Alicia Garza, Patrisse Cullors y Opal Tometi, las fundadoras izquierdistas del movimiento Black Lives Matter (BLM), se están haciendo de oro. Tras la muerte de George Floyd, el 25 de mayo de 2020, las donaciones millonarias a la organización crecieron exponencialmente hasta alcanzar los 90 millones de dólares (alrededor de 74 millones de euros), según ha publicado The Associated Press, después de que las creadoras de BLM compartieran por primera vez, después de ocho años, sus registros financieros.
Lejos de ser castigadas las manifestaciones convocadas por Black Lives Matter, que terminaron en una oleada de violencia, saqueos, destrucción de comercios, monumentos y estatuas, incendios en numerosas ciudades estadounidenses y víctimas mortales, sus artífices son premiadas con jugosas cantidades millonarias. El trío de féminas, que adora públicamente a la exterrorista de los Pantera Negra y asesina, Assata Shakur, ha sacado una gran rentabilidad de su ideología liberticida.
Ya lo había advertido Patrisse Cullors en 2015: "Somos marxistas entrenadas", dijo. Sabían muy bien lo que hacían. Bajo los mantras de la justicia racial y la igualdad han justificado la violencia en las calles. Siguen al dedillo el guión marcado por la agenda comunista y, además, cuentan con la complicidad del mainstream mediático y el Partido Demócrata. Así, el terrorismo callejero impuesto por su brazo armado, la organización Antifa, ha podido campar a sus anchas, haciendo que cada protesta terminara en un infierno. A más cristales rotos, mayor beneficio económico para BLM. "Las vidas humanas perdidas no tienen el mismo valor que los bienes y propiedades dañadas", respondían las cofundadoras a los medios cuando se les preguntaba por los destrozos de los comerciantes y los ataques a los vehículos policiales.
A las anticapitalistas la fortuna les sonríe y no van a repartir el pastel tan fácilmente como pensaban en su red de fundaciones asociadas a Black Lives Matter. Ahora que después de un año se han convertido en una macro organización internacional, y las comunistas, disfrazadas de antirracistas, parece que no quieren compartir su recaudación, al menos tal y como prometieron a sus filiales y ramificaciones por todo Estados Unidos.
Uno de los grupos de la red, #BLM10, rechazó la oferta de financiamiento de la fundación Black Lives Matter el año pasado y se quejó públicamente por la falta de transparencia de los donantes. De hecho, recientemente han acusado a las supremacistas negras de "recibir poco o ningún recurso financiero del movimiento BLM desde su lanzamiento en 2013", según comunicaron sus líderes a The Associated Press.
Para excusarse han admitido que están desbordadas después de tanto éxito y, por eso, tienen que hacer cuentas, según informaron a AP. "Debido a que el movimiento BLM fue más grande que la vida, y es más grande que la vida, la gente hizo suposiciones muy grandes sobre cómo eran nuestras finanzas reales", se justificó Cullors. "A menudo buscábamos dinero, y este año fue el primer año en el que contamos con los recursos que merecíamos", informó al medio americano.
El grupo #BLM10, que está exponiendo las vergüenzas del movimiento creado por las justicieras sociales, ha reconocido que las cantidades de dinero ofrecidas "están lejos de ser equitativas, en comparación con la recaudación obtenida por Black Lives Matter este año". Y es que la solidaridad con sus "hermanos negros", cuando se trata de dividir las ganancias, se ha esfumado.
El triunvirato también se ha negado a dar los nombres de los donantes a The Associated Press. Algo que escama también a otros subgrupos adheridos a la red de Black Lives Matter. Ese oscurantismo que rodea al aparato financiero, y está siendo criticado públicamente por las asociaciones que han colaborado con las cofundadoras, ha obligado a sus líderes a reconocer que no han sido claras sobre las finanzas y la gobernanza del movimiento a lo largo de los años. Mientras tanto, echan la culpa al administrador de sus finanzas y explican que los gastos tienen que ser aprobados por un fondo de "acción colectiva" y que todo lleva su tiempo. Pero los miembros de #BLM10 siguen con la mosca detrás de la oreja. ¿Qué pasó con las donaciones millonarias de Beyonce, Jay-Z o Prince, antes de su muerte en 2016? La realidad no les cuadra los integrantes del grupo que se ha rebelado contra las BLM.
Sea como fuere, Black Lives Matter ha manifestado que ya está construyendo una enorme infraestructura para pasar de las calles a la gestión política. Sí, como Podemos en España. En estos momentos, la fundación informó a AP News que repartirá 21,7 millones de dólares en subvenciones a filiales oficiales y no oficiales. En 2020, terminaron con un saldo positivo de 60 millones de dólares, La BLMGNF ahora está construyendo infraestructura para ponerse al día con la velocidad de su financiamiento y planea usar su dotación para entrar en el plano de la gestión política más allá de las protestas en las calles, apuntaron. En este sentido, los gastos de la fundación en personal, administración y propaganda en 2020 fueron de 8,4 millones de dólares. Lo que quiere decir que sus ingresos superaron casi 10 veces sus gastos. Un gran negocio.
Si bien, cabe destacar que en la web apenas se menciona un plan estratégico específico sobre a quiénes irán dirigidas las donaciones millonarias, eso sí, en caso de que las repartan. Lo único que detallan, en líneas generales, es que es el dinero estará destinado "a luchar contra el racismo" y a financiar comunidades negras, pero no explicitan nada más.
Por último, y aunque las marxistas no deseen exponer a los millonarios financiadores, sí se conocen algunos de los colaboradores. Compañías como Microsoft e Intel han donado a Black Lives Matter Global Network y Color of Change, durante el 2020. Igualmente, la Fundación Ford, Amazon y Arbnb también han ofrecido millones de dólares. Además, han obtenido ingresos procedentes de ActBlu, una fundación de los demócratas que, según el New York Times, ingresó 40 millones de dólares a la organización de las activistas anticapitalistas de BLM.
Otro de los financiadores, según publicó la Fundación Heritage y se hizo eco Libertad Digital, sería una asociación china americana conectada con el Partico Comunista Chino (PCCh), en concreto, la Asociación Progresista China (CPA). Esta organización fue impulsora de la República Popular China y se fundó en San Francisco en 1972.