El pasado otoño, mientras la gran mayoría de medios de comunicación se lanzaba en tromba contra la estrategia de adaptación al covid-19 desplegada por la Comunidad de Madrid, Libre Mercado advirtió que el planteamiento del gobierno de Isabel Díaz Ayuso arrojaría buenos resultados. El tiempos nos dio la razón y puso de manifiesto que, sin necesidad de cerrojazos y confinamientos generalizados, Madrid logró resultados claramente mejores que el resto de España.
Sin embargo, la tercera ola de contagios ha vuelto a avivar la campaña contra el gobierno de Díaz Ayuso, de nuevo centrada en criticar su estrategia de adaptación al coronavirus. Hasta el Hospital Isabel Zendal, un indudable logro que ha evitado el colapso del sistema sanitario al estirar notablemente su capacidad, ha recibido un aluvión de críticas por parte de los críticos del "modelo madrileño".
El caso es que, como ya sucedió en la segunda ola, los datos vuelven a darle la razón a Ayuso. De hecho, tal y como avanzó Libre Mercado hace semanas, a finales de enero ya resulta evidente que los indicadores sanitarios están empezando a describir una tendencia bajista. Lo vemos en los siguientes gráficos, elaborados con datos oficiales de la Consejería de Sanidad.
En primer lugar, la cifra de positivos diarios toca techo el 19 de enero y, desde entonces, empieza a moverse en niveles más bajos. Pero, para filtrar mejor la variabilidad del dato diario, conviene analizar los positivos en media móvil a siete días. Haciendo dicho análisis, mucho más útil para observar al tendencia, podemos comprobar que la estabilización se alcanzó el 20 de enero, dando pie a una pendiente descendiente desde el 26 de enero.
Fijándonos en los pacientes hospitalizados, podemos ver que el mayor número de camas ocupadas por covid-19 se da el 25 de enero. En los ingresos UCI se sigue observando un cierto aumento, pero se espera una corrección en dos o tres semanas, conforme a los tiempos habituales en la enfermedad.
La evolución diaria en la cifra de hospitalizados acredita un cambio a mejor tras varios "picos" alcanzados entre el 17 y el 25 de enero. De hecho, desde el 26 de enero se están dando cifras negativas, que significan que el número total de ingresados se está reduciendo, al haber más altas que nuevos hospitalizados.
Esa mejora queda patente en los dos siguientes gráficos. El primero muestra cómo han subido las altas de pacientes hospitalizados en media móvil a siete días. La tendencia es clara y describe una línea ascendente desde el 10 de enero. El segundo muestra el promedio de nuevos ingresados diarios, también en media móvil a siete días, un ejercicio que muestra una incidencia decreciente desde el 25 de enero.
Incluso en los datos UCI, que han seguido creciendo en números absolutos como antes se comentó, el "pico" de nuevos ingresados se produjo el 25 de enero y, desde entonces, se registran datos 3,5 veces más bajos. De igual modo, este mismo indicador calculado en media móvil a siete días muestra un punto de inflexión que marca un cambio a mejor el 26 de enero.
De modo que los datos son claros y, pese al alarmismo, la estrategia de adaptación vuelve a arrojar resultados, con una evolución a la baja en la incidencia sanitaria que no ha requerido el cerrojazo generalizado de la economía.