Las entidades financieras en España continúan su proceso de transformación. Después del gran ajuste ejecutado por el Santander, parece que le toca el turno a BBVA, con permiso de Bankia y CaixaBank, cuyo ajuste será una consecuencia lógica e inevitable de la fusión. Tanto es así que el conjunto de las entidades financieras ha planteado el cierre de más de 4.000 sucursales y despedir a más de 20.000 trabajadores.
Según publica este miércoles el diario Expansión, BBVA está preparando una Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afectará previsiblemente al 10% de su plantilla, lo que supone unos 3.000 empleados. Según la información, el coste de este ERE será cubierto con los fondos obtenidos de la venta del negocio en EEUU. La venta de esta filial dotó al banco de 8.000 millones de exceso de capital.
Según algunas fuentes, el objetivo del ajuste no es otro que adaptar la dimensión de la estructura laboral de la entidad a la realidad del mercado y la posibilidad de enfocar buena parte del negocio a la digitalización de la operativa con clientes.
Este ERE completa las medidas de ajuste ya iniciadas con su plan para cerrar 116 oficinas, que suponen un 5% de su red y que el grupo llevó a cabo la semana pasada.
BBVA ya había reducido su número de asalariados en 2020 a través de un proceso de prejubilaciones y que fue causante de la mitad de la reducción de empleo en el conjunto del sistema nacional. El número de personal en España se redujo en casi 1.000 trabajadores.
Los sindicatos ya se han pronunciado y señalan que confían que esta reestructuración de personal no llegue mediante un ERE, sino que se produzca a través de prejubilaciones y bajas incentivadas voluntarias.