El mercado de trabajo sigue deteriorándose con el paso de los meses. El gobierno ha intentado "maquillar" los datos de paro de 2020 contratando a 125.800 empleados públicos más, colocando fuera de las listas de paro a casi un millón de personas que podrían trabajar pero no buscan empleo y contabilizando como ocupados a los afectados por ERTE, pero su "contabilidad creativa" no ha podido ocultar que el número de horas trabajadas se ha desplomado más de un 13% durante el último año.
Así las cosas, no está de más repasar los datos que acaba de divulgar Eurostat en referencia al salario mínimo interprofesional. Dicha rúbrica ha subido con fuerza desde que PSOE y Podemos han llegado al gobierno, generando una barrera cada vez más difícil de flanquear para trabajadores de menor experiencia o cualificación.
Prorrateado en doce pagas, el SMI alcanzaba en 2016 los 764,4 euros, mientras que en la actualidad se ha disparado hasta los 1.108,33 euros. Solo superan estos nivel seis países de la Unión Europea: Luxemburgo, Irlanda, Países Bajos, Bélgica, Alemania y Francia.
Eso sí: el paro observado en dichos países en diciembre de 2020 fue del 6,5%, el 7,2%, el 4%, el 5,8%, el 4,6% y el 8,9%, mientras que en España se alcanzó una tasa oficial de desempleo del 16,2%. Por lo tanto, los seis países que tienen un SMI más alto que España registran un paro medio del 6,2%, más de diez puntos por debajo del paro oficial en nuestro país.
Si comparamos el SMI vigente en 2016 con el de 2020, podemos ver que el coste laboral básico ha crecido tres veces más en España que en la UE-27. Mientras que en España hemos elevado el salario mínimo un 45%, el promedio observado entre nuestros socios comunitarios apunta a un aumento del 18%.
Y, si nos fijamos en el diferencial existente entre nuestro salario mínimo y el resto de países europeos que fijan el coste laboral básico de forma centralizada, encontramos que hemos pasado de estar un 16% por encima de la media comunitaria en 2016 a registrar un diferencial del 43% el pasado 2020.