Carlos Rodríguez Braun es economista, periodista y profesor. Catedrático retirado de Historia del Pensamiento Económico en la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la Academia Nacional de Ciencias Económicas de Argentina. Es autor de una veintena de libros, el último de los cuales, Hacienda somos todos, cariño, acaba de salir a la venta en Ediciones Deusto. Firmado junto a María Blanco y Luis David Ávila, se trata de una obra demoledora que, no exenta de humor fino, repasa la propaganda de la Agencia Tributaria a lo largo de los años y pone encima de la mesa un necesario alegato contra los excesos fiscales.
Han pasado los años, pero el discurso de Hacienda en 2020 recuerda al de los años 60…
Efectivamente, hay una continuidad muy notable en el discurso de la Agencia Tributaria. ¡Ni rastro de esa "ruptura epistemológica" de la que hablaban algunas sociólogos! (Ríe)
Tras más de cuatro décadas de democracia, parece claro que los impuestos siempre van a más, nunca a menos. Esto es notable y preocupante.
En efecto. La presión fiscal ha crecido mucho en democracia. ¿Cómo es posible que, siendo la democracia un sistema que debe respetar la opinión popular, continuamente se imponen más y más cargas impositivas a los españoles, que por su parte declaran siempre en las encuestas sobre este tema que ya pagan muchos impuestos? Sin duda, es inquietante.
"Hacienda somos todos, cariño". A Montero le hubiese gustado más "Hacienda somos todos, chiqui". El caso es que nos hablan con mucho afecto para llevarse nuestro dinero…
(Ríe) La Agencia Tributaria mezcla siempre dos mensajes. Te habla con cariño, para que participes en la causa común, pero sataniza al que incumple sus normas, presentándolo con un enemigo de la sociedad, como lo peor de lo peor.
Las leyes son las que son e incumplirlas lógicamente conlleva un castigo, pero me sorprende la severidad de algunas de las penas que se han pedido en los procesos judiciales ligados a presuntos fraudes fiscales.
Siempre hay penas o multas, pero en el caso de España llama la atención la extraordinaria la desproporción que existe en el trato a quienes están acusados de no pagar los impuestos debidos. Diría que se les trata como asesinos, ¡pero es que a veces las penas son incluso más duras! Quizá es porque la Agencia Tributaria necesita exhibir públicamente que está persiguiendo a los ricos. Esto no es nuevo. Viene desde que Josep Borrell "persiguió" a Lola Flores y ahora lo vemos con los futbolistas, los Youtubers… Y sospecho que es una forma de disfrazar el hecho de que, en realidad, Hacienda no persigue solo a los ricos, ¡nos persigue a todos! De esa forma, quizá algunas personas creen que, si se meten con Imanol Arias, no se meterán tanto con ellos. Si cala esa forma de pensar, es una forma hábil de desviar la atención.
Cada vez pagamos impuestos de forma más indirecta. La Tasa Google o la Tasa Tobin son un ejemplo de gravámenes que pagará el cliente, pero a través de servicios más caros. Los impuestos verdes y demás fórmulas similares son siempre indirectos, para resultar menos evidentes. ¡Cuánta maña para disimular lo que nos cuesta el Estado!
El sistema tributario tiene mecanismos tremendamente diabólicos. Las retenciones, que impiden que conozcamos el monto bruto percibido; los impuestos indirectos, que ya van incluidos en el precio que ven los clientes… Yo hace muchos años defendí que lo ideal sería que todos cobremos en bruto y luego vayamos a Hacienda a pagar los impuestos debidos. ¡De esa forma sí que nos daríamos cuenta todos de cuánto pagamos realmente! Pero claro, los políticos tendrán muchos defectos, pero tontos no son…
No sé si conocía a "El Rubius", pero le ha hecho una fantástica publicidad al libro.
(Ríe) Creo que lo que ha pasado con este YouTuber que se ha ido a Andorra es muy llamativo. Se le han hecho las demonizaciones de rigor, como siempre, pero lo interesantes que mucha gente ha salido en su defensa y no han dudado en señalar que, quizá, lo mejor es que todos tengamos menos impuestos.
Hablando de propaganda que oculta nuevas masacres tributarias, nada más armonioso que la "armonización fiscal".
La armonización fiscal es una figura retórica. En realidad no se trata de armonizar sino de subir los impuestos. Se pretende impedir la competencia entre sectores públicos, por lo visto la competencia es buena entre empresarios pero no entre políticos, lo cual no deja de ser divertido. La fiscalidad es muy elevada en España y Europa, pero el Estado Autonómico, que tiene defectos, también tiene algunas virtudes, como por ejemplo la de permitir ciertas divergencias en la política tributaria.
Es curioso que la política fiscal de Madrid provoque la ira del gobierno de España y, sin embargo, ello no socava el apoyo popular de Ayuso. De hecho, va a más. Igual va a ser que, pese a toda la propaganda, la gente está con ella porque quiere pagar menos impuestos, no más.
Reconozco que la izquierda me tiene contrariado. Antes defendía que hay recaudar más y gastar más para salir antes y mejor de las crisis. Ahora nos dice que hay que recaudar más y gastar más... ¡siempre!
Siempre quieren recaudar más, en crecimiento y en recesión. Te dicen que el liberalismo requiere de intervención en la fase bajista, ¡como si en la alcista se retirase el intervencionismo! Pero, por volver a este tema, el de la sensibilidad fiscal, yo creo que los políticos saben que ha ido a más. Por eso dicen que pagarán más "los ricos" o "las empresas". El problema es que es evidente que es mentira y por ese camino surge una mayor conciencia entre los contribuyentes.
El otro día declaró Pedro Sánchez que "necesitamos el Estado de Bienestar" y "tenemos que pagarlo todos, no solamente los ricos", entiendo que ese giro de que "tenemos que pagarlo todos" viene porque saben que el discurso de Podemos es tan obviamente falso que la gente se da cuenta.
En su libro hablan de la resistencia de los contribuyentes, comentando por ejemplo las revueltas contra el Impuesto de Sucesiones. ¿Ve posible un rechazo similar ante el Impuesto sobre el Patrimonio, que precisamente encarna ese señuelo falaz de que "los ricos" pagan el aumento del gasto?
La sociología fiscal creo que está apuntando eso que dices, que cada vez hay más gente en contra de Patrimonio, no solo en contra de Sucesiones. Los políticos suben los impuestos hasta que la rentabilidad política del último euro gastado sea menor que el coste político del último euro recaudado.
Es la Ley de Braun.
Así es. Y, en ese sentido, aunque siga teniendo apoyo, subir Patrimonio es cada vez más complicado políticamente, porque ya ningún país aplica ese tributo y la idea de que estamos ante una auténtica anomalía va calando. Además, cada vez les resulta menos rentable aumentar Patrimonio porque la gente se da cuenta de que, en paralelo, ¡te suben otros diez impuestos más! Pero ojo, que aunque se desprestigie también la idea de que hay que cobrar el Impuesto sobre el Patrimonio, Hacienda nunca duerme y luego vendrá pidiendo impuestos verdes o nuevas tasas contra el tabaco, el plástico...