La economía sumergida alcanza, en promedio, el 23,1% del PIB español. Esto genera importantes distorsiones en el sistema fiscal, al reducir de forma significativa la base de contribuyentes que operan dentro de los cauces de la legalidad. Sin embargo, en aquellos territorios que presentan sistemas tributarios menos gravosos, el peso de las actividades que se dan "en B" tiende a ser mucho menor.
Así se desprende de un informe elaborado por la Consejería de Hacienda y Función Pública de la Comunidad de Madrid, que toma como referencia el Índice Autonómico de Competitividad Fiscal para demostrar que la economía sumergida es un 20% mayor en las comunidades que aplican impuestos menos competitivos a sus ciudadanos (22,7% del PIB) que en las que mantienen un sistema tributario más atractivo (18,6% del PIB).
Según destaca el informe del departamento de gobierno que encabeza Javier Fernández Lasquetty, "los niveles de economía sumergida presentan una notable correlación negativa, del -0,91, con el PIB per cápita de las comunidades autónomas, pero también con los ingresos fiscales per cápita (-0,89)".
De igual manera, si contrastamos los indicadores de esfuerzo fiscal (expresado en el Índice de Frank, que divide la presión fiscal entre el PIB per cápita) con el peso de la economía sumergida en cada región, nos encontramos con un claro vínculo entre un esfuerzo fiscal más intenso y una mayor prevalencia de las actividades económicas que se dan "en B".
Es más, cuando se comparan los resultados del Índice de Frank con el peso de la economía sumergida, podemos ver que el peso de las actividades informales llega al 27,9% del PIB allí donde la presión fiscal tiene más peso en relación con el PIB per cápita. En cambio, los territorios con menos esfuerzo fiscal presentan una economía sumergida equivalente al 15,7% del PIB, un 44% menos.
Impacto de reducir la economía sumergida
El informe presentado por Lasquetty apunta que "la Comunidad de Madrid tiene una de las ratios mas bajas de economía sumergida de España, concretamente el 16,20% del PIB, lo que se traduce en 38.901 millones de euros de economía sumergida. En cambio, si la región madrileña tuviera una economía sumergida equiparable a la media española (es decir, con un peso del 23,1% del PIB), su economía sumergida se elevaría hasta los 55.470 millones de euros y el PIB de su economía formal se reduciría a 223.561 millones de euros".
Teniendo en cuenta que la presión fiscal autonómica es del 9,5% del PIB, esto significa que la recaudación "bajaría de 22.800 a 21.200 millones de euros, lo que supondría una caída de 1.600 millones en los recursos que llegan a las arcas públicas madrileña. Dicho de otro modo, Madrid esta recaudando 1.600 millones de euros más gracias a que ha conseguido que su economía sumergida sea mucho menor al promedio nacional, reduciendo de esta forma el fraude fiscal y las actividades no declaradas".