio se prolongue todavía más años en el tiempo.

"Tengo compañeros de la Organización Nacional de Afectados por la Ocupación (ONAO) a los que les han puesto denuncias falsas de acoso. Yo no puedo acercarme a mi casa. Es como si tuviera una orden de alejamiento de mi vivienda", señala Pilar.

"Quiero que se vayan y venderlo"

Han pasado casi dos años ya desde que el apartamento alicantino de Pilar fuera ocupado a principios de junio de 2019. Ella no ve el momento en el que las okupas sean desalojadas. "Lo que más rabia me da es que se irán sin tener consecuencias penales. Es una vergüenza. Cuando las echen, estas tías se meterán en otra vivienda. Esta gente te destroza la vida y después no reciben condenas. Psicológicamente esta impotencia es devastadora. Yo estoy tratándome, voy al psiquiatra y estoy con pastillas ansiolíticas desde hace dos años".

Lo que más ansía la protagonista de esta cruda historia es que este oscuro episodio termine para vender de inmediato su vivienda. "Lo único que quiero es que esto se acabe. Es lo más amargo que he pasado en mi vida. No le deseo a nadie que pase por este trance. Quiero vender la casa y ya está. Pero, por ahora, estas tías seguirán haciéndome la vida imposible. Esto es una tortura desde que te levantas por la mañana".

Pilar no está sola. La plataforma ONAO, conformada por propietarios afectados por la ocupación, ayuda a las víctimas de los usurpadores y presiona para que la legislación se cambie en España en aras de defender la propiedad privada. "Mientras que no cambien las leyes, los okupas seguirán usurpando viviendas. He preparado una carta para el Defensor del Pueblo. En España no existe el derecho a la propiedad privada y tampoco el derecho a la Igualdad. Los okupas tienen todos los derechos sin deberes y nosotros no tenemos ningún derecho, pero sí todos los deberes. Esto debe terminar. Estos secuestra-casas no pueden salirse siempre con la suya. Nos está haciendo un daño enorme y el Gobierno encima los favorece", concluye amargamente la afectada.

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